Payo bueno, payo malo
Cada verano hay alguien que triunfa en las discotecas y chiringuitos con una canci¨®n m¨¢s o menos borde. Este a?o, los turistas de nuestro pa¨ªs van a bailar con un grupo de ni?as prefabricado ya desde el mismo nombre: se llaman, sin pudor alguno, Las Ketchup y cantan una canci¨®n de t¨ªtulo oscuro: Aserej¨¦. Por primera vez en la historia, la canci¨®n del verano no contiene las palabras sol, ni playa, ni amor. De hecho se trata de una rumbita pegadiza, y si uno escucha la letra recuerda esos ejercicios de poes¨ªa fon¨¦tica que tanto gustaban a J. V. Foix; dice as¨ª el estribillo: 'Aserej¨¦, ja deje tejebe tude jebere seiunoba majabi an de bugui an de buididip¨ª'. En realidad, el tema quiere rendir un dudoso homenaje al llamado primer rap de la historia, Rapper's delight, que interpretaron los norteamericanos Sugarhill Gang en 1979. En la canci¨®n, unos tipos tomaban un ritmo de Chic, otro grupo de moda, y empezaban a hablar encima a toda pastilla, frases y m¨¢s frases incomprensibles que se iniciaban, es cierto, con algo parecido a un 'Aserej¨¦' (en realidad era 'I said a hip hop a hippie hippie' y etc¨¦tera).
Gato P¨¦rez lleg¨® de Argentina para descubrir la rumba catalana en Gr¨¤cia
El Payo Malo canta un mantra que viaja de la cr¨ªtica social al hedonismo de barrio
En oto?o de 1979 yo compr¨¦ el single de Rapper's delight y suspir¨¦ por la versi¨®n maxisingle, nueve minutos de la misma tonadilla que no estaban al alcance de mi bolsillo. En la car¨¢tula del disco hab¨ªan traducido el t¨ªtulo y para m¨ª, pues, la canci¨®n se llamaba El gozo del rollista. Tuvieron que pasar muchos a?os hasta que los rollistas fueron en realidad raperos. Unos meses antes, ese mismo a?o, hab¨ªa aparecido Romesco, el segundo disco de un rumbero especial, Gato P¨¦rez. Es un tren que en ese momento no cog¨ª, pero escucho ahora esas canciones y puedo imaginarme, con cierta envidia, c¨®mo su ritmo contagioso recorr¨ªa ese verano Barcelona.
Gato P¨¦rez hab¨ªa llegado de Argentina para descubrir la esencia de la rumba catalana en las calles del barrio de Gr¨¤cia -un payo entre gitanos- y, como ellos, alternaba las letras en catal¨¢n y en castellano para hablar de temas garbosos. Cantaba, por ejemplo, en El ventilador: 'El secreto de la m¨¢quina, | est¨¢ en el ventilador | que mercachifles y marineros | trajeron de Caribe y de Ecuador. | Juntaron rumba y flamenco | y le dieron nuevo sabor | al ritmo de los gitanos | de Somorrostro hasta Matar¨®'. A menudo los t¨®picos tienen un fondo de verdad irrefutable: como los dibujos de Nazario o de Mariscal, como las canciones de Sisa o los cuadros de Oca?a o la barra del Zeleste, como las correr¨ªas del cura Flavi¨¤ o el actor Pepe Rubianes, las rumbas de Gato P¨¦rez forman parte del imaginario colectivo de toda una ¨¦poca. El Gato muri¨® joven, se lo llev¨® un mal tic-tac en 1990, y en cierta forma su muerte dio carpetazo a todo un mundo. A menudo, al recordarlo, ese universo aparece envuelto por un tintineo de leyenda de charlat¨¢n, pero basta escuchar Se fuerza la m¨¢quina, Gitanitos y morenos o Tiene tumbao para revivir al instante el sabor agridulce de esos d¨ªas: porque tambi¨¦n, de vez en cuando, les llegaban noches ruines.
Los a?os ochenta se gastaron en locales de dise?o fr¨ªo y apogeo del metacrilato, y en los noventa se retomaron los ritmos calientes. La parte l¨²dica eran Los Manolos versionando a los Beatles, pero en el extrarradio, donde los autos de choque se instalan para m¨¢s d¨ªas y son m¨¢s baratos, se empezaba a cocer un fen¨®meno musical: los futuros rollistas que en 1979 escuchaban seguramente al Gato son hoy en d¨ªa todo un contingente de raperos y rapsodas del verso violento. El se¨ªsmo del hip hop en Catalu?a llega especialmente a Terrassa (S¨®lo los Solo), a Girona (Ari, Geronaci¨®n) y tuvo el epicentro en El Prat del Llobregat. De all¨ª eran Eat Meat, los primeros, y sobre todo 7 Notas 7 Colores, que abrieron mercado.
Sin embargo, la ¨²ltima voz voraz visible ha sido la de El Payo Malo, alias de Jos¨¦ Antonio Abril, nacido en Granada y que vive en Terrassa, donde ya antes hab¨ªa colaborado con S¨®lo los Solo. Empez¨® cantando en el colectivo Funkomuna y el a?o pasado sac¨® su primer disco, Con tierra en los bolsillos, donde se escuchan ritmos sure?os y ¨¢rabes. Cuando se suelta la lengua, El Payo Malo desenrolla un mantra cargado de rimas que viaja de la cr¨ªtica social al m¨¢s puro hedonismo de barrio (drogas, coches, ritmos, juegos). En La play recita (muy r¨¢pido): 'Mi misi¨®n triunfar afuera, como Antonio Banderas, en carretera primera se espera que no hay manera de ganarme ya, quieres echarme el lazo, tengo clase y paso, tengo el mando paso, no hay ¨¦xito o fracaso. Me llaman mi novia, mi madre y mis amigos, y a todos les digo que me quedo en casa jugando a la Play, ya te digo, me ha fichao el Madrid y han echao a Figo, la Champions League es para m¨ª, ya te digo...'. Doce segundos de vida cotidiana que confirman que han pasado los a?os, pero que siguen existiendo quienes cantan a contrapelo de los dem¨¢s, a su aire.
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