Criado en el rebalaje

'Yo soy nacido en la Malagueta y criado en el rebalaje. Los dientes me han salido debajo de un golpe de mar', relata Fernando Dols. Tiene 68 a?os, el pelo canoso, la piel morena y curtida, como todos los marineros, y dice que lleva salitre en la sangre. Fernando procede de una familia de pescadores. Sus dos abuelos y su padre fueron patrones de barco y, sin duda, aprendieron todo lo duro del oficio.

'Mi padre me dijo que la mar era lo ¨²ltimo. Entonces me fui a trabajar con un t¨ªo que era carpintero. Pero no ten¨ªa ilusi¨®n y a los 14 a?os me embarqu¨¦', dice. Su ni?ez y adolescencia la vivi¨® en un barrio de la Malagueta muy distinto al que se conoce ahora. Los altos y caros bloques de pisos se construyeron sobre lo que fueron modestas viviendas de pescadores. 'Todos viv¨ªamos como en familia. Hab¨ªa algunas tiendas, trabajaban los hilanderos para hacer cuerdas y el tintero para te?ir las antiguas redes de algod¨®n', cuenta Fernando. 'Yo jugaba mucho en la playa. Con las latas de pintura hac¨ªa barcos y tambi¨¦n con el corcho. Seg¨²n el viento, los hac¨ªamos navegar en los charcos', a?ade.

De ah¨ª naci¨® no s¨®lo una afici¨®n sino tambi¨¦n una manera de vida. Hace m¨¢s de 20 a?os, Fernando comenz¨® a coleccionar fotos relacionadas con las barcas de j¨¢begas. Ahora, casi 70 de las miles que forman su colecci¨®n, se exponen, hasta hoy, en la sala Italcable de la Fundaci¨®n Unicaja. Son instant¨¢neas que hacen un recorrido por la historia de este arte de pesca y de su embarcaci¨®n desde principios de siglo hasta hoy. Esta muestra es una de las iniciativas que la Fundaci¨®n Unicaja pone en marcha para rescatar la memoria y garantizar el futuro de la j¨¢bega.

'En el a?o 1946 hab¨ªa 76 barcas que faenaban en todo el litoral malague?o', explica Fernando. 'Una barca se quedaba en la orilla, dejaban una cuerda en tierra. Buscaban la marea, echaban las redes y volv¨ªan arrastr¨¢ndolas a la orilla', narra Fernando. As¨ª se sacaba el tradicional copo, sobre todo de sardinas y boquerones.

Pero estas embarcaciones se fueron perdiendo. Se puso l¨ªmite a la pesca de arrastre y el motor y un par de hombres pod¨ªan competir con los siete remeros y el patr¨®n de la barca de j¨¢bega. Hoy d¨ªa s¨®lo quedan nueve, que participan en las regatas estivales, como la que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 2 de agosto en el Puerto de M¨¢laga. Una de las que compite es Rosario y Ana, propiedad de Fernando Dols. Compr¨® esta barca pr¨¢cticamente desahuciada y la restaur¨® ¨¦l mismo. Tard¨® unos dos a?os en hacerlo y con ella ha ganado numerosos premios.

La j¨¢bega, considerada la embarcaci¨®n m¨¢s antigua que ha faenado en el litoral andaluz, siempre se bautiza con nombre de mujer y su proa est¨¢ presidida por el dibujo de un ojo, un adorno de origen ancestral, posiblemente fenicio, cuyos poderes m¨¢gicos libraban a la barca de los peligros del mar y la guiaba en la niebla.