Un crimen en isla Perejil

Llama Rafael S¨¢nchez Ferlosio desde Coria a prop¨®sito de la crisis de la isla Perejil. Se?ala que sirvi¨® a su patria con honor y no mala conducta como soldado raso en el hoy extinto Regimiento de Regulares de Tetu¨¢n n¨²mero 1 y que en un momento dado el mando le destin¨® como escribiente a la subdirecci¨®n de las Fuerzas Jalifianas. Explica que, a diferencia de los Regulares, en cuyas filas coincid¨ªan soldados espa?oles y moros, en las Fuerzas Jalifianas las Mehallas estaban integradas exclusivamente por moros bajo un teniente espa?ol habilitado como capit¨¢n.

Cuenta que una escuadra de esas fuerzas, compuesta de un cabo y tres soldados, era la que entonces estaba destacada en Perejil. Llegaba a bordo de una chalupa y permanec¨ªa all¨ª hasta su relevo recibiendo el avituallamiento imprescindible. Los d¨ªas se les deb¨ªan hacer interminables y en una ocasi¨®n los tres de m¨¢s edad pretendieron abusar del m¨¢s joven, que se les resisti¨®. Fue enviado despu¨¦s a montar guardia en una garita, pero de noche, cuando sus frustrados agresores dorm¨ªan, regres¨® al barrac¨®n y descarg¨® su m¨¢user con resultado de un muerto y dos heridos.

Piensa que supo de los hechos cuando su capit¨¢n le dijo que hab¨ªa sido encargado de la defensa del homicida, al que se iba a pedir la pena de muerte en un inminente Consejo de Guerra. Nuestro escribiente recibi¨® el encargo de buscar en el C¨®digo de Justicia Militar c¨®mo argumentar a favor del reo. M¨¢s de tres noches consumi¨® Ferlosio en esa angustiosa tarea y en alg¨²n lugar de los archivos militares, siempre tan rigurosos en la guarda de los documentos del servicio, andar¨¢ su informe. Mientras tanto sabemos que le fue impuesta la pena de 20 a?os y un d¨ªa por el crimen de isla Perejil.