Los m¨¦todos del entrenador invisible
El nuevo seleccionador, que ni siquiera se enter¨® del d¨ªa de su nombramiento oficial, es un tipo sencillo, religioso, que odia el m¨®vil, no utiliza palabrotas en los entrenamientos y cree que el bal¨®n es lo fundamental
'Hola, ?qu¨¦ pasa?, ?c¨®mo va eso?; hola, ?qu¨¦ tal los ni?os?; hola, hola'. I?aki S¨¢ez Ruiz (Bilbao, 1943) se reencontr¨® el pasado seis de julio con sus colaboradores en la concentraci¨®n de la selecci¨®n sub 19 y les salud¨® uno a uno sin m¨¢s ceremonia que una pregunta cari?osa. Como siempre. Nada hab¨ªa cambiado. Nadie hizo referencia a una peque?a modificaci¨®n en el estatus del veterano preparador vasco. Nadie quiso reparar en el detalle de que I?aki es ahora el m¨¢ximo responsable de la selecci¨®n absoluta. 'Se le ve¨ªa en la cara que estaba muy contento, pero no quiso ni comentarlo para que nadie pensara que se le hab¨ªa subido a la cabeza lo de ser el jefe', aseguran desde la delegaci¨®n espa?ola.
No le importa que coman los jugadores con otra gente o que los medios se paseen a sus anchas
S¨¢ez: 'La nuestra es una nueva f¨®rmula que no se parece ni a la de Camacho ni a la de Clemente'
Y es que a I?aki S¨¢ez no le gusta el ruido. Dicen los que le conocen desde que era un prometedor extremo juvenil en el Athletic, que siempre ha sido discreto y leal. Que nunca ha cambiado el paso. Que conserva los amigos de la infancia y sigue frecuentando los mismos bares de la capital vizca¨ªna para jugar la partidita de mus con su cuadrilla. 'A mi edad ya estoy m¨¢s que curtido, ?usted cree que a estas alturas de la pel¨ªcula voy a cambiar?', resopla hundido en un sof¨¢ con la sonrisa divertida del que recuerda todas las batallas, las perdidas y las ganadas. Sin embargo, desmintiendo esa impresi¨®n de estar de vuelta de todo la cara de S¨¢ez se ilumina cuando habla de su nuevo cargo: 'Ilusi¨®n, lo que tengo, es mucha ilusi¨®n', confiesa cruzando los dedos y pidiendo que su 'interinidad dure al menos hasta la Eurocopa de 2004, en Portugal'. Lo dice despacio, con la cautela de quien se sabe jugando una complicada partida de ajedrez, mientras deja la mirada perdida en las monta?as que separan la aridez castellana de Cantabria.
A I?aki S¨¢ez no le gusta levantar la voz. Incluso en los entrenamientos, aunque no para de dar instrucciones, su voz no se convierte en la protagonista principal atronando de lado a lado del c¨¦sped. S¨¢ez puede acabar af¨®nico tras una sesi¨®n preparatoria pero sus instrucciones casi nunca son airadas. Pocas veces utiliza muletillas soeces para acompa?ar a sus indicaciones. Los habituales tacos de los t¨¦cnicos espa?oles casi nunca forman parte de sus frases. 'Eso est¨¢ bueno', sirve para subrayar un ejercicio bien hecho o 'No, as¨ª no, con el interior, con el interior', es la f¨®rmula cuando los jugadores no cogen la idea que les quiere trasmitir. Las arengas m¨¢s airadas son cosa de Manuel Delgado Meco, el preparador f¨ªsico. S¨¢ez prefiere una actitud m¨¢s pedag¨®gica. Aunque asegura que en un entrenamiento es b¨¢sico 'crear un desaf¨ªo'. Un desaf¨ªo que S¨¢ez provoca de manera sutil apartado a un lado del campo, casi siempre con los brazos separados de su gigantesco t¨®rax, junto a la l¨ªnea de banda.
Los entrenamientos de S¨¢ez, dos al d¨ªa, uno por la ma?ana y otro por la tarde, ambos de casi dos horas de duraci¨®n, est¨¢n basados en el trato con el bal¨®n. La pelota es el cimiento sobre el que se levanta el f¨²tbol del preparador vasco. Centros desde la banda izquierda, centros desde la banda derecha, simulaciones de contraataque de tres contra tres y el cl¨¢sico partidillo son la piedra angular del trabajo. 'Le pegas con la puntera, chaval, as¨ª no, venga intenta otra vez'. A S¨¢ez le gusta corregir los movimientos de los jugadores despacio e insiste mucho tanto en los movimientos t¨¢cticos colectivos como en la t¨¦cnica individual. Incluso la preparaci¨®n f¨ªsica est¨¢ enmascarada por la presencia del bal¨®n: giros con la cadera y volea, circuitos, cabezazos... 'A mi me ense?¨® a recuperar la posici¨®n despu¨¦s de atacar. Te lo explica muy bien con mucha educaci¨®n, muy claro con los movimientos de las manos y sin perder nunca la paciencia', revela uno de los j¨®venes futbolistas.
'I?aki es cojonudo, muy cachondo y muy buen entrenador'. As¨ª describe uno de los j¨®venes jugadores al nuevo seleccionador. 'Con ¨¦l aprendes y adem¨¢s te r¨ªes, es un colega y la verdad es que no ha cambiado nada', insiste, aunque, a?ade: 'Cuando se mosquea se mosquea'. 'Es un tipo muy duro y muy exigente', precisa otro jugador, revelando la cara severa del nuevo seleccionador. Eso tampoco ha cambiado. M¨¢s de una vez S¨¢ez ha tenido que poner firmes a los chicos y entonces 'no se oye ni el vuelo de una mosca en el vestuario'. El mismo jugador matiza: 'Pero es muy buena persona'. Y es que si de algo se jacta I?aki S¨¢ez es de no haberle fallado nunca a un jugador. 'La lealtad es lo m¨¢s importante'.
'El f¨²tbol es de los futbolistas', asegura el entrenador, que no tiene un esquema t¨¢ctico r¨ªgido. Seg¨²n las cualidades de los jugadores, S¨¢ez va reordenando su discurso preparado de antemano, el cl¨¢sico 4-4-2. Un detalle que revela la actitud ofensiva de S¨¢ez es la ubicaci¨®n de Melli, un central del Betis que con Santisteban en la sub 17 ocupaba el eje del medio campo y con el bilba¨ªno ha regresado a la retaguardia.
La complicidad es una de las claves con las que S¨¢ez maneja a los adolescentes. La complicidad y el sentido com¨²n. 'Si hay que ponerse serios I?aki es el primero y si hay que bromear, pues tambi¨¦n', comentan en la delegaci¨®n espa?ola. La duda de si esos m¨¦todos pueden funcionar con futbolistas que ganan m¨¢s de seis millones de euros al a?o le produce perplejidad al t¨¦cnico vasco: 'Al rev¨¦s, mejor, cuando mayor sea el jugador, m¨¢s profesional y m¨¢s preparado'. Lo cierto es que S¨¢ez se encontrar¨¢ en la absoluta con muchos de los chavales que conoce desde que eran adolescentes, pero ¨¦l sabe que no es lo mismo lidiar con un chaval que con un jugador consagrado. 'Hombre, cada categor¨ªa tiene su truco, eso est¨¢ claro', reconoce. S¨¢ez no duda en otorgar a los futbolistas una responsabilidad que la mayor¨ªa de los entrenadores les hurtan y el ambiente de libertad que se vive en sus concentraciones es casi absoluto. Cada uno debe ser capaz de interiorizar las normas. Nadie va a vigilar si las cumplen. Y, sobre todo, nada de reglas absurdas. Una de las f¨®rmulas de oro del nuevo seleccionador es no agobiar a los jugadores y ser lo m¨¢s claro y expl¨ªcito posible. A S¨¢ez no le importa que los jugadores coman en el mismo comedor que los otros hu¨¦spedes del hotel, e incluso que los periodistas campen a sus anchas por el alojamiento de la selecci¨®n.
S¨¢ez conf¨ªa en que su f¨®rmula, 'una nueva f¨®rmula que no se parece en nada ni a la de Camacho ni a la de Clemente', funcione con los mayores como ha funcionado con los peque?os (ha sido campe¨®n de Europa con la selecci¨®n sub 21 y del mundo con la sub 20, un hito que ning¨²n otro t¨¦cnico espa?ol ha conseguido). El t¨¦cnico representa una nueva manera de conducir a la selecci¨®n, que 'oye, igual funciona'. Una especie de triunvirato en el que la cabeza visible ser¨¢ el propio S¨¢ez, pero en el que la presencia de Armando Ufarte y Juan Santisteban ser¨¢ fundamental. Los tres son, adem¨¢s de colaboradores, amigos. 'Armando Ufarte es muy brasileiro, muy carioca, le gusta el jugador muy regateador; Santisteban es muy de la escuela del Madrid, de aquel Madrid de toda la vida, de fuerza, y yo, del f¨²tbol del norte. Es una mezcla muy buena'. Un tr¨ªo que ha resistido en un segundo plano todas las tormentas que en estos a?os ha padecido la selecci¨®n espa?ola. Entre los tres se consultan todo, aunque la ¨²ltima decisi¨®n la tomar¨¢ el preparador vasco. Compa?eros de viaje en estos ¨²ltimos a?os, siempre han formado un equipo, aunque el m¨¢ximo responsable var¨ªe seg¨²n la categor¨ªa.
No es raro ver a S¨¢ez distribuir balones por la l¨ªnea de fondo o colocando los pivotes de pl¨¢stico naranja que delimitan el campo de entrenamiento. 'No se le caen los anillos, es lo que ha hecho toda su vida', explica uno de sus ayudantes. Todo con mucha parsimonia y arrastrando una leve cojera. S¨¢ez no es un hombre apresurado. M¨¢s bien al contrario, siempre da la impresi¨®n de que tiene todo el tiempo del mundo. La calma es uno de sus atributos m¨¢s notables. Tanto, que abomina del tel¨¦fono m¨®vil. 'No me gusta', dice y asegura que el que quiere localizarle siempre puede hacerlo por otros medios.
Sin embargo, esa parsimonia ahora tan caracter¨ªstica de S¨¢ez es la ¨²ltima palabra que servir¨ªa para definir su juego cuando compart¨ªa vestuario con Iribar en el Athletic. Reconvertido a lateral, era un jugador muy vertical. En el c¨¦sped de San Mam¨¦s fue donde escuch¨® por primera vez el apodo que a¨²n le acompa?a: Jaburu. Empezaron a llamarle as¨ª por su parecido a un extremo del Oporto y ahora adorna las fachadas de las tiendas de muebles que posee en Vizcaya. De su etapa de jugador, en la que lleg¨® a ser capit¨¢n del Athletic, aprendi¨® las leyes fundamentales del f¨²tbol. Unas leyes que sigue cumpliendo a rajatabla. 'Yo no voy a tener inconveniente en dar explicaciones a un jugador de por qu¨¦ no juega si me las pide de forma correcta. Yo mismo he pedido explicaciones a mis t¨¦cnicos cuando no me pon¨ªan. Nunca hay que olvidar c¨®mo se siente y c¨®mo piensa el futbolista'.
'Creo que eso es ma?ana, ?no?'. El seleccionador, a la hora de la cena, no sab¨ªa que ese mismo d¨ªa hab¨ªa quedado ratificado de manera oficial su nombramiento como m¨¢ximo responsable de la selecci¨®n. Tampoco le preocupaba mucho. S¨¢ez es un hombre acostumbrado a empe?ar la palabra, a los viejos usos y c¨®digos de un f¨²tbol en peligro de extinci¨®n.
Pero aunque no se enterase de su notificaci¨®n oficial, I?aki S¨¢ez sabe que le ha llegado el ascenso. Como al eterno funcionario un poco gris que espera a la sombra su oportunidad, a Sa¨¦z le ha llegado su momento. 'Es un orgullo que se hayan acordado de m¨ª mis jefes, que sea una promoci¨®n desde dentro. Eso es algo que me hace sentirme muy orgulloso'. Un momento que esperaba desde 1996 cuando sustituy¨® a Andoni Goikoetxea. El propio Goikoetxea, que estuvo a las ¨®rdenes de S¨¢ez como jugador y comparti¨® responsabilidades con ¨¦l como entrenador le define 'como un tipo normal, que es lo m¨¢s raro que puedes encontrar hoy en el f¨²tbol. Es un t¨ªo que no le hace la cama a nadie, aunque a ¨¦l se la hayan hecho m¨¢s de una vez. Es un entrenador dialogante, preparado, exigente y con car¨¢cter y, adem¨¢s, muy buena persona'.
Ahora, antes de ponerse manos a la obra con la tarea de los mayores, ha querido cumplir su ¨²ltimo compromiso con los chavales. No les pod¨ªa dejar tirados. Y as¨ª, de paso, acercarse de nuevo a Cervera de Pisuerga, donde todos le conocen bien. Y no s¨®lo de sus habituales visitas a la iglesia del pueblo o al despacho de loter¨ªa. S¨¢ez baja de vez en cuando de la atalaya del parador hasta uno de los bares de la poblaci¨®n para desafiar a los mejores jugadores locales al mus y tomarse 'unos pinchos'. 'Y siempre ganamos nosotros, eh' subraya, ahora s¨ª, con mucho ¨¦nfasis. '?Vaya paliza que les dimos el otro d¨ªa!', se ufana con regocijo el nuevo entrenador de la selecci¨®n espa?ola rodeado de los hu¨¦spedes del parador de Cervera de Pisuerga. Unos hu¨¦spedes que apenas giran la cabeza para mirarle. Y es que S¨¢ez, a fuerza de discreto, se ha vuelto casi invisible a pesar de ser, desde el pasado jueves, el seleccionador nacional.
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