Mutante

Tiembla la estructura met¨¢lica sobre la que se sientan m¨¢s de mil personas. Con Daniela Mercury ya es un cl¨¢sico. Las actuaciones de la brasile?a en el Conde Duque se rigen por otro patr¨®n infalible: las gradas se van despoblando inexorablemente en favor de un foso que se llena de gente con ganas de baile.

Irrumpi¨® en escena con Mutante, una estupenda canci¨®n de Rita Lee, a la que ella le da cierto aire dance. Daniela Mercury est¨¢ marcada por sus inicios en los fren¨¦ticos tr¨ªos el¨¦ctricos del carnaval de Salvador de Bah¨ªa. Subida a uno de esos camiones acorazados de bafles, que surgieron de la imaginaci¨®n tropical de Dod? y Osmar, se ha preparado durante a?os cantando horas y horas en lo que probablemente sea el mayor concierto al aire libre del mundo: cientos de miles de personas siguen a los camiones por las calles del centro y del paseo mar¨ªtimo de la ciudad.

En Bah¨ªa es la reina de la m¨²sica ax¨¦, una alternativa comercial al samba-reggae de los grupos afros, y un ritmo tan penetrante como infernal si uno no se zambulle de cabeza en la fiesta. El ax¨¦ es g¨¦nero que genera controversias en el resto de Brasil y tiene en contra a buena parte de la cr¨ªtica musical, pero Caetano Veloso la apoya sin reservas y hasta escribi¨® para ella Ax¨¦ ax¨¦. Claro que por aqu¨ª las desavenencias entre cariocas, paulistas y bahianos deber¨ªan traernos, y nos traen, al fresco.

Arriesgar

Da la impresi¨®n de que Daniela Mercury intenta no encasillarse (aunque la hayan ya encasillado). Y que se arriesga con intenci¨®n de reiventarse. En el pasado carnaval se atrevi¨® a introducir m¨²sica electr¨®nica -drum'n'bass, lounge y trip hop- en un desfile desafiante; en su ¨²ltimo disco, Sou de qualquer lugar, la int¨¦rprete guerrera muestra una voz plena y madura en las canciones m¨¢s delicadas, y canta a compositores como Lenine o Celso Fonseca en b¨²squeda de unos nuevos lenguajes que en su directo madrile?o no se atrevi¨® m¨¢s que a rozar: recurri¨® al repertorio m¨¢s reconocible (O Canto da cidade, Swing da cor...) y bailable.

Comentaba uno de los responsables de su compa?¨ªa discogr¨¢fica que, despu¨¦s de haberse pateado los tr¨ªos el¨¦ctricos en carnaval, un concierto convencional tiene que ser pan comido. Daniela Mercury parece funcionar con pilas alcalinas especiales y practica aquello que alguien denomin¨® m¨²sica pra pular (para saltar) brasile?a. Casi todo el mundo acab¨® dando brincos mientras ella se entregaba en Rapunzel, la poderosa canci¨®n de Carlinhos Brown, cantando y bailando con la bandera verde, azul y amarilla envuelta alrededor del cuello y con miles de confetis volando por el patio central del Conde Duque.