Los olvidados de la guerra
Cientos de miles de familias buscan a sus desaparecidos. Fotos, ropas o placas de identificaci¨®n son sus ¨²nicas herramientas
Aliya Bukhtiar perdi¨® a su hijo en 1996 durante la guerra en Afganist¨¢n. Varios hombres armados irrumpieron en su casa de Parwan, en el norte de Afganist¨¢n, y la obligaron a salir, sin tiempo para recoger a su hijo, Assadullah, de ocho a?os, que jugaba con sus amigos en la calle. Aliya acab¨® en un campo de refugiados en Peshawar (Pakist¨¢n), donde pas¨® varios inviernos pregunt¨¢ndose si su hijo a¨²n vivir¨ªa y si tendr¨ªa con qu¨¦ abrigarse. Durante cuatro a?os Aliya trat¨® sin ¨¦xito de localizarle. Las comunicaciones con su pa¨ªs eran dif¨ªciles y muchos de sus vecinos hab¨ªan huido como ella. Por fin, en 2000, Aliya recibi¨® una carta. Alguien hab¨ªa visto a su hijo jugando en las calles de Kirguizist¨¢n. El comit¨¦ internacional de la Cruz Roja (CICR) hizo el resto y se produjo el encuentro entre madre e hijo.
Pero no todas las historias de desaparecidos tienen un final tan feliz como la de Aliya. Cientos de miles de personas buscan a sus familiares desaparecidos en las guerras en todo el mundo, incluso a?os despu¨¦s de que hayan acabado los conflictos. Muchos permanecen detenidos como prisioneros, otros han han sido enterrados en fosas comunes o incinerados y muchos de los ni?os han sido dados en adopci¨®n en pa¨ªses ricos.
No tener informaci¨®n durante a?os sobre la suerte que han corrido los familiares 'hace m¨¢s dif¨ªcil la reconciliaci¨®n entre los bandos enfrentados y la consolidaci¨®n de los procesos de paz', asegura Ariane Tombet, responsable del proyecto Missing del CICR, que trata de que los gobiernos del mundo se comprometan a adoptar mecanismos para encontrar a los desaparecidos en conflictos. 'Es una necesidad humanitaria. Existen miles de familias que buscan a su gente y hay que encontrarlos. Hay que abrir las fosas comunes y encontrar la verdad', afirma Pierre Gentile, a cargo del proyecto Missing en Per¨², donde 20.000 personas siguen desaparecidas.
Es dif¨ªcil dar con una cifra global de desaparecidos a causa de conflictos armados en el mundo, ya que muchos pa¨ªses se niegan a facilitar datos que consideran un secreto de Estado. Pero las escasas cifras disponibles dan una idea de la magnitud de la tragedia. S¨®lo en la ex Yugoslavia hay 17.000 desaparecidos. En Ruanda, las desapariciones ascienden a 270.000; en Israel y los territorios palestinos, a 101.000, 20.000 en Sri Lanka y 20.000 en Per¨². Los menores, junto con los hombres en edad de combatir, son los m¨¢s afectados por las desapariciones. Cuando estalla el conflicto los ni?os huyen junto a sus familias. En medio del p¨¢nico, es frecuente que se extrav¨ªen y acaben en campamentos de refugiados o abandonados a la merced de traficantes de ni?os. S¨®lo en el conflicto camboyano, m¨¢s de 4.000 ni?os se perdieron entre 1979 a 1982.
Pero la mayor¨ªa de las desapariciones corresponden a los combatientes. Es el caso del hijo de Yvonne Dharmadasa, un joven soldado esrilanqu¨¦s que cay¨® en manos de los rebeldes tamiles en 1998 a los 21 a?os. Desde entonces, Dharmadasa, que preside la Asociaci¨®n de padres de soldados desaparecidos en combate de Sri Lanka, s¨®lo vive para encontrarlo. 'Cuando una persona muere la entierras, pasas un duelo y luego tratas de reiniciar tu vida, pero cuando una persona desaparece es una tortura psic¨®logica, no puedes pensar en otra cosa. Cuando llaman al timbre siempre pienso que pueden ser noticias suyas, como cuando pienso si estar¨¢ pasando hambre. En la nevera guardo su chocolate favorito por si alg¨²n d¨ªa vuelve', asegura Dharmadasa, quien conf¨ªa en que su hijo siga en manos de los tamiles y no muerto. La asociaci¨®n que preside trata de arrancar al Gobierno esrilanqu¨¦s y a los rebeldes las listas de prisioneros y de bajas para acabar con la incertidumbre, aunque sabe que la mayor¨ªa de los desaparecidos (4.000 soldados y 300 civiles durante los ¨²ltimos 20 a?os) est¨¢n muertos. Muchos fueron incinerados. Por eso una de las batallas de la asociaci¨®n es la de presionar al Ej¨¦rcito para que imponga la obligatoriedad de la placa de identificaci¨®n para todos los soldados. Es el medio m¨¢s r¨¢pido y econ¨®mico de identificar a los cuerpos reducidos a cenizas.
Medidas tan sencillas como ¨¦sta podr¨ªan cambiar el destino de mucha gente. La falta de un compromiso firme por parte de los pa¨ªses en conflicto, sin embargo, ha hecho que organizaciones locales e internacionales pongan en marcha soluciones imaginativas que a veces dan grandes resultados. En Ruanda, por ejemplo, m¨¢s de 1.000 ni?os encontraron a sus familias a trav¨¦s de la difusi¨®n de sus fotograf¨ªas y datos en carteles, radios locales y decenas de poblaciones.
?stas y otras estrategias de b¨²squeda de desaparecidos ser¨¢n objeto de una conferencia internacional en febrero en Ginebra, donde unos 300 expertos civiles y militares elaborar¨¢n recomendaciones que faciliten la identificaci¨®n y reunificaci¨®n de las v¨ªctimas de los conflictos armados y para tratar de que los gobiernos las adopten y den cumplimiento a los convenios de Ginebra, conocidos como leyes de la guerra, seg¨²n los cuales las familias 'tienen el derecho de conocer la suerte de sus miembros'.
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