Vuelta de p¨¢gina en Deutsche Telekom
Ron Sommer, presidente de la empresa, dimite esta semana, abandonado por los grandes accionistas
Le llamaban Wunderkind, chico maravilloso, porque durante su gesti¨®n de m¨¢s de siete a?os convirti¨® Deutsche Telekom en la telef¨®nica m¨¢s fuerte de Europa. Ahora, Ron Sommer ha dimitido de su puesto, acuciado por las deudas de la compa?¨ªa y la presi¨®n de accionistas y pol¨ªticos, ya que Alemania est¨¢ a dos meses de las elecciones. Le sustituye Helmut Sihler.
Las cuentas no le van bien a la Deutsche Telekom: 67.200 millones de euros de deudas. Las acciones tampoco: cuestan hoy alrededor de 10 euros, por debajo incluso de lo que costaron cuando salieron a Bolsa hace seis a?os (14). Lo ¨²nico que cunde en Telekom es el descontento de los accionistas. Pero no pasa nada. No pasaba nada, al menos, hasta hace una semana. Ron Sommer, el presidente de la compa?¨ªa desde 1995, contaba hasta entonces con el apoyo del mayor accionista, el Estado alem¨¢n, que posee un 43% de la primera empresa del pa¨ªs. Pero Alemania se encuentra en pleno fragor electoral (la convocatoria es el 22 de septiembre) y la situaci¨®n de la empresa se convirti¨® repentinamente en asunto de campa?a. Sommer se fue y la crisis se qued¨®.
A poco m¨¢s de dos meses de los comicios, los conservadores alemanes (CDU), hoy en la oposici¨®n, vieron clara la jugada y atacaron. Schr?der, el canciller del Gobierno de coalici¨®n entre socialdem¨®cratas y verdes, respondi¨® retirando a Sommer del c¨ªrculo de elegidos. Y Ron Sommer dimiti¨® el martes pasado en Bonn, despu¨¦s de una reuni¨®n del consejo de administraci¨®n y de una larga semana de especulaciones sobre sustitutos, apoyos, dimes, diretes y cientos de quejas sobre la intromisi¨®n de los pol¨ªticos en asuntos internos de una compa?¨ªa que, participada o no por pap¨¢ Estado, cotiza en Bolsa. Sommer, sin embargo, no dijo nada de todo eso en las que fueron sus ¨²ltimas palabras como jefe, sino que dio las gracias a todos y anunci¨®, tan fr¨ªo y elegante como siempre, lo inevitable: 'Cuando la confianza no es completa, no hay otra soluci¨®n que dimitir'. Se termin¨® as¨ª una era.
Ron Sommer, matem¨¢tico de formaci¨®n, lleg¨® a la presidencia de la compa?¨ªa de telecomunicaciones con m¨¢s abonados de Europa en mayo de 1995, cuando a¨²n era p¨²blica. La tarea de este hombre nacido en Israel hace 53 a?os y formado en Nixdorf y Sony, era conducir el proceso de privatizaci¨®n y convertir a la firma en 'una gran empresa internacional', fusionarse, comprar, ampliar horizontes... Una casa nueva y moderna, m¨¢s acorde con los animados tiempos de las nuevas tecnolog¨ªas.
Tres millones de accionistas
En febrero de 1996, Deutsche Telekom (DT) realiza la primera gran alianza (Global One, con Sprint y France Telecom) y unos meses m¨¢s tarde, en noviembre, Telekom hace su entrada triunfal en el Mercado de Valores. 'Aqu¨ª estamos', dec¨ªan los anuncios televisivos. Casi tres millones de alemanes se lanzaron entonces a comprar. Invertir es un deporte, es cosa de todos y no s¨®lo de se?ores con corbata, ven¨ªan a decir las campa?as publicitarias. Aquello fue una revoluci¨®n en la cultura del dinero en Alemania: la mitad de esos peque?os accionistas no hab¨ªa comprado antes una acci¨®n en su vida y dejaban sus ahorros en la compa?¨ªa convencidos de que estaban asegur¨¢ndose la mejor de las jubilaciones.
Y, por lo menos al principio, les fue bien. Muy bien. El flem¨¢tico Sommer se convirti¨® en la cristalina representaci¨®n del ¨¦xito, del negocio rentable. El precio de las acciones se multiplic¨® de forma espectacular. Los que compraron a 14,32 euros la acci¨®n en 1996 descubrieron que cuatro a?os m¨¢s tarde estaba a 103,40 euros, un 600% m¨¢s.
Hasta llegar a esta cima, la gesti¨®n de la compa?¨ªa estuvo perseguida por la sensaci¨®n del m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. En enero de 1998 se acaba el monopolio de Telekom. En mayo de 1999, fracasa uno de los golpes m¨¢s ambiciosos de Sommer: la toma de Telecom Italia. Y, no s¨®lo eso, sino que por culpa de estos intentos de fusi¨®n se viene abajo la joint venture con Global One (los franceses est¨¢n dolidos; se termina la cooperaci¨®n). Al poco, Telekom coloca nuevas acciones en el mercado (280 millones), se embolsa 10.600 millones de euros y compra por 10.200 millones de euros la brit¨¢nica One2One.
Es en marzo de 2000 cuando las acciones tocan su techo. Y entonces comienza la cuenta atr¨¢s: en junio de 2000 se produce la tercera salida a Bolsa de la compa?¨ªa (la acci¨®n estaba a 66,5 euros). En julio, Telekom compra a la estadounidense VoiceStream, por la que paga m¨¢s de 34.000 millones de euros; una suma que Sommer no olvidar¨¢ nunca, porque se convertir¨¢ en un lastre desde el primer momento. En agosto, otra compra: DT se hace con una licencia para operar en la tercera generaci¨®n de telefon¨ªa m¨®vil, el famoso UMTS, por 8.500 millones de euros. Se oyen las primeras quejas y, todo sea dicho, los primeros insultos ('Vendebiblias', dice el peri¨®dico sensacionalista Bild). Demasiado derroche. Empieza el largo invierno para el se?or Sommer. Se le acusa de pujar siempre con precios muy altos para retirar a otros de la competici¨®n. A principios del a?o 2001 las cosas definitivamente ya no marchan y el rumor del despido del jefe, del intocable, empieza a rodar.
Un verano verdadero
En septiembre de 2001, las acciones de Telekom est¨¢n en el precio en que salieron en 1996, 14,57 euros; las deudas suman 60.000 millones de euros. Y la gesti¨®n de Sommer habla por s¨ª misma: ca¨ªda de resultados (3.500 millones de euros en 2001; 1.808 millones, el primer trimestre de este a?o y una previsi¨®n de 6.700 millones para todo 2002), un retroceso del 90% en la Bolsa en los dos ¨²ltimos a?os y una deuda de m¨¢s de 67.200 millones de euros como consecuencia de la pol¨ªtica de adquisiciones calificada, ya s¨ª y sin remedio, de desorbitada.
Pero hasta hace dos meses, cuando se celebr¨® la junta general de accionistas, ¨¦l segu¨ªa siendo el jefe, se sent¨ªa inexpugnable. El mal ambiente se cortaba con cuchillos. Hubo silbidos, abucheos, pancartas propias de un campo de f¨²tbol: 'Sommer [verano en alem¨¢n]. ?Cu¨¢ndo volveremos a disfrutar de un verdadero verano?'. ?l, el triunfador, el Wunderkind (chico maravilloso), el genio de la Bolsa, miraba sorprendido. Aun as¨ª, la empresa le renov¨® el contrato hasta 2005, con un sueldo de 2,5 millones de euros al a?o. Schr?der todav¨ªa se hac¨ªa fotos sonriente a su lado. Pero luego se abri¨® la veda electoral y los pol¨ªticos empezaron a hacer descubrimientos: tres millones de accionistas descontentos es igual a tres millones de votos perdidos o por ganar. Durante 10 d¨ªas las cuentas de la empresa fue comidilla de supermercado. Schr?der se lo pens¨®, despleg¨® su pancarta particular y Ron Sommer se tuvo que ir 'en inter¨¦s de la empresa', seg¨²n dijo.
Seis meses para el milagro
La crisis de Telekom no es algo excepcional. Algo similar le sucede a todo el sector. El lenguaje de las Bolsas manda y, forzadas por ¨¦l, la mayor¨ªa de las empresas de telecomunicaciones han ido dejando en el ¨²ltimo a?o un reguero de presidentes por el camino. En septiembre del a?o pasado fue Paul Smits, de la holandesa KPN; en octubre, le lleg¨® la hora al jefe de British Telecom, Peter Bonfield; hubo cambios de c¨²pula tambi¨¦n en la filandesa Sonera. ?Ayuda en algo cambiar al presidente? En los dos primeros casos parece que s¨ª, ya que la acci¨®n en el mercado se ha recuperado ligeramente. En el caso de Sonera, se ha estabilizado. ?Qu¨¦ futuro le espera ahora a la empresa alemana de telecomunicaciones? Tras la dimisi¨®n de Ron Sommer esta semana, el consejo de la compa?¨ªa busc¨® una soluci¨®n provisional para paliar el vac¨ªo presidencial: Helmut Sihler, de 72 a?os, se encargar¨¢ de buscar nuevo presidente, ajustar gastos y mejorar los resultados. Una tarea dif¨ªcil para un hombre que ha dedicado parte de su vida laboral a la empresa Henkel (productora de las marcas de detergente Pril y Persil, entre otras), para luego pasar por la de autom¨®viles Porsche y por la Deutsche Post. La Bolsa salud¨® su llegada con una subida de las acciones de Telekom de un 9,7%. De momento, las vi?etas de humor de los peri¨®dicos no han dejado pasar la ocasi¨®n para cebarse en el primer presidente de una empresa de telecomunicaciones que, en alusi¨®n a la edad, 'asisti¨® a la invenci¨®n del tel¨¦fono' (cosas del Berliner Zeitung). Y el presidente de la Asociaci¨®n de peque?os accionistas alemanes (DSW), Ulrich Hocker expres¨® mejor que nadie la opini¨®n de la calle: '?Cambiar las cosas en seis meses? Eso me gustar¨ªa verlo'.
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