El dios fracasado
'Ayer, maravilla fui: hoy, sombra m¨ªa no soy'. Un epitafio cl¨¢sico para la foto de Mario Conde encarcelado. Bailar¨ªn de sevillanas peinado a lo Gardel, ejemplo de la juventud en el tiempo en que todo era posible y todo estaba permitido, y se lanzaba el grito de '?Enriqueceos!', nadie le pudo advertir que hab¨ªa un l¨ªmite. ?l hubiera querido ser presidente de la Rep¨²blica, o en todo caso del Gobierno: y despu¨¦s, llegar a Dios. Desde que Nietzsche dio la noticia de que Dios hab¨ªa muerto, el n¨²mero de aspirantes a ese puesto de trabajo es enorme. Yo interpreto la f¨¢bula de Nietzsche, aparte de en su sentido real -el de una idea, un pensamiento agotado-, como un suicidio: mir¨® el Todo (a s¨ª mismo), y al Gran Pan le entr¨® p¨¢nico (palabra que hemos derivado de su nombre), y se suicid¨®. Su obra le hab¨ªa salido mal. Hay, sin embargo, muchos aspirantes. Algunos van directamente al manicomio -lo que mantiene en los neocreyentes la idea de que uno de esos sea el verdadero-, otros llegan a Papa y destruyen los ¨²ltimos a?os de vida terrenal quemada y dura haciendo m¨¦ritos.
Creo, sin embargo, que para llegar a ocupar esa plaza vacante hay que tener, al menos, alguna inteligencia, y Mario Conde se dej¨® predicar por gentes que ten¨ªan alguna m¨¢s que ¨¦l -peque?os periodistas-, de los que s¨®lo aspiran a un buen puesto terrenal y alg¨²n dinero para su bolsa (que no sube ni baja como la otra; al contrario, son ellos los que la hacen subir y bajar). Nadie es insensible a la alabanza. O¨ª el di¨¢logo de un hombre importante con su valido, despu¨¦s de una entrevista vergonzosa: '?Has visto qu¨¦ coba me daba este imb¨¦cil?'. 'S¨ª, se?or. Pero es que todo lo que dec¨ªa de usted era cierto'. 'Eso s¨ª, eso s¨ª', contest¨® el importante.
Lo peor de estos aspirantes a Dios es que creen que todo lo bueno suyo es cierto. Pero ignoran que un verdadero Dios no entra nunca en pol¨ªtica, porque eso le puede desposeer de todo. Gil y Gil lo perdi¨® todo -todav¨ªa no, todav¨ªa deifica- cuando fund¨® un partido y quiso entrar en el Parlamento. Los conspiradores de Mario Conde pod¨ªan llevarle al cielo, que es algo que tambi¨¦n produce ingresos considerables a trav¨¦s de sus iglesias, pero no a la jefatura del Estado.
No lamento lo que le ha pasado, sobre todo porque va a salir con tercer grado o con libertad condicional en nada de tiempo. Al rev¨¦s, me alegro: podr¨ªa servir de precedente para que salgan montones de desgraciados que aspiraban a un panecillo. Al contrario, la reforma de los c¨®digos les va a endurecer y alargar las prisiones provisionales, a dificultar el tercer grado y los permisos.
Pero es que nunca quisieron ser Dios: s¨®lo tirar de un bolso.
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