Modelos empresariales
Los hoteleros alicantinos suelen soportar bastante mal los contratiempos. Basta que el turismo insin¨²e una leve ca¨ªda para que de inmediato oigamos sus ruegos, solicitando a las autoridades una ayuda para superar el trance. Como la construcci¨®n y el turismo son, pr¨¢cticamente, las ¨²nicas industrias de envergadura que posee Alicante, las autoridades se apresuran a complacerlos, poni¨¦ndose a su servicio. Esto es lo que sucedi¨®, d¨ªas pasados, cuando la concejal de Turismo, Sonia Castedo, se comprometi¨® a realizar una campa?a de publicidad para animar a los turistas a que visiten la ciudad este verano. Mediaba julio, los hoteles no se llenaban y los hoteleros comenzaron a inquietarse. Pero, ah¨ª estaba el dinero p¨²blico para echarles una mano y aliviar la cuenta de resultados.
?Lograr¨¢ atraer algunos visitantes esta campa?a emprendida por el Ayuntamiento de Alicante? Yo no conf¨ªo mucho en ello. Estas cosas, para que surtan alg¨²n efecto, deben hacerse a su debido tiempo y con la adecuada planificaci¨®n. Al menos, eso he o¨ªdo asegurar a los expertos. Pero que en plena temporada, y por la influencia de unos anuncios, los viajeros var¨ªen su rumbo para acudir a Alicante parece, cuanto menos, complicado. Por otra parte, no acierto a ver qu¨¦ se pretende promocionar de la ciudad. A poco que seamos sinceros, aqu¨ª, al margen de sol y playa, tenemos pocas cosas de inter¨¦s para ofrecer a los turistas. Salvo que nuestra temeridad nos lleve a anunciar las fiestas de verano.
Si esta preocupaci¨®n que ha sentido el hotelero alicantino al ver algunas habitaciones vac¨ªas se extendiera al resto del a?o, Alicante se convertir¨ªa en un destino tur¨ªstico de primera magnitud. Por desgracia, fuera de estos periodos de crisis, nuestros hoteleros muestran escasa inquietud por el futuro del turismo en la ciudad. Ellos conf¨ªan en que, a poco que la suerte acompa?e, las cosas seguir¨¢n indefectiblemente como hasta ahora. Es decir, cada temporada madurar¨¢n las uvas y los visitantes acudir¨¢n en busca del sol y de la playa. Cuando se est¨¢ convencido de que esta situaci¨®n responde a un orden natural, s¨®lo queda dar gracias a Dios y rezar alg¨²n que otro padrenuestro.
No piensan igual los empresarios tur¨ªsticos de otros lugares, m¨¢s atentos y preocupados por el devenir de los negocios, que ellos ven de otra manera. Hace unos d¨ªas, le¨ªa en la prensa la noticia de que una importante empresa catalana, dedicada al comercio del c¨¢mping, hab¨ªa contratado al arquitecto ?lvaro Siza para proyectar una de estas instalaciones en la playa de Montroig, en Tarragona. No deja de sorprender que una empresa dedicada al turismo encargue un camping al gran arquitecto portugu¨¦s. Entre nosotros, un hecho como ¨¦ste no se producir¨ªa jam¨¢s. Ser¨ªa considerado una p¨¦rdida de tiempo y, sobre todo, de dinero.
Para los empresarios catalanes, sin embargo, la elecci¨®n de Siza es una inversi¨®n muy meditada, que busca mejorar la oferta de su producto. Al menos, as¨ª lo aseguraban al afirmar que 'hacer las cosas bien s¨®lo cuesta un poco m¨¢s. Queremos hacer una cosa que no se ha hecho jam¨¢s en Europa, donde puedes encontrar calidad y buenos servicios, pero no una cosa est¨¦ticamente agradable... Ahora ya no podemos competir en precios con pa¨ªses como Eslovenia, Turqu¨ªa o Croacia, por tanto, hemos de hacer una apuesta por la calidad'.
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