John Updike en verso y prosa
John Updike se sac¨® de la manga al bueno de Harry Conejo Angstrom para retratar con sobrada mordacidad y un costumbrismo subido de tono la Am¨¦rica de la posguerra de las clases medias y los suburbios. Su ¨¢lter ego Harry Angstrom sostiene sobre sus hombros una tetralog¨ªa que arranc¨® en 1960 con Corre, Conejo, y que se ha ido escribiendo a raz¨®n de un t¨ªtulo por d¨¦cada, El regreso de Conejo (1971), Conejo es rico (1981) y Conejo en paz (1990).
Con esta nueva traducci¨®n, Tusquets re¨²ne por fin las cuatro novelas y vuelve a poner a disposici¨®n del lector en castellano -desaparecida la edici¨®n de Argos Vergara de 1982- el que para buena parte de la cr¨ªtica es el mejor y m¨¢s divertido de los relatos de Conejo y uno de los libros fundamentales de este cl¨¢sico de la literatura norteamericana contempor¨¢nea en el que algunos han querido ver, no sin raz¨®n, a un Billy Wilder pasado de vueltas. De la mano de su estilo ir¨®nico y l¨ªrico, procaz y de fraseo sinuoso que Updike defini¨® como realismo instintivo, Conejo es rico, como las primeras dos entregas de la serie, vierte sobre el papel los rituales dom¨¦sticos, las trifulcas maritales, la anemia espiritual de sus personajes, la chillona idiosincrasia de su pa¨ªs o la familia como espejo de la controversia social, concepto muy updikiano que han manejado despu¨¦s autores m¨¢s j¨®venes como Richard Russo o Johathan Franzen en Las correcciones. Con esta pen¨²ltima novela de la serie, Updike obtuvo el National Book Award y el Pulitzer en 1982.
CONEJO ES RICO
John Updike Traducci¨®n de Jaime Zulaika Tusquets Barcelona, 2002 436 p¨¢ginas. 19 euros
POEMAS
John Updike Pr¨®logo, selecci¨®n, traducci¨®n y notas de Jos¨¦ Mar¨ªa Moreno Carrascal Pre-Textos. Valencia, 2002 230 p¨¢ginas. 18 euros
Ocurre, no obstante, que si
eran cuestiones morales y religiosas las que atravesaban Corre, Conejo, y si El regreso de Conejo es sobre todo una novela pol¨ªtica, Conejo es rico se mueve en el terreno econ¨®mico, y comienza con una frase contundente y de doble sentido, 'el puto mundo se est¨¢ quedando sin gasolina', que no hace sino proclamar a voz en grito que el American Dream se ha ido al garete. Harry vive bien, iron¨ªas de la vida, vendi¨¦ndoles Toyotas a sus chovinistas conciudadanos yankis venidos a menos con la crisis del petr¨®leo de los setenta y el recelo de ver a los rusos entrando en Kabul, y en el desierto personal de este perdedor parece haber surgido un oasis que le hace pensar hasta en un paquete tur¨ªstico al Caribe. De un humor en ocasiones despiadado ('el padre de su esposa Janice le dio un trabajo de vendedor, y cinco a?os despu¨¦s tuvo la gentileza de morirse') y un talento excepcional para ejercer de moralista y hacerlo bajo la forma de la comedia sat¨ªrica -la que mejor le acerca a un p¨²blico mayoritario-, el regreso a nuestras librer¨ªas de un cl¨¢sico como Conejo es rico sin duda es una estupenda noticia.
En el principio fue el verso
NI SIQUIERA en su novela autobiogr¨¢fica El centauro (1963) se nos advierte de la condici¨®n en efecto cent¨¢urica de John Updike, que levanta su imponente edificio narrativo sobre cimientos po¨¦ticos y establece en la poes¨ªa una suerte de banco de pruebas, de taller de palabras e ideas para sus novelas. En el prefacio a sus Collected Poems (Knopf, 1997), Updike confiesa que 'de ni?o quer¨ªa ser dibujante de dibujos animados y el verso era como una especie de dibujo animado hecho con palabras', p¨¢gina XXIII, de modo que en el principio de su vocaci¨®n literaria se sit¨²a la poes¨ªa ligera y l¨²dica con la que desde su infancia se entretuvo elaborando juegos de palabras, ejercicios de ingenio verbal que enseguida se colar¨ªan en las p¨¢ginas de sus novelas. Poes¨ªa festiva que en ocasiones, como en el poema Abri¨¦ndome paso en la novela (sobre la composici¨®n de El regreso de Conejo), act¨²a de desahogo ante las dificultades de la arquitectura novelesca, convirti¨¦ndose en ejemplo de metaliteratura, 'todas las ma?anas mis personajes / me saludan / Extienden sus brazos esquel¨¦ticos / para ser maniatados por el argumento'. De ah¨ª que los v¨ªnculos entre sus versos y sus novelas salten a la vista, como si aplicara a los g¨¦neros una teor¨ªa de los vasos comunicantes, ya sean los devaneos er¨®ticos compartidos por su h¨¦roe Harry Angstrom, las miradas urbanas a los suburbios o las epifan¨ªas de la vida cotidiana, de la esposa al salir de la ducha (gui?os a Susana saliendo del ba?o) al insomnio en el lecho conyugal, de las colegialas sonrosadas al s¨®rdido motel tras la fiesta literaria, un universo que logra que lo fr¨ªvolo no resulte intrascendente, y en el que por descontado su admirado Nabokov no se sentir¨ªa a disgusto: 'Compartir una botella de vino blanco / con una mujer desnuda / a la mitad del d¨ªa'. Entre lo m¨¢s granado de la esmerada antolog¨ªa de Pre-textos se cuentan los Sonetos espa?oles, delatores del conocido inter¨¦s de Updike por el arte.
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