Planes de lucha contra los asteroides
Europa y EE UU dise?an misiones espaciales para desviar b¨®lidos peligrosos para la Tierra
M¨¢s de un mill¨®n de asteroides o cometas de unos 10 metros pueden pasar cerca de la Tierra; se estima que hay 100.000 de 100 metros, y de un kil¨®metro (cuyo impacto tendr¨ªa un efecto catastr¨®fico) hay al menos 1.000. La Agencia Europea del Espacio ha encargado a una empresa espa?ola el dise?o de una misi¨®n para hacerles frente en caso de peligro.
Cada cierto tiempo, un asteroide o un cometa choca contra la Tierra provocando da?os de distinta intensidad dependiendo de su tama?o. Esto ha pasado en la historia del planeta y seguir¨¢ pasando. Si el b¨®lido es suficientemente grande, provoca una cat¨¢strofe tan generalizada como la que acab¨® con los dinosaurios hace 65 millones de a?os; si no mide m¨¢s de unos 150 metros, los da?os probables ser¨ªan la destrucci¨®n de una regi¨®n entera por el impacto o la formaci¨®n de un asolador tsunami si el b¨®lido cae al mar. ?Resignaci¨®n? Hasta ahora no hab¨ªa otra opci¨®n, pero ya hay conocimientos y capacidad tecnol¨®gica para emprender una estrategia de defensa activa contra estos pedruscos celestes. La mejor idea es practicar una especie de billar c¨®smico, desviando la trayectoria de un asteroide que se dirigiese peligrosamente hacia nuestro planeta mediante el impacto de una nave espacial usada como proyectil.
Una empresa espa?ola, Deimos Space, ha recibido el encargo de la Agencia Europea del Espacio (ESA), tras una minuciosa selecci¨®n de proyectos, para liderar el dise?o de una misi¨®n experimental de este tipo. El proyecto, en el que participan cient¨ªficos y empresas de varios pa¨ªses, con la Astrium alemana como responsable de ingenier¨ªa de sistemas, ha sido bautizada Don Quijote por uno de los cient¨ªficos implicados, el italiano Andrea Milani.
'El pasado 17 de junio pas¨® un asteroide a 120.000 kil¨®metros de la Tierra (un tercio de la distancia a la Luna) a una velocidad de 38.000 kil¨®metros por hora. Ten¨ªa un tama?o de entre 50 y 120 metros y si hubiera chocado con nosotros sus efectos habr¨ªan sido serios', afirma Miguel Bell¨® Mora, director de Deimos Space y uno de los responsables del proyecto Don Quijote.
'Realmente preocupante'
'Hay que tener en cuenta que cada d¨ªa entran en la atm¨®sfera terrestre cientos de toneladas de polvo del espacio, que se quema y no tiene importancia', contin¨²a. 'Cada a?o entran objetos -media docena- de aproximadamente un metro, y su efecto en la atm¨®sfera es como una explosi¨®n de algunos megatones; los detectan los militares de EE UU y tienen problemas para discernir si se trata de un objeto celeste o de un misil enemigo. Cada siglo, como media, entra un asteroide o un cometa de unos 10 metros y esto es ya serio; y cada varios cientos de millones de a?os choca contra la Tierra uno de varios kil¨®metros'. Esta estad¨ªstica indica que cada 100 a?os 'puede pasar algo realmente preocupante', dice Bell¨® Mora.
La misi¨®n Don Quijote est¨¢ concebida como una estrategia defensiva contra los llamados NEO (siglas inglesas de Objetos Cercanos a la Tierra) potencialmente peligrosos, que son los que pasan a una distancia de hasta 7,5 millones de kil¨®metros (20 veces la distancia de la Tierra a la Luna).
Cuando la ciencia y la tecnolog¨ªa convierten en realidad lo que poco antes era ficci¨®n cient¨ªfica, se ponen en marcha programas realistas, aunque parezcan muy osados. Pero antes hay que acumular mucha informaci¨®n y ya funcionan redes mundiales de observaci¨®n de los NEO y bases de datos. La ESA, impulsando esfuerzos que ven¨ªan haci¨¦ndose en el entorno cient¨ªfico, apoya la Spaceguard Foundation (con sede cerca de Roma) que coordina las observaciones de asteroides de 80 centros en todo el mundo, mientras que en EE UU, la NASA y el Minor Planet Center trabajan en la b¨²squeda y vigilancia de estos cuerpos. De momento la ESA ha seleccionado seis misiones para estudiar y caracterizar los NEO, incluida la Don Quijote que es, adem¨¢s, un ensayo de tecnolog¨ªas.
El objetivo de ¨¦sta es golpear a un asteroide con una sonda-proyectil y modificar su trayectoria. Pero adem¨¢s, como se trata de explorar las posibilidades de preparar operaciones de este tipo para actuar en caso de peligro, es muy importante tener un observatorio in situ que vea el b¨®lido antes del impacto, durante y despu¨¦s.
La misi¨®n, con un horizonte de diez a?os para su puesta en pr¨¢ctica, seg¨²n la ESA, consta de dos m¨®dulos que se lanzan desde la Tierra a la vez, pero que toman rumbos diferentes en el espacio de forma que uno, el observatorio llamado Sancho, se pone en ¨®rbita del asteroide-blanco para tomar todos los datos posibles, y el otro, el proyectil Hidalgo, se dirige al b¨®lido celeste para chocar de lleno con ¨¦l, mientras el primero presencia el golpetazo y sus efectos.
La NASA est¨¢ desarrollando otra misi¨®n de impacto contra un b¨®lido, la Deep Impact, que enviar¨¢ una carga de 350 kilos contra el cometa Tempel 1. El proyectil abrir¨¢ un cr¨¢ter en el cometa y muchas toneladas de material del mismo saldr¨¢n despedidas al espacio bajo la mirada del m¨®dulo observador. Deep Space podr¨ªa ponerse en marcha dentro de tres a?os.
La apuesta europea es m¨¢s atrevida. Mientras que el m¨®dulo de observaci¨®n de la misi¨®n de la NASA pasar¨¢ junto al cometa cuando choque el proyectil, el plan elegido por la ESA supone que Sancho llega con antelaci¨®n y permanece all¨ª para no perderse detalle.
Cr¨¢ter y an¨¢lisis
'Sancho permitir¨¢ estudiar la estructura interna del asteroide, su masa, tama?o y composici¨®n. Adem¨¢s, al llegar, lanza unos peque?os equipos de sismometr¨ªa que se clavar¨¢n a la superficie del b¨®lido celeste y proporcionar¨¢n datos muy interesantes', explica Bell¨® Mora. Despu¨¦s del impacto el observatorio ver¨¢ c¨®mo ha variado la ¨®rbita del asteroide y qu¨¦ cr¨¢ter se ha formado y analizar¨¢ el material que se eleva.
Todav¨ªa no se ha determinado qu¨¦ NEO ser¨¢ el objetivo. 'Tenemos una larga lista de candidatos. El elegido no puede ser muy grande porque no podemos mandar un proyectil muy grande si queremos que la misi¨®n sea barata (un coste no superior a 150 millones de euros), ni muy peque?o porque ser¨ªa m¨¢s dificil acertarle', comenta Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez, jefe del proyecto en Deimos. Hidalgo ser¨ªa un bloque macizo de 400 kilos de un material como el cobre que evite la contaminaci¨®n que podr¨ªa confundir los an¨¢lisis de composici¨®n de materiales posteriores al choque. En estas condiciones el desplazamiento del b¨®lido, de unos 500 metros, ser¨ªa de unas 30 micras por segundo, mientras que en un caso de defensa efectiva contra un asteroide habr¨ªa que moverlo un mil¨ªmetro por segundo.
El dise?o de las trayectorias es muy dif¨ªcil. No en vano los ingenieros de Deimos Space tienen una larga experiencia de trabajo para la ESA en dise?o de ¨®rbitas y navegaci¨®n de artefactos espaciales. Un episodio clave de la misi¨®n, y uno de los retos m¨¢s complejos, es hacer que dos cargas espaciales salgan en el mismo cohete y lleguen a tener rumbos muy distintos, explica Bell¨® Mora. El problema es que mientras el observatorio (con c¨¢mara, espectr¨®metro, alt¨ªmetro y colector y analizador de polvo, adem¨¢s de sistemas de propulsi¨®n, navegaci¨®n y comunicaciones) tiene que acercarse despacio al asteroide para ponerse en ¨®rbita, el proyectil tiene que llegar lanzado (a unos 10 kil¨®metros por segundo) y en una trayectoria perpendicular a la del objetivo.
Deimos planea una maniobra gravitatoria haciendo pasar a Sancho y a Hidalgo cerca de la Tierra, de manera que una peque?a diferencia inicial en el rumbo de ambas se amplifique; as¨ª, el observatorio se dirige hacia su encuentro pausado con el asteroide mientras que Hidalgo va hacia Venus para hacer all¨ª otra maniobra gravitatoria que lo lance contra el blanco.
Ideas atrevidas y estrategias realistas
Un par de ideas muy atrevidas, una con una nave spray y otra con una nave abanico, rondan por la cabeza de algunos expertos espaciales que cavilan sobre c¨®mo enfrentarse a un asteroide peligroso para la Tierra. En ambos casos se trata de aprovechar la presi¨®n de la radiaci¨®n solar. La nave spray pintar¨ªa completamente la superficie del b¨®lido amenazante de forma que al cambiar el color cambiase el reflejo de la luz y, por tanto, el ligero empuje que la radiaci¨®n solar imprime sobre los cuerpos. Se lograr¨ªa as¨ª modificar poco a poco la trayectoria del asteroide. La nave abanico se basa en las velas solares, que se hinchan con la presi¨®n del viento solar y sirven para desplazar una nave por el espacio como si de un velero por el mar se tratase. La nave abanico se fijar¨ªa al asteroide y abrir¨ªa una gigantesca vela solar, como un abanico, para impulsarlo. Las dos ideas, estudiadas por el cient¨ªfico ruso Viacheslav Ivashkin, suponen retos t¨¦cnicos colosales, pero adem¨¢s, dicen los expertos, su eficacia es dudosa ya que el impulso que podr¨ªan dar a un asteroide tanto el abanico como el cambio de color ser¨ªa tan peque?o que tardar¨ªan 10 o 20 a?os en influir significativamente en su trayectoria. De momento, los expertos han barajado dos opciones m¨¢s realistas. La primera es la de cambiar la trayectoria del asteroide peligroso mediante un impacto, la elegida por los europeos y los estadounidenses, aunque con misiones distintas. La otra opci¨®n ser¨ªa provocar una explosi¨®n en el b¨®lido, pero no es aconsejable porque seguramente se romper¨ªa en pedazos que, a su vez, ser¨ªan potencialmente peligrosos aunque m¨¢s peque?os.
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