La consagraci¨®n de Zapatero
Los socialistas salieron del hemiciclo euf¨®ricos y abraz¨¢ndose entre ellos tras las r¨¦plicas de Rodr¨ªguez Zapatero a Aznar
Desde el principio del debate, el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, asumi¨® el papel de Goliat respecto al l¨ªder socialista. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero pronunciaba su discurso de contestaci¨®n a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar desde la tribuna, y ¨¦ste, a tres metros de Zapatero, ni lo miraba. Zapatero mencion¨® m¨¢s de 30 veces las palabras 'se?or Aznar', pero el presidente segu¨ªa ojeando sus apuntes. S¨®lo muy de vez en cuando levantaba por un segundo la mirada, acompa?ada de un sonrisa, en direcci¨®n a Zapatero y volv¨ªa a sus papeles de inmediato, a veces serio, a veces ri¨¦ndose a¨²n, pero sin mirar a Zapatero. El l¨ªder socialista parec¨ªa no inmutarse. No s¨®lo segu¨ªa apelando al 'se?or Aznar', sino que se dirigi¨® a Rato -'?d¨ªgalo de una vez!'- para preguntarle d¨®nde est¨¢ el dinero negro de Gescartera.
Y lleg¨® el turno de r¨¦plicas. Socialistas y populares estaban convencidos de que era en ese turno, el mismo donde Zapatero flaque¨® el a?o pasado, cuando se iba a dirimir la victoria del debate. Aznar continu¨® con su actitud de superioridad. En su contestaci¨®n al discurso de Zapatero, apenas se dign¨® mirarlo. Ni siquiera lo nombr¨® por su nombre. Tan s¨®lo una vez, al final, llam¨¢ndole 'se?or Rodr¨ªguez Zapatero'. El resto de las ocasiones se dirig¨ªa a ¨¦l con el tratamiento de 'su se?or¨ªa'. En los esca?os del Partido Popular, dos de los ministros destituidos, el de Trabajo y el de Administraciones P¨²blicas, Juan Carlos Aparicio y Jes¨²s Posada, perdieron m¨¢s de veinte ocasiones de aplaudir a su jefe de filas cuando los populares aplaud¨ªan. La ex ministra de Sanidad Celia Villalobos a¨²n aplaud¨ªa menos.
Los socialistas, a medida que Zapatero avanzaba en sus r¨¦plicas, se mostraban cada vez m¨¢s euf¨®ricos. Zapatero dedic¨® uno de los momentos m¨¢s extensos de su discurso a analizar el problema de la vivienda. Y Aznar, en su contestaci¨®n, no le dedic¨® ninguno. En la segunda r¨¦plica, Zapatero sigui¨® removiendo el tema. Y Aznar tuvo que entrar al trapo.
?Tenemos la centralita de Ferraz bloqueada!, comentaba el secretario de Organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Blanco. Los socialistas se daban abrazos en los pasillos como si acabasen de ganar un refer¨¦ndum. '?Qu¨¦ a gusto nos vamos a ir ahora de vacaciones!', le dec¨ªa Carmen Alborch a otros compa?eros de esca?o. Termin¨® el turno de r¨¦plicas y ocurri¨® lo que nunca ha ocurrido en la etapa Zapatero. Y es que varios socialistas, en pleno Congreso de los Diputados, coreaban, como en las manifestaciones: 'Se va a acabaaaar, se va a acabaaaar, el Gobierno populaaaar'. Todos los socialistas se mostraban radiantes: Jes¨²s Caldera, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, Jordi Sevilla... Si en el congreso en que Zapatero se alz¨® con la secretar¨ªa general de su partido con el apoyo interesado de los guerristas, y si en el anterior debate sobre el estado de la naci¨®n Zapatero no sali¨® como claro vencedor, ayer todos los socialistas, hasta los m¨¢s cr¨ªticos, expresaban su respeto hacia ¨¦l.
Cuando un periodista le pregunt¨® a Jos¨¦ Blanco '?no cree usted, que al margen de la intervenci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero, Aznar ha estado especialmente bajo de forma en sus r¨¦plicas?', Blanco respondi¨®: 'S¨ª, pero es que le pasa lo que a muchos prepotentes, que se crece con los d¨¦biles y se acobardan cuando les plantan cara'. 'Lo que habr¨¢ que preguntarse', comentaba con malicia un diputado del PP, 'es por qu¨¦ Aznar no ha sido m¨¢s contundente con Rodr¨ªguez Zapatero cuando tan f¨¢cil se lo hab¨ªa puesto con un discurso inconexo y deslabazado'. Daba a entender que al Partido Popular le interesa que Rodr¨ªguez Zapatero siga siendo el l¨ªder de los socialistas.
Pero esa tesis era acogida entre risas por los socialistas.
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