Ejercicio f¨ªsico contra la incontinencia urinaria
El 60% de las mujeres que padecen p¨¦rdidas de orina por esfuerzo mejoran con gimnasia espec¨ªfica
Hasta no hace muchos a?os, las mujeres a partir de cierta edad asum¨ªan las p¨¦rdidas de orina como parte del envejecimiento o como el precio que ten¨ªan que pagar por haber tenido hijos. En la actualidad, una decena de hospitales p¨²blicos ofrecen programas de rehabilitaci¨®n mediante ejercicios f¨ªsicos cuyos resultados son alentadores: dos de cada tres mujeres que padecen incontinencia urinaria de esfuerzo -la que se manifiesta al estornudar, re¨ªr, saltar o coger peso- mejora con la rehabilitaci¨®n. A la luz de estos datos, los especialistas piden m¨¢s recursos p¨²blicos e insisten en la prevenci¨®n, especialmente tras los partos. A partir de los 40 a?os, m¨¢s del 15% de las mujeres padece esta patolog¨ªa.
La enfermedad afecta en el 99% a mujeres y es proporcional al n¨²mero de hijos
'Ocurre lo mismo que con un el¨¢stico, que si se distiende demasiado o es sometido a un sobreesfuerzo, no vuelve a su situaci¨®n normal'. Con esta comparaci¨®n, Alejandro Galacho, ur¨®logo del hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga, explica c¨®mo los m¨²sculos del suelo p¨¦lvico pierden su capacidad de controlar los esf¨ªnteres. Los factores de riesgo son los partos, la obesidad, la edad, la carga de pesos y los deportes como el aerobic o el atletismo en los que se ejerce una presi¨®n sobre la pelvis.
Los especialistas coinciden en que aunque la incontinencia urinaria no duele ni es una enfermedad mortal, destroza la vida de quienes la padecen. El temor de las pacientes a mojarse, a oler mal o a sufrir el rechazo social las lleva a aislarse, a renunciar a actividades, a distanciar sus relaciones sexuales, a vestirse con colores que oculten una potencial p¨¦rdida e incluso a adecuar sus recorridos urbanos para tener un servicio siempre a mano. Su autoestima baja y tambi¨¦n su calidad de vida. 'Se vive muy mal y en soledad. Es una experiencia traum¨¢tica, no la cuentan porque se percibe como una situaci¨®n vergonzante', resume Montserrat Espu?a i Pons, ginec¨®loga del hospital Cl¨ªnico de Barcelona.
Apenas el 20% de las mujeres que sufren esta dolencia acuden al m¨¦dico. La incontinencia urinaria se define como la p¨¦rdida involuntaria de orina que provoca un problema higi¨¦nico y social. Hasta 1998 se consideraba un s¨ªntoma, pero ese a?o la Organizaci¨®n Mundial de la Salud lo elev¨® a la categor¨ªa de enfermedad.
Para los especialistas, el primer paso es un buen diagn¨®stico. Existen distintos tipos de incontinencia y cada una tiene una soluci¨®n diferente, desde ejercicios, f¨¢rmacos y combinaciones de ambas terapias, hasta cirug¨ªa. La incontinencia de esfuerzo representa dos tercios del total y responde con ¨¦xito a la rehabilitaci¨®n mediante ejercicios, sobre todo en casos leves y moderados. En cualquier caso, la recuperaci¨®n es proporcional al grado de incontinencia. Las leves se curan en el 80%, mientras que en las severas el porcentaje es m¨¢s bajo.
La enfermedad afecta en el 99% a mujeres y es directamente proporcional al n¨²mero de hijos. Por eso Jes¨²s Salinas, profesor de Urolog¨ªa del Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid, insiste en la importancia de la prevenci¨®n tras el primer parto: 'Tras dar a luz, la mujer se empe?a en recuperar su abdomen, pero no su perin¨¦. Se obsesiona con la est¨¦tica y es perjudicial tratar de recuperar la figura con abdominales o aerobic porque eso sobrecarga el suelo p¨¦lvico. Primero hay que reforzar el perin¨¦ y despu¨¦s se puede pasar a los abdominales'.
Una musculatura olvidada
En nuestra cultura, la musculatura p¨¦lvica no se usa tanto como en la oriental. La tenemos muy olvidada y ha pasado inadvertida para la mujer. Hay que integrar esos m¨²sculos dentro del esquema corporal'. La conclusi¨®n de Francisco Milla, enfermero de la unidad de urodinamia del hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga se basa en muchos a?os de experiencia. Su trabajo consiste en que las pacientes logren identificar los m¨²sculos del suelo p¨¦lvico y sean capaces de contraerlos a su voluntad. La tabla de ejercicios var¨ªa seg¨²n el grado de incontinencia de cada enferma y se modifica en funci¨®n de su evoluci¨®n. Para que la paciente identifique su propia musculatura, se emplea un sensor conectado a un ordenador. En la pantalla, la mujer ve reflejado cada movimiento que hace. La t¨¦cnica se llama biofeedback. Una vez que la paciente empieza a controlar sus m¨²sculos, se inician los ejercicios en sesiones de poco m¨¢s de una hora. Esta gimnasia p¨¦lvica se monitoriza para garantizar que se realiza adecuadamente. La duraci¨®n de la rehabilitaci¨®n var¨ªa seg¨²n la gravedad de cada caso, pero en general puede ser de unos seis meses. El objetivo es ense?ar a las pacientes a hacer los ejercicios correctamente. Una vez que los han aprendido son dadas de alta, ya que la gimnasia de mantenimiento correr¨¢ por su cuenta. La constancia es clave para ¨¦xito de la rehabilitaci¨®n. Las pacientes deben realizar unos 15 minutos diarios de ejercicio para mantener fuerte su suelo p¨¦lvico. Si dejan de hacerlos, en unos dos meses los m¨²sculos vuelven a aflojarse.
Estigmatizaci¨®n social de las enfermas
Dos mujeres que est¨¢n en el programa del hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga accedieron a hablar de su patolog¨ªa. Ambas pidieron mantener el anonimato y se pusieron de espaldas para la foto. Dos se?ales de la estigmatizaci¨®n social de la incontinencia urinaria. Una de ellas, de 46 a?os y madre de dos hijos, cont¨® que la enfermedad se hab¨ªa convertido en un impedimento para su vida cotidiana: 'Si iba a una fiesta no me atrev¨ªa a bailar, si ve¨ªa el autob¨²s venir no corr¨ªa, procuraba no beber agua... Era consciente de que ten¨ªa un problema. Fui al ginec¨®logo, me dio unas pastillas, pero no me las tom¨¦'. Finalmente, se enter¨® de la existencia de la unidad y decidi¨® intentarlo. 'Estoy muy satisfecha, ya voy sin compresa. Hay muchas mujeres con este problema, pero por verg¨¹enza o desinformaci¨®n no se atreven a buscar soluciones'. La otra paciente, de 40 a?os, tambi¨¦n tiene dos hijos. Su incapacidad para controlar esf¨ªnteres comenz¨® tras los partos. 'Hab¨ªa d¨ªas que no pod¨ªa salir de casa. Otros d¨ªas sal¨ªa, me mojaba y ten¨ªa que tomar un taxi y regresar a casa'. Tras casi seis meses de rehabilitaci¨®n y a punto de recibir el alta, no oculta su satisfacci¨®n por los resultados: 'Aqu¨ª me han ense?ado a controlar los m¨²sculos como yo quiera'. Hasta hace unos a?os, para estas mujeres la ¨²nica opci¨®n era operarse o sufrir. Ahora, hay programas de reeducaci¨®n vesical, entre otros, en los hospitales p¨²blicos Cl¨ªnico de Barcelona, San Carlos de Madrid, Cl¨ªnico de M¨¢laga, Virgen del Roc¨ªo de Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria. Algunos centros privados ense?an tambi¨¦n a realizar estos ejercicios, pero el precio suele superar los 900 euros (m¨¢s de 150.000 pesetas). Los especialistas piden m¨¢s recursos para que la sanidad p¨²blica pueda impulsar unidades multidisciplinares (ginecolog¨ªa, urolog¨ªa y fisioterapia) que aborden el problema. Insisten en que ahora que las experiencias de estos hospitales han demostrado que en la incontinencia urinaria de esfuerzo los ejercicios son una soluci¨®n en dos de cada tres casos, deber¨ªa potenciarse su desarrollo, sobre todo si se tiene en cuenta que s¨®lo en pa?ales absorbentes el gasto anual supera los 270 millones de euros. Aunque la enfermedad requiere un diagn¨®stico y un tratamiento especializados, algunos facultativos creen que la atenci¨®n primaria debe implicarse en la prevenci¨®n a trav¨¦s de los programas sobre embarazo y menopausia.
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