La carnicer¨ªa peronista
Las feroces disputas internas del justicialismo marcan la carrera presidencial en una Argentina hundida en la crisis
Todo lo que ha quedado en Argentina de Juan Domingo Per¨®n entre quienes se reconocen como herederos de su doctrina son s¨®lo frases y met¨¢foras de ocasi¨®n a las que los dirigentes actuales del Partido Justicialista recurren y colocan all¨ª donde conviene. Una de las m¨¢s utilizadas ha sido la que justifica y explica las feroces disputas internas. En esas ocasiones, cuando salta a la vista que se sacan los ojos entre ellos, no falta el dirigente que se asoma un instante en medio del fragor de la lucha para decir: 'Los peronistas somos como los gatos, cuando parece que nos estamos matando, en realidad nos estamos reproduciendo'.
La frase con la que el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, desisti¨® de la candidatura hace dos semanas resuena todav¨ªa y provoca un ligero escalofr¨ªo de terror al evocarla. Dijo Reutemann: 'He visto algo que no puedo decir y que quiz¨¢ nunca dir¨¦'. Poco antes le hab¨ªa visitado, en secreto, un enviado del ex presidente Carlos Menem. Hasta ese momento, Reutemann, recordado como calculador y exigente piloto de F¨®rmula 1 que compet¨ªa a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora de promedio en los a?os setenta, lideraba con amplio margen de ventaja sobre el resto de los candidatos todos los sondeos de opini¨®n. Pero no pudo soportar la primera presi¨®n en fr¨ªo. Tem¨ªa quedar en medio del choque de las dos locomotoras peronistas en marcha, el duhaldismo de la provincia de Buenos Aires que responde al actual presidente y ex gobernador, Eduardo Duhalde, y el menemismo, la corriente que responde a Carlos Menem.
'Somos como los gatos. Cuando parece que nos matamos, nos estamos reproduciendo'
?Qu¨¦ vio? ? Qu¨¦ le mostraron? ?Qu¨¦ sab¨ªan de ¨¦l, de su gobierno en la provincia, de su vida privada? Algo que amenazaban con difundir si aceptaba disputar la candidatura del partido el 24 de noviembre con vistas a las presidenciales del 30 de marzo. ?Con qu¨¦ le amenazaron? 'Nunca lo dir¨¦', insiste Reutemann.
Eliminado Reutemann, el duhaldismo necesitaba otro candidato y le reclam¨® participaci¨®n al ¨²nico que le quedaba con ambiciones, Jos¨¦ Manuel de la Sota, gobernador de C¨®rdoba, la segunda provincia en importancia del pa¨ªs. En cuanto el gallego De la Sota anunci¨® que estaba dispuesto a competir, el senador Eduardo Menem, hermano de Carlos, le calific¨® de forma definitiva: 'El Gobierno puso en carrera al cohe de reserva de Reutemann'. Los otros tres postulantes no son rivales para la implacable maquinaria menemista, aceitada con demagogia, mentiras y dinero. El ex gobernador de San Luis Adolfo Rodr¨ªguez Saa tiene que sobrellevar el peso de haber sido presidente interino durante siete d¨ªas a fines de diciembre y de ser a los ojos del mundo el responsable de la suspensi¨®n de pagos de la deuda p¨²blica. El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, una versi¨®n liberal m¨¢s decente, se presenta s¨®lo para que Menem le ofrezca el segundo lugar de la candidatura. Queda al margen, en todos los sentidos, el gobernador de la despoblada provincia patag¨®nica de Santa Cruz, N¨¦stor Kirchner, un suced¨¢neo populista de la izquierda que representaba la Juventud Peronista en los setenta. Kirchner amenaza con ir 'por afuera' del partido, pero de la puerta para all¨¢ s¨®lo le quedar¨ªa una alianza estrat¨¦gica con la Alternativa para una Rep¨²blica de Iguales(ARI), la coalici¨®n de partidos de centro-izquierda que lidera la diputada disidente del radicalismo Elisa Carri¨®, que ya tiene un pie en la ciudad aut¨®noma de Buenos Aires, la capital federal, donde el jefe de Gobierno, An¨ªbal Ibarra, aspira a la reelecci¨®n. Ibarra, dirigente del casi extinguido Frepaso (Frente Para un Pa¨ªs Solidario), es el ¨²nico sobreviviente de la Alianza que gan¨® las elecciones generales de octubre de 1999 y llev¨® al radical Fernando de la R¨²a al poder.
Esto es lo que hay. Cinco candidatos peronistas y, hasta ahora, s¨®lo uno de la oposici¨®n, la diputada Carri¨®, en condiciones de enfrentar al ganador de las internas del Partido Justicialista. En dos a?os y medio, la arrasadora crisis argentina ha funcionado como una picadora de carne dirigente. El centenario Partido Radical, que lideraba Ra¨²l Alfons¨ªn, no mueve la aguja del medidor en las encuestas. El Frepaso, que lleg¨® a tener un caudal propio estimado en m¨¢s de cinco millones de votos a fines de los noventa, llevado a la victoria por l¨ªderes como el ex vicepresidente de la Naci¨®n Carlos Chacho ?lvarez y la militante de derechos humanos y ex ministra Graciela Fern¨¢ndez Meijide, no da se?ales de vida. Queda poco o nada en general. Y en cuanto se rasca un poco la voluntad de los ciudadanos, surge estent¨®reo el reclamo para 'que se vayan todos'.
Las miradas se vuelven una y otra vez hacia el interior de la carnicer¨ªa peronista porque es all¨ª donde de verdad se libra el combate de fondo. En un pa¨ªs que tiene ya la mitad de la poblaci¨®n bajo la l¨ªnea de pobreza, el peronismo se asegura el piso hist¨®rico de votos que le garantiza un 30% del electorado. Los dem¨¢s tienen que comenzar de cero, o casi. Por otra parte, el futuro presidente tendr¨¢ que convivir durante siete meses con un Parlamento que seguir¨¢ controlado todav¨ªa por peronistas y radicales.
Con un presidente peronista como Eduardo Duhalde, trabajando para asegurarse su propio retorno a la provincia de Buenos Aires, y el aparato del partido en movimiento, el peronismo parece invencible. Tiene caudillos territoriales, controla feudos provinciales, ofrece candidatos y dispone de fondos reservados para financiar su campa?a. La oposici¨®n advierte que la batalla final ser¨¢ 'contra la mafia'. La diputada Carri¨® cree que 'todo lo que ha sucedido desde el menemismo hasta ahora no ha pasado en vano' por la conciencia de los ciudadanos, y conf¨ªa en una masiva reacci¨®n popular. La gorda o Lilita, como la llaman, es optimista y asegura: 'Nadie puja tanto para parir un monstruo'.
La carrera contra el tiempo de Carlos Menem
Ayer, el ex presidente argentino Carlos Menem iba a participar como principal orador de un acto de campa?a en el municipio de Avellaneda, fronterizo por el sur con la capital federal. Deb¨ªa ser esa su segunda cabeza de playa en la provincia de Buenos Aires, territorio enemigo controlado por el duhaldismo.
El capo local, Herminio Iglesias, le garantizaba con tropa propia la seguridad. Todo estaba previsto. En los d¨ªas previos la legislatura le declar¨® persona non grata y las organizaciones sociales anticiparon que preparaban un acto de repudio, llamado popularmente escrache. El mitin finalmente se suspendi¨® sin explicaciones.
A sus 72 a?os, con dos mandatos presidenciales cumplidos entre 1989 y 1999, Menem quiere ir por la tercera presidencia, como Per¨®n. El legendario fundador del Partido Justicialista regres¨® del exilio en Espa?a y fue elegido nuevamente en 1973 con m¨¢s del 60% de los votos.
Menem retorna del fracaso de sus ¨²ltimos a?os de gobierno como si no tuviera nada que ver con el derrumbe del pa¨ªs y recoge menos del 20% de intenci¨®n de voto en la interna partidaria, aunque comparte la vanguardia en los sondeos con Adolfo Rodr¨ªguez Saa, ex gobernador de la provincia de San Luis.
Los discursos demag¨®gicos, las promesas fant¨¢sticas y las apelaciones a la fe no parecen ya suficientes para una sociedad descre¨ªda, esc¨¦ptica, desencantada, furiosa y estafada. En ¨¦sas se encontraba Menem cuando The New York Times reflot¨® el testimonio de un esp¨ªa iran¨ª que le acusa de haber recibido un soborno de 10 millones de d¨®lares para que no se responsabilizase a Ir¨¢n por el atentado de 1994 contra la sede de la mutual jud¨ªa de Buenos Aires, en el que murieron 86 personas. Demasiado para alguien que se sent¨ªa impune y se hab¨ªa librado hasta ahora de todas las persecuciones judiciales.
Perdi¨® el control y habl¨®. Admiti¨® al fin, en una entrevista con la emisora de televisi¨®n CNN, lo que siempre hab¨ªa negado: que desde 1986 tiene al menos una cuenta con 600.000 d¨®lares en un banco suizo. En realidad son dos, y en la otra hay millones.
La omisi¨®n maliciosa de ese dato en las declaraciones juradas mientras era presidente fue suficiente para que la Oficina Anticorrupci¨®n le denunciara ante los tribunales. Una nueva acusaci¨®n. Si le condenan antes de marzo quedar¨¢ inhabilitado para cargos p¨²blicos y no podr¨¢ presentarse a las elecciones, aunque resultase elegido candidato del peronismo en noviembre.
Las supuestas operaciones pol¨ªticas y de prensa en contra de Menem, de las que le defendieron sus portavoces, implicando en la campa?a a The New York Times, al Gobierno argentino y a quien recogiera la informaci¨®n, se deshicieron en la boca del pez cuando el ex presidente dijo lo que dijo.
Un dirigente pol¨ªtico puede volver hasta de la c¨¢rcel, pero no de la mentira comprobada. Menos en una sociedad como la argentina.
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