Arabia Saud¨ª o los peligros de exportar el integrismo
El 'wahabismo' impulsado desde Riad comienza a ser criticado t¨ªmidamente dentro del pa¨ªs tras el 11 de septiembre
A ra¨ªz del 11-S, en la cerrada sociedad de Arabia Saud¨ª se est¨¢ produciendo un t¨ªmido debate sobre la intolerancia hacia los no musulmanes y sobre ciertas actitudes con respecto a Occidente que, seg¨²n algunos, puede provocar una violencia inaceptable. Este debate parece representar un importante cambio en una sociedad cuya rama wahab¨ª del islam, la m¨¢s integrista, tiende a considerar tab¨² este enfoque.
Si uno menciona en Arabia Saud¨ª ante una sala llena de gente que 15 de los 19 secuestradores a¨¦reos implicados en el ataque contra EE UU eran saud¨ªes, la asistencia se apresurar¨¢ a rebatir dicha afirmaci¨®n. No hay pruebas concretas, le dir¨¢n, y a?adir¨¢n que si Osama Bin Laden, natural del pa¨ªs, est¨¢ implicado, se debe a que sus fan¨¢ticos seguidores egipcios lo llevaron por el mal camino. No obstante, ya comienzan a surgir grietas en este rechazo generalizado. Un peque?o grupo de intelectuales, acad¨¦micos, periodistas y sabios religiosos empieza a sugerir discretamente que es necesario un cambio.
'Debemos replantearnos muchas cosas que consider¨¢bamos normales', afirma Jaled M. Batarfi, director de Al Madina, diario que llega hasta los l¨ªmites de lo publicable. 'Tenemos que analizar las ideas que derivaron en estas malas acciones y ver si son equivocadas o si la gente las ha sacado de contexto'. 'Antes del 11-S, la frase 'debemos odiar a los dem¨¢s' no era m¨¢s que una opini¨®n', afirma. 'Tras el 11-S, nos hemos dado cuenta de que algunas de estas ideas acarrearon actos que nos da?aron, que pusieron a todos los musulmanes en entredicho'.
Estas posturas siguen siendo pol¨¦micas. Esta primavera, un grupo de acad¨¦micos y de especialistas religiosos saud¨ªes, tras redactar un manifiesto en el que suger¨ªan que los musulmanes pueden encontrar puntos en com¨²n con Occidente, fue objeto de cr¨ªticas fulminantes por parte de los que aceptan la noci¨®n wahab¨ª de que el islam prospera con la hostilidad hacia los infieles. En una p¨¢gina web, el jeque Hamad Rais al Rais, un anciano erudito, afirmaba que los autores del manifiesto mostraban demasiada compasi¨®n por las v¨ªctimas del 11-S y que degradaban al islam al negarse a mencionar que la yihad, o guerra santa, sigue siendo un dogma fundamental. 'Lloran por lo que les ha ocurrido a los estadounidenses', escrib¨ªa, 'pero olvidan la opresi¨®n, la injusticia y la agresi¨®n que infligen a todo el islam'.
Varios factores han avivado este debate. Desde el 11-S, la monarqu¨ªa ha moderado las medidas para controlar la libertad de expresi¨®n. En junio, el Gobierno anunci¨® la detenci¨®n de una c¨¦lula de Al Qaeda despu¨¦s de que la casa real negase durante meses que en el pa¨ªs existieran partidarios de esta organizaci¨®n.
Pero el debate abierto sobre los efectos del wahabismo debe enfrentarse a obst¨¢culos desalentadores, ya que el clero y dem¨¢s partidarios de la l¨ªnea dura tienen una influencia notable. Las austeras ense?anzas de Mohammed Bin Abd al Wahhab, que rechazaba el culto a santos o ¨ªdolos, han prevalecido en Arabia Saud¨ª durante m¨¢s de dos siglos. La dinast¨ªa Al Saud en el poder debe su control sobre las antiguas tribus rebeldes de la pen¨ªnsula al hecho de que sus ancestros defendieron sus ense?anzas.
El pr¨ªncipe Sattam Bin Abel Aziz, que a sus 61 a?os es uno de los hermanos peque?os del rey Fahd y es vicegobernador de Riad, celebra audiencias en un despacho inmenso, del tama?o de medio estadio de f¨²tbol. Cuando se le pregunta por fatwas que predican el odio hacia los infieles, el elegante pr¨ªncipe responde: 'No se puede decir que esas personas representen al islam', y menciona que ¨¦l estudi¨® en una universidad cat¨®lica en San Diego. 'Yo no digo que en Arabia Saud¨ª no existan extremistas, pero no hay tantos como cree la gente o como la prensa le muestra a la gente', afirma encauzando la conversaci¨®n hacia el 11-S. 'Dicen que 15 de los autores del atentado eran de Arabia Saud¨ª. Pero esa gente estaba en Afganist¨¢n, no tomaron estas ideas dentro de Arabia Saud¨ª'.
?sta es, sin duda, la opini¨®n que prevalece aqu¨ª, a pesar de que fuera de Arabia Saud¨ª est¨¦ extendida la impresi¨®n de que Osama Bin Laden intenta justificar las violentas ideas antioccidentales de Al Qaeda utilizando en parte el wahabismo.
Sin embargo, algunos empresarios, intelectuales y personajes religiosos saud¨ªes consideran que el sistema clerical fomenta la intolerancia. Un hombre de negocios de Jedda dice del clero saud¨ª: 'Si est¨¢s en su contra, est¨¢s en contra del islam. Si les criticas, criticas al islam'. De ah¨ª que nadie se atreva a hablar directamente en contra de las ense?anzas de Bin Abd al Wahhab. 'Es un personaje clave en Arabia Saud¨ª, como George Washington', afirma Mushairy al Zaidy, que escribe sobre temas religiosos para Al Madina.
La familia real ha empezado a fomentar un debate limitado. As¨ª, todos aquellos hombres que durante los noventa fueron encarcelados tras atacar al Gobierno por la corrupci¨®n o por haber aceptado la entrada de tropas de EE UU, han recibido permiso para expresarse.
Mohsen al Awaji pas¨® cuatro a?os en la c¨¢rcel y perdi¨® su trabajo. Liberado en 1998, s¨®lo se le devolvi¨® el pasaporte pasado el 11-S, lo que le permiti¨® aparecer en emisiones por sat¨¦lite de Al Yasira. Propuso por primera vez que se debatiera sobre c¨®mo enfocan las cosas otras escuelas del islam, una propuesta radical en Arabia Saud¨ª. 'El wahabismo lo ve todo como blanco o negro, no hay nada entre ambos, no hay una zona gris', afirm¨®.
Awaji se encontraba entre los 160 sabios e intelectuales que firmaron un manifiesto solicitando m¨¢s di¨¢logo con Occidente. Pero las protestas que recibieron fueron tales, que unos pocos se retiraron y otros publicaron una aclaraci¨®n en la que suger¨ªan que no ignoraban conceptos fundamentales como la yihad. Parece ser que la ferocidad de la protesta del ala m¨¢s inflexible del clero se debi¨® a que empezaba a sentirse atacada en ¨¢mbitos en los que siempre ha predominado, como la educaci¨®n.
Se ha autorizado la creaci¨®n de las dos primeras universidades privadas y, a principios del a?o que viene, se empezar¨¢ a estudiar ingl¨¦s en el ¨²ltimo curso de instituto. Pero la reforma m¨¢s controvertida se adopt¨® tras el incendio en el colegio de chicas de La Meca. La prensa relat¨® c¨®mo 15 chicas murieron despu¨¦s de que las brigadas religiosas vetaran el paso a los hombres que intentaban salvarlas y de que impidieran salir a las ni?as porque no llevaban la cabeza cubierta.
El Gobierno neg¨® esta informaci¨®n, pero transfiri¨® la responsabilidad de la educaci¨®n femenina de un organismo especial supervisado por el clero al Ministerio de Educaci¨®n, calific¨¢ndolo como mero traspaso administrativo. Sin embargo, los peri¨®dicos informaron de la reforma con titulares a ocho columnas 'como si el mismo Jerusal¨¦n hubiera sido liberado', comentaba un director.
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? The New York Times / EL PA?S
'Odio hacia el infiel'
Los saud¨ªes aborrecen el t¨¦rmino wahabismo, ya que consideran que los a¨ªsla y contradice la noci¨®n de que el islam es una fe monol¨ªtica. Pero la xenofobia inspirada en el wahabismo domina el debate religioso de una forma que no se ve en ning¨²n otro pa¨ªs isl¨¢mico.
En las librer¨ªas de las ciudades santas de La Meca y Medina se vende un libro recuerdo de 1.265 p¨¢ginas que recoge una especie de 'grandes ¨¦xitos' de las fatwas
sobre la vida moderna. Est¨¢ lleno de normas sobre c¨®mo rehuir a los no musulmanes, no sonre¨ªrles, no desearles que pasen unas felices vacaciones o no dirigirse a ellos como 'amigo'. Una fatwa del jeque Mohammed Bin Othaimeen aborda la cuesti¨®n de si el buen musulm¨¢n puede vivir en tierra infiel. El fiel que se vea obligado a vivir en el extranjero deber¨¢ 'albergar enemistad y odio hacia los infieles y abstenerse de considerarles como amigos', se puede leer en ¨¦l.
Los saud¨ªes niegan que este tipo de ense?anzas engendre terroristas. 'Bueno, por supuesto que te odio por ser cristiano, pero eso no quiere decir que te quiera matar', explica un profesor de Derecho isl¨¢mico a un periodista de visita en Riad.
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