Un cava chispeante

Mas¨ªa Vallformosa, con casi cinco millones de botellas, se sit¨²a en la c¨®moda posici¨®n de grande entre los medianos, lo que le permite mantener una alta rentabilidad sin renunciar a la elaboraci¨®n artesanal que se nutre de la uva de sus propios vi?edos, cerca de 400 hect¨¢reas. Naturalmente, entre su ingente producci¨®n hay de todo, aunque predomina la calidad media, el gusto comercial, la elaboraci¨®n honrada sin mayores pretensiones que gustar y divertir. Otra cosa es su gama alta, donde el buen hacer de esta familia se convierte en arte, con el a?adido de la emoci¨®n a los atributos de la casa; sentimiento este tan delicado como dif¨ªcil de aprehender, pero en el que estriba la grandeza del espumoso natural elaborado por el m¨¦todo champenoise. Su Gala es un ejemplo loable de dise?o, empezando por la botella. Todo elegantemente afrancesado. Un cava as¨ª s¨®lo puede ser brut, tener crianza larga, de cuatro a?os, para que la burbuja se integre en el l¨ªquido y renuncie a la espuma f¨¢cil para chispear delicadamente en la boca. All¨ª aportar¨¢ una gama de aromas donde la fruta, ya evolucionada, se enriquece con las notas de la buena crianza en botella.