Sadam mueve ficha
La s¨²bita invitacion de Bagdad para reiniciar conversaciones que permitan el retorno a Irak de los inspectores de armamento de la ONU, que abandonaron en 1998, puede ser la en¨¦sima maniobra de Sadam Husein para ganar tiempo o, por el contrario, un primer paso para evitar el anunciado ataque estadounidense. Un ataque que hoy parece fuera de toda discusi¨®n, con o sin el aval internacional, y para el que EE UU y el Reino Unido, los dos estrechos aliados decididos a protagonizarlo, mueven ya desde hace tiempo sus peones diplom¨¢ticos y militares.
Washington y Londres habr¨ªan concluido ya, a juzgar por lo esc¨¦ptico de su r¨¢pida respuesta al movimiento de Bagdad, que se trata de una nueva finta del dictador iraqu¨ª. Ambos exigieron ayer un acceso sin trabas ni condiciones de los inspectores de la ONU a los programas iraqu¨ªes de armamento de destrucci¨®n masiva; EE UU, seg¨²n su portavoz en el Consejo Nacional de Seguridad, mantiene, en cualquier caso, su plan de derrocar a Sadam.
El historial del m¨¢ximo dirigente iraqu¨ª no avala el optimismo, aunque Rusia considere importante su ¨²ltima iniciativa. El curr¨ªculum del d¨¦spota se caracteriza por el incumplimiento sistem¨¢tico de sus promesas y compromisos, incluso los adquiridos con la ONU posteriores a su derrota tras la invasi¨®n de Kuwait, hace ahora 12 a?os. El hombre que atacara Ir¨¢n en 1979 no se ha parado en barras para asesinar a sus oponentes pol¨ªticos o aniquilar por procedimientos nazis a una parte de su minor¨ªa kurda. Las estrictas sanciones contra Irak impuestas por la ONU hace ya 11 a?os han servido para poner de rodillas al conjunto del pa¨ªs asi¨¢tico, pero no para hacer renunciar a su jefe al designio de dotarse de armas de gran poder exterminador.
Nadie de buena fe cree que Sadam se haya deshecho de sus arsenales qu¨ªmicos y biol¨®gicos. El presidente Bush y Tony Blair van m¨¢s all¨¢ y consideran que el petr¨®leo acabar¨¢ poniendo en manos del r¨¦gimen, m¨¢s pronto que tarde, la bomba nuclear. Pese a todo, el l¨ªder iraqu¨ª debe tener la oportunidad de demostrar que ahora s¨ª est¨¢ dispuesto a permitir el retorno de los expertos de la ONU con absoluta libertad de actuaci¨®n. Si el eventual gesto no sirviera para salvar su r¨¦gimen, quiz¨¢ sea lo ¨²nico que a estas alturas puede ahorrar al mundo una nueva conflagraci¨®n de consecuencias imprevisibles.
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