El mar y la m¨²sica
'?Has escuchado ese temblor constante / de los metales en los barcos? / ?Has observado c¨®mo un t¨ªmido viento / puede escribir la m¨²sica / del coraz¨®n caliente?'. Con estas preguntas se inicia el poema final de Hoy es niebla, volumen en el que Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll (C¨¢diz, 1952) ha reunido tres de sus libros, El humo de los barcos, Las s¨ªlabas ocultas, Niebla y conf¨ªn. Y hay en los versos citados un compendio de su mundo po¨¦tico. En primer lugar, la misma interrogaci¨®n, Ripoll se pregunta, a trav¨¦s del s¨ªmbolo de la niebla o la bruma o el humo, por lo oculto. Busca y se acerca a la poes¨ªa como misterio y es en el mismo rastreo donde espera, secreto, soterrado, el hallazgo: el encuentro es y est¨¢ en la propia b¨²squeda. En segundo, el temblor del metal, perfila su escritura un decir consistente pero estremecido, en el verso s¨®lido engasta el vocablo sensual y orea la reflexi¨®n al aire de la bah¨ªa, a su brisa. En tercero, el barco: sigue pareciendo Ripoll el ni?o que, desde la encalada azotea gaditana, ve perderse las naves en lontananza, de ah¨ª parte uno de los rumbos -fundamental- de su obra: lo que desaparece, lo intuido, lo enso?ado, lo que realmente queda. Entre el ruido de la sirena y el posterior silencio, nace y crece la palabra, entre la estela que el barco deja en su partida, el oleaje que levanta y luego, ya ido, la turbadora calma, est¨¢ el tiempo y el espacio de una perenne y fruct¨ªfera obsesi¨®n que el autor cultiva como inevitable abono de su creaci¨®n. En cuarto, el viento: viaje y azar. Y finalmente, el coraz¨®n (palabra que late en sus poemas) y la m¨²sica (sonido de fondo o primer plano).
HOY ES NIEBLA
Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll Visor. Madrid, 2002 156 p¨¢ginas. 7 euros
Los tres libros agrupados forman una unidad compacta, Ripoll ha retocado sus poemas para reeditarlos ahora. Gana el conjunto en armon¨ªa, en afinamiento de cada uno de los instrumentos de este concierto a tres tiempos, aunque inevitablemente se camuflan las se?as de evoluci¨®n de la escritura incial y se sacrifica la promesa cerrada de la yema para ofrecer la rosa ya abierta. Pero la br¨²jula del poeta sigue imantada al Sur, en pos de la memoria y sus naufragios, sus rescates y abordajes, se?alando un camino que, entre la niebla, va en pos de lo esencial inefable. De preguntas como ¨¦sta: '?Has hablado del aire antes de irte?'.
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