Venganza vespertina
Que se estrene un concurso en la franja de tarde no es noticia. Ocurre cada dos por tres, y con la misma alegr¨ªa con la que llegan se van por la puerta grande o los arrastra el vendaval que, en funci¨®n del anticicl¨®n de las audiencias, recorre los despachos de los programadores. Ignoro qu¨¦ ocurrir¨¢ con El legado, estrenado por Tele 5, y que, de lunes a viernes (19.45), preserva la consolidada tradici¨®n de concursar antes de cenar. ?En qu¨¦ se parece a otros concursos? En todo. Hay concursantes, euros de por medio, m¨¢s preguntas que respuestas acertadas, un plat¨® colorista, luces, efectos sonoros, rebotes, interrogantes colectivos e individuales, limitaciones de tiempo y un presentador entusiasta que intenta que el invento no decaiga. En este caso, el que da la cara es Roberto Kamphoff, showman conocido en Canarias por sus apariciones televisivas y sus espect¨¢culos.
En la primera semana de El legado, concurso con nombre de culebr¨®n mexicano, Kamphoff ha demostrado presencia, tablas, palique y un desparpajo propio de ese cu?ado verborreico que te da la tabarra en la comida de Navidad cont¨¢ndote chistes mientras te castiga la espalda a base de palmaditas. Tiene, eso s¨ª, capacidad para la improvisaci¨®n, aunque la engrasada mec¨¢nica del programa le deja poco margen para lucirse. ?l, sin embargo, lo intenta. Comenta, inquiere y hurga en la insondable personalidad de sus voluntarias v¨ªctimas. A una concursante, por ejemplo, le pregunt¨® cu¨¢l era su sue?o y ella respondi¨® que quedarse una noche sola en El Corte Ingl¨¦s con cuatro tarjetas visa oro. Kamphoff caz¨® la oportunidad al vuelo y, raudo y veloz, a?adi¨®: 'Veo que eres una mujer de amor a primera visa'. ?Lo pillan?
En principio, figura que la novedad de El legado es que, adem¨¢s de las preguntas y de este recurso que consiste en heredar el dinero acumulado por los eliminados (de all¨ª el t¨ªtulo), se incluyen an¨¦cdotas sobre la vida de los participantes. Puede que, en efecto, sea una novedad, pero maldita la falta que nos hace descubrir que uno de los concursantes tiene una vecina que enga?a a su marido. A no ser, claro, que uno sea el marido y, al ver a su vecino en televisi¨®n, decida sacarse brillo a los cuernos o mudarse a otro barrio menos promiscuo. Aunque no tenga demasiada relaci¨®n con el concurso, les confieso que llevo d¨ªas pensando en el pobre t¨ªo que se pone delante del televisor a mirar tranquilamente un programa y, de repente, se entera de que su mujer le enga?a. Eso, m¨¢s que un legado, es una venganza.
[El legado ha cosechado una audiencia media -desde su estreno el pasado lunes 8 de julio hasta el viernes 12- de 719.000 espectadores, con un 12,3% de cuota de pantalla].
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