Rato insiste en la 'necesidad' de ampliar las reformas laborales

Tras el decretazo, los convenios colectivos. Sindicatos y Gobierno concluyeron ayer un marat¨®n de reuniones -tres en una semana- y abrieron, aunque con buenas palabras, el nuevo frente de conflicto: la reforma de la negociaci¨®n colectiva. Mientras los sindicatos reiteraron que eso podr¨ªa ser causa incluso de otra huelga general, Rodrigo Rato, vicepresidente econ¨®mico, insisti¨® en la 'necesidad' de acometer esta reforma.

Los sindicatos no quieren dar por cerrado el conflicto por la reforma del desempleo, el llamado decretazo. No aceptan que la huelga general quede sin resultados claros, si se deja al margen la ca¨ªda del anterior ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio. Por eso insisten en su exigencia de retirada de la reforma y conf¨ªan en que se modifique en el tr¨¢mite parlamentario.

Pero tras la reuni¨®n de ayer entre el vicepresidente Rato, el nuevo titular de Trabajo, Eduardo Zaplana, y los secretarios generales Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo (CC OO) y C¨¢ndido M¨¦ndez (UGT) qued¨® muy claro que el debate ya no est¨¢ centrado en el decretazo sino en la nueva reforma de la ley sobre la negociaci¨®n colectiva.

Los sindicatos se mostraron optimistas y confiaron en que el Ejecutivo no tropiece dos veces en la misma piedra del enfrentamiento con las centrales y aplace esta reforma para otra ocasi¨®n menos conflictiva.

Pero Rato fue muy claro: la reforma 'est¨¢ pendiente y es necesaria'. Y del momento en que se llevar¨¢ a cabo s¨®lo dijo que no descarta que se incluya en la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos Generales para el pr¨®ximo a?o, algo que implicar¨ªa la guerra abierta con los sindicatos. Con tono conciliador, el vicepresidente s¨®lo concedi¨® que 'el Gobierno es consciente de la dificultad' que entra?a reformar un sistema nacido en los a?os 80 y que garantiza la paz social, y que el Ejecutivo 'toma nota y tendr¨¢ en cuenta' la opini¨®n de los sindicatos sobre este asunto. De momento, nada m¨¢s.

La reuni¨®n, centrada en este nuevo frente de batalla, fue '¨¢spera a ratos', seg¨²n M¨¦ndez. Pero sirvi¨®, al menos, para que los sindicatos arrancaran un compromiso de que 'el Gobierno les tendr¨¢ en cuenta', que consideran novedoso y prometedor. 'Han admitido que, tras la huelga general, no est¨¢ el horno para bollos. ?stas son palabras suyas', coment¨® Fidalgo, tambi¨¦n moderadamente optimista.

Sindicatos y Ejecutivo se preparan as¨ª para las vacaciones con los ejes de la partida bien claros. Tres reuniones seguidas -el mi¨¦rcoles de la semana pasada con Zaplana, el pasado mi¨¦rcoles con Javier Arenas, secretario general del PP, y ayer con Rato- han puesto en primer plano los tres puntos clave. Por un lado, la 'mejora', en palabras de Rato, del decretazo en el tr¨¢mite parlamentario, con las enmiendas de algunos grupos, especialmente de CiU. El plazo se ha ampliado hasta el d¨ªa 10 de septiembre. Ah¨ª se ver¨¢ el talante que adquiere la disputa.

Luego llegar¨¢ la renovaci¨®n de los acuerdos interconfederales entre sindicatos y patronal, para mantener la moderaci¨®n salarial en 2003, que se negociar¨¢n en oto?o. Tras el decretazo y el recorte de derechos que ha supuesto, dicen los sindicatos, ahora no se le puede pedir a los trabajadores que se aprieten a¨²n m¨¢s el cintur¨®n.

El Gobierno dice que ese acuerdo, que los sindicatos ven dif¨ªcil, es 'muy importante'. Y de alguna manera vincula su desarrollo al tercer punto de la pol¨¦mica, esto es la reforma de los convenios colectivos que el Ejecutivo tiene en la cartera hace dos a?os. Si no hay acuerdo para la moderaci¨®n salarial, viene a decir el Ejecutivo, seg¨²n los sindicatos, tal vez se incluya la reforma en la Ley de Acompa?amientos de los Presupuestos Generales.

Si se acuerda la moderaci¨®n, la reforma se podr¨ªa dejar para tiempos m¨¢s tranquilos, cuando vuelva la paz social. Si no, el futuro puede ser incluso una nueva huelga general, t¨¦rmino que no llegaron a utilizar los sindicatos pero que dejaron en el aire.