Memoria del 92
El deporte espa?ol necesita nuevos revulsivos para recuperar las pautas y el nivel que alcanz¨® en su despegue hace diez a?os
El deporte espa?ol se beneficia todav¨ªa de la inercia del 92 a pesar de la desaceleraci¨®n inversora y de la paulatina disminuci¨®n del n¨²mero de medallas obtenidas en las sucesivas citas ol¨ªmpicas. De los 75,1 millones de euros destinados a la preparaci¨®n de aquellos Juegos se ha pasado a los 45 millones previstos para los pr¨®ximos, los de Atenas en 2004. Y de las 22 medallas espa?olas en Barcelona 92 se ha bajado a las 17 en Atlanta 96 y a las 11 en Sydney hace dos a?os. Los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona marcaron un antes y un despu¨¦s. Despeg¨® el deporte espa?ol, alcanz¨® por fin un nivel acorde con el potencial del pa¨ªs. El ¨¦xito deportivo se emparej¨® con el organizativo, algo que no hab¨ªa sucedido en importantes citas anteriores como el Mundial de f¨²tbol en 1982 o los Mundiales de baloncesto y nataci¨®n de 1986. Barcelona 92 se convirti¨® en una referencia y un hilo argumental, no tanto por los ¨¦xitos obtenidos, que tambi¨¦n, sino por el modelo de detecci¨®n, preparaci¨®n y tutela de los deportistas de ¨¦lite que de ella eman¨®. Y, por supuesto, por la relevancia que por fin adquiri¨® el deporte para el pa¨ªs.
El atleta espa?ol era visto hasta entonces como una rara especie. Actuaba siempre en inferioridad de condiciones debido a una cuesti¨®n racial -cuerpo peque?o, zancada corta...- a la que se a?ad¨ªa una falta de preparaci¨®n ligada a una escasez de tradici¨®n y de medios de todo tipo: desde instalaciones hasta t¨¦cnicos y m¨¦dicos pasando por ayudas econ¨®micas. Los deportistas surg¨ªan por generaci¨®n espont¨¢nea, uno aqu¨ª, otro all¨¢. Sin m¨¢s, casi siempre solos en su disciplina respectiva y sin ninguna correspondencia con el peso econ¨®mico y social del pa¨ªs. El s¨ªmil quijotesco brotaba f¨¢cilmente del simple recuento de los escasos deportistas que ten¨ªan algo que decir a nivel internacional: Bahamontes, Haro, Blume, Timoner, Santana, Fern¨¢ndez Ochoa, Oca?a, Orantes, Ballesteros, alg¨²n que otro futbolista como Zamora, Zarra, Di Stefano, Kubala y alguna rar¨ªsima excepci¨®n en el solar del deporte femenino como Lil¨ª ?lvarez o Carmen Valero. Poco m¨¢s. Era l¨®gico que se pudieran contar con los dedos de una mano, y a¨²n sobraban, las medallas que Espa?a consegu¨ªa en cada cita ol¨ªmpica. Desde 1900 a 1988 Espa?a sum¨® un total de 26, s¨®lo cuatro m¨¢s de las que logr¨® en Barcelona 92.
La regresi¨®n del deporte espa?ol en las ¨²ltimas grandes citas -seis medallas menos en Sydney que en Atlanta, una medalla menos en el Mundial de atletismo de Edmonton 2001 que en el de Sevilla 99, s¨®lo la medalla de oro en waterpolo en el Mundial de nataci¨®n de Fukuoka- es rebatida por los m¨¢s optimistas con el recuento de finalistas y deportistas espa?oles que se asomaron a los puestos de honor: 10 cuartos puestos y 7 quintos en Sydney o la quinta posici¨®n espa?ola en el Mundial de atletismo seg¨²n la clasificaci¨®n que punt¨²a a los finalistas.
'Nunca tuvimos un equipo de atletismo tan fuerte como el que enviamos a Sydney', asegura Jos¨¦ Mar¨ªa Odriozola, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo. 'Y tampoco contamos nunca con tantos deportes de equipo que lograran clasificarse para unos Juegos como all¨ª'. Sin embargo, algunos de los planteamientos del programa de ayudas ADO (Asociaci¨®n de Deportes Ol¨ªmpicos), han sido modificados con el objetivo de elevar el nivel de exigencia y de rendimiento. No es anecd¨®tico que ninguno de los medallistas en los Mundiales de atletismo de un a?o antes en Sevilla subiera al podio en Sydney. 'Se aumentaron en exceso las becas', opina Odriozola. 'Y eso, adem¨¢s de que no sirve para que determinados deportistas sean totalmente profesionales o puedan tener una mayor dedicaci¨®n, produjo un problema de financiaci¨®n. El dinero no alcanzaba para todos porque existieron deportes a los que no llegaba lo pactado debido a los buenos resultados obtenidos. La clave es resolver la dificultad de consensuar unos baremos adecuados y que sirvan para todos los deportes por la diferente competitividad que existe en cada uno de ellos'.
El secretario general de Estado para el Deporte, Juan Antonio G¨®mez Angulo, a la vista de la actuaci¨®n espa?ola en Sydney, habl¨® de 'estancamiento' a la vez que de 'una considerable mejora del nivel medio'. En el periodo ol¨ªmpico que conduce a Atenas 2004, se ha apostado por reforzar a la c¨²pula. Las becas con mayor dotaci¨®n econ¨®mica antes de Sydney apenas superaban los 31.000 euros.
El a?o pasado, los cinco deportistas espa?oles que obtuvieron mayor respaldo econ¨®mico -el ciclista Llaneras, la yudoca Isabel Fern¨¢ndez, la atleta Niurka Montalvo y los gimnastas Deferr y Jes¨²s Carballo- cobraron 48.081 euros, mientras que otros 13 deportistas percibieron entre 30.000 y 42.000 euros. El objetivo es, seg¨²n fuentes del ADO, 'incentivar al grupo de buenos deportistas que est¨¢n en los puestos pr¨®ximos al podio para que den un ¨²ltimo salto de calidad'. Es decir, se trabaja en dos direcciones, por una parte se busca ampliar el n¨²mero de deportistas de nivel, pero el ADO ha reforzado su incidencia sobre aquellos que ya se encuentran muy cerca de la ¨¦lite y que con un peque?o salto de calidad, nada f¨¢cil a los niveles en que se mueven desde luego, pueden pasar a formar ya parte de los n¨²meros uno de sus respectivas disciplinas. El objetivo es que den el ¨²ltimo paso, el que convierte diplomas en medallas, el que cambia la rabia de haber quedado a un segundo o una cent¨¦sima del podio por la gloria de las medallas.
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