KOSOVO, EN BUSCA DE LA NORMALIDAD PERDIDA
Tres a?os despu¨¦s de los bombardeos de la OTAN, Kosovo ha cambiado, al menos en apariencia. La ONU ha conseguido crear algo parecido a una administraci¨®n y la econom¨ªa florece. No obstante, las mafias campan a sus anchas y el odio entre serbios y albaneses persiste. Los vecinos son todav¨ªa enemigos irreconciliables.
El joven macedonio alban¨¦s que tuvo sus m¨¢s y sus menos con la justicia y una experiencia penitenciaria en Austria por un par de kilos de hero¨ªna de m¨¢s, no se siente a gusto en el Kosovo de hoy, tres a?os despu¨¦s del fin de la guerra y de la entrada de las tropas de la Fuerza Internacional de Paz (KFOR). Se lamenta el joven de que casi en cada pueblo polic¨ªas albanokosovares, provistos de radares, controlan el exceso de velocidad: 'No hay escapatoria. Te retienen los documentos y tienes que ir a pagar al Ayuntamiento del pueblo. S¨®lo con el recibo de haber pagado la multa te devuelven los papeles y puedes seguir viaje. Esto no es lo que era. Esto parece Alemania'.
Tres a?os despu¨¦s del final de los bombardeos, Kosovo ofrece una imagen de cierta normalidad. Los coches ya no circulan sin identificaci¨®n. Todos llevan las nuevas matr¨ªculas establecidas por la Misi¨®n de las Naciones Unidas en Kosovo (Unmik). Apenas se ven casas destruidas por las bombas o los incendios que los serbios provocaron. La capital, Pristina, a pesar de su horror estructural insuperable de poblacho desmesurado, da sensaci¨®n de auge econ¨®mico: nuevas construcciones hacen dif¨ªcil encontrar ruinas y proliferan caf¨¦s de Internet, agencias de viaje, restaurantes y supermercados, que parecen reci¨¦n transplantados de Europa Occidental.
La presencia de los all¨ª llamados internacionales -40.000 soldados de KFOR procedentes de 38 pa¨ªses m¨¢s casi 10.000 funcionarios de la ONU y otros miles que trabajan en ONG de toda laya- ha creado un mercado de consumidores con sueldos altos y un efecto multiplicador sobre la econom¨ªa. Cuando desaparezcan los internacionales, que suponen un 5% de los dos millones de habitantes, la econom¨ªa sufrir¨¢ un tremendo impacto, pero la presencia de la comunidad internacional va para largo y, mientras tanto, el dinero corre.
La proliferaci¨®n de organizaciones internacionales ha creado una econom¨ªa dual con dos clases de asalariados, seg¨²n vendan su fuerza de trabajo a la Administraci¨®n de Kosovo o a la Unmik y similares. El rector de la Universidad de Kosovo, el sueldo m¨¢s alto en el ¨¢rea de educaci¨®n, gana 300 euros al mes. Una mujer de la limpieza que trabaje para la ONU puede llegar a los 700 euros. Un catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Inglesa comenta entre c¨ªnico y resignado: 'Mi sueldo mensual es de 155 euros al mes, y ahora hasta me quitan 10 de impuestos. Algunas de mis alumnas ganan 1.000 euros como int¨¦rpretes'.
La Unmik tiene plenos poderes sobre Kosovo, pero se encuentra encorsetada por el marco impuesto por la resoluci¨®n 1.244, que ha dejado sin definir el estatuto definitivo de la provincia serbia. Parece imposible que en la Serbia democr¨¢tica se llegue a una mayor¨ªa parlamentaria que d¨¦ la independencia a Kosovo. Los kosovares, serbios y albaneses han elegido ya un Parlamento y funciona al fin un Gobierno de coalici¨®n en el que tambi¨¦n est¨¢n representados los serbios. No obstante, cuestiones de soberan¨ªa nacional, como las fronteras con Macedonia, o una declaraci¨®n de independencia gracias a la mayor¨ªa parlamentaria de los albaneses tendr¨ªa el veto autom¨¢tico del representante del secretario general de la OTAN y plantear¨ªa un conflicto con la comunidad internacional que financia casi por completo el presupuesto de Kosovo.
Esta presencia de la ONU resulta para los albaneses cultos de Pristina algo dif¨ªcil de digerir. Los musulmanes de Kosovo son una versi¨®n muy suavizada, sin fanatismos, y son grandes transgresores de los preceptos del islam. Por eso se burlan cuando encuentran entre los polic¨ªas de la ONU alg¨²n representante de alg¨²n pa¨ªs isl¨¢mico radical. Una joven albanesa de Pristina comentaba horrorizada que algunos polic¨ªas de la ONU ten¨ªan a sus mujeres vestidas con burka, algo ins¨®lito en Pristina, donde circulan menos mujeres con velo que en un barrio turco de Berl¨ªn. Relata la joven que a su suegro le robaron el coche y lo denunci¨® a la ONU: 'All¨ª se encontr¨® con un polic¨ªa est¨²pido de no s¨¦ qu¨¦ pa¨ªs que le dijo a mi suegro que hab¨ªa tenido suerte, porque el coche era de color verde y Al¨¢ se lo devolver¨ªa'. Con buena dosis de mala intenci¨®n y una pizca de racismo, circula el chiste de un avi¨®n que se estrella en plena selva africana, en territorio de can¨ªbales, y s¨®lo se salvan un estadounidense, un alem¨¢n y un albanokosovar. Los can¨ªbales deciden darse un fest¨ªn con los supervivientes y empiezan por el de EE UU, que se desga?ita en promesas de que su pa¨ªs les dar¨¢ ayuda econ¨®mica y alimentos para salvar su vida. No le sirve de nada y los can¨ªbales lo cocinan. Despu¨¦s el alem¨¢n argumenta que, si le salvan la vida, Alemania invertir¨¢ all¨ª y crear¨¢ industrias para sacarlos de la miseria. Tampoco le sirve de nada. S¨®lo queda el alban¨¦s. El jefe can¨ªbal le pregunta: '?Y t¨², de d¨®nde eres?'. El alban¨¦s responde: 'Soy de Kosovo'. Uno de la tribu interviene: 'A ¨¦ste no nos lo comemos porque mi hermano trabaja con la ONU en Pristina'.
Burlas aparte, la ONU parece empe?ada en normalizar Kosovo bajo la direcci¨®n del alem¨¢n Michael Steiner, un diplom¨¢tico de 52 a?os que sali¨® catapultado del puesto de asesor para pol¨ªtica exterior del canciller Gerhard Schr?der. Su cargo, con connotaciones virreinales y poderes dictatoriales, parece hecho a la medida de Steiner, un soltero fan¨¢tico del trabajo y con ansias de rehabilitarse tras su salida un tanto traum¨¢tica de la Canciller¨ªa en Berl¨ªn. Steiner parece decidido a impulsar Kosovo hacia una m¨ªnima normalidad, siempre precaria mientras no se resuelvan cuestiones esenciales que hoy parecen insolubles: estatuto definitivo, retorno de los serbios con garant¨ªas para sus vidas, lucha contra la criminalidad organizada, superaci¨®n de la crisis, la peculiar situaci¨®n en Mitrovica y un largo etc¨¦tera de problemas.
Steiner ha prometido 'tolerancia cero' frente a las mafias. La polic¨ªa de la Unmik ha lanzado en los ¨²ltimos tiempos se?ales inequ¨ªvocas de que se ha acabado la impunidad para los albaneses, aunque los afectados sean gloriosos excombatientes del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). Otro de los chistes que circulan por Pristina dice: 'La diferencia entre la Unmik y la mafia es que la mafia est¨¢ mejor organizada'. Afrontar la criminalidad organizada parece fuera de las posibilidades de la ONU, que tendr¨¢ dificultades insuperables para entrar en un submundo donde ni siquiera se podr¨¢n fiar de sus int¨¦rpretes. Puede afirmarse que se cumple lo de 'el enemigo est¨¢ dentro', enquistado en las estructuras de los partidos albaneses surgidos del disuelto ELK y en el llamado Cuerpo de Protecci¨®n de Kosovo (TMK), una estructura paramilitar de 5.000 hombres armados. Los albaneses consideran el TMK embri¨®n de un futuro Ej¨¦rcito.
Las conexiones mafiosas y delictivas llegan a las mismas puertas y familias de los pol¨ªticos albanokosovares procedentes del ELK. En enero de 2000, la polic¨ªa de la ONU encontr¨® en casa de Gani Thaci, hermano del ex comandante guerrillero Hashim Thaci, hoy presidente del Partido Democr¨¢tico de Kosovo (PDK), la segunda fuerza pol¨ªtica, la m¨®dica suma de un mill¨®n de marcos (500.000 euros) en efectivo y todo un arsenal. El entonces representante de la ONU Kouchner dio la orden de que en el futuro, antes de registrar casas de familiares de pol¨ªticos relevantes, se le consultase. A mediados de junio, la polic¨ªa de la ONU encarcel¨® al hermano de otro pol¨ªtico destacado. Por orden de un fiscal internacional, la polic¨ªa arrest¨® a Daut Haradinaj, hermano de Ramush Haradinaj, ex comandante guerrillero y presidente de la Alianza para el Futuro de Kosovo (AAK), la cuarta fuerza pol¨ªtica. Ramush Haradinaj era el segundo hombre del TMK, cargo al que renunci¨® para dedicarse a la pol¨ªtica. De un oscuro incidente, en julio de 2000, a Haradinaj le ha quedado una cicatriz en la cara. La investigaci¨®n qued¨® tapada entonces por presiones de Estados Unidos, que por aquellos d¨ªas contaba con Thaci y Haradinaj como buenos chicos y piezas de su pol¨ªtica en Kosovo.
Desde entonces ha corrido mucha agua por el Danubio. En Serbia ya no gobierna Milosevic, y el 11-S ha quitado simpat¨ªas en EE UU a todo lo que huela a terrorismo y conexiones m¨¢s o menos isl¨¢micas. Cuando la polic¨ªa de la ONU detuvo al hermano de Haradinaj, con rango de general en el TMK, la Unmik comunic¨® que el arresto se deb¨ªa a 'la sospecha de estar involucrados en graves actos criminales contra albaneses'. Con Haradinaj cayeron tambi¨¦n otros mandos del TMK, presuntamente dedicado a la protecci¨®n civil, pero instrumento de hecho de toda clase de extorsiones. La acusaci¨®n contra los detenidos se remonta a los d¨ªas del caos que siguieron a la entrada de KFOR en Kosovo y al vac¨ªo de poder creado tras la desaparici¨®n de la Administraci¨®n serbia. Elementos del ELK ocuparon aquel vac¨ªo de poder y aprovecharon la situaci¨®n para venganzas e incluso ejecuciones sumarias de albaneses presuntos colaboradores de los serbios. Hasta ahora nadie hab¨ªa testificado contra los 'h¨¦roes del ELK', pero existen indicios de que algunos albaneses pueden haber roto las leyes de silencio y denunciado cr¨ªmenes. El TMK reaccion¨® a la detenci¨®n de Haradinaj y media docena de sus mandos con un comunicado en el que compara a la polic¨ªa de la ONU con la de Milosevic: 'Los m¨¦todos de la polic¨ªa de la Unmik no son diferentes de los de la polic¨ªa serbia, que arrestaba y secuestraba gente sin dejar rastro y maltrataba a inocentes sin raz¨®n'.
Los serbios de Kosovo se encuentran repartidos por enclaves y guetos donde KFOR los protege. El n¨²mero de incidentes se ha reducido a un m¨ªnimo, pero los serbios argumentan que esto ocurre por falta de objetos de agresi¨®n. La gran mayor¨ªa se march¨® de Kosovo y malviven en Serbia. La mayor concentraci¨®n de serbios en Kosovo vive encerrada en la parte norte de Mitrovica, una ciudad que parece mantenerse al margen de la Administraci¨®n de la ONU. En el norte de Mitrovica, donde se encuentran los serbios, las matr¨ªculas de los coches no son las que ha impuesto la Unmik en el resto de Kosovo, sino las de Yugoslavia. El dinar circula como moneda, aunque no le hacen ascos al euro. Los tel¨¦fonos funcionan con la red de Serbia y esto implica que desde el otro lado del r¨ªo Ibar se tenga que realizar una llamada internacional para hablar dentro de la misma ciudad.
En Mitrovica el odio se palpa.La separaci¨®n ha supuesto traumas. Muchos albaneses viv¨ªan en la parte norte y han perdido sus casas, que no pueden visitar sin riesgo para su integridad f¨ªsica. Lo mismo ocurre con serbios que viv¨ªan en el sur.
En el caf¨¦ Viva, al sur de Mitrovica, Erman, un alban¨¦s de 18 a?os, cuenta c¨®mo vio a los serbios quemar su casa la primera noche de los bombardeos de la OTAN, el 24 de marzo de 1999: 'No pudimos salvar nada. Serbios enmascarados nos echaron. Vi c¨®mo incendiaban la casa. S¨®lo se salvaron las cosas que mis vecinos serbios robaron. Tuve que irme a vivir con mi abuela'. Despu¨¦s Erman y la familia salieron de Kosovo a Turqu¨ªa. Al final de la guerra regres¨® y vivi¨® dos meses en la parte norte de Mitrovica, en la casa de su abuela, pero varias veces les lanzaron granadas, hirieron a la abuela y se tuvieron que ir al otro lado del r¨ªo. El joven explica: 'Pagamos 250 euros al mes de alquiler. Al volver de Turqu¨ªa hab¨ªa muchas casas de serbios vac¨ªas, pero mi padre no quiso meterse en ellas porque dice que no se coge lo que no es tuyo. Me molesta que lleguen albaneses de los pueblos y se metan en las casas de los serbios, que no podr¨¢n volver'.
Al otro lado del Ibar, en el norte, se encuentra la versi¨®n contraria. Sladjsna, una mujer de 27 a?os, trabaja de auxiliar de una farmacia situada en la llamada 'zona de confianza', una franja donde militares franceses protegen las vidas de unos 2.000 albaneses. Sladjsna tuvo que huir a Mitrovica desde Vucitrn, una peque?a ciudad a unos quince kil¨®metros, embarazada de su tercer hijo, cuando entraron las tropas de KFOR y la gran mayor¨ªa de serbios huy¨®. Dice Sladjsna que su marido, que trabajaba en la Administraci¨®n, qued¨® en paro y en Vucitrn dejaron una casa y un piso, 'la casa la quemaron y en el piso viven albaneses'. No ha vuelto. Ahora Sladjsna vive con su familia 'en el piso de unos albaneses, como todo el mundo'. Como auxiliar de farmacia la joven gana 175 euros. Los sueldos en Mitrovica, que paga el Estado serbio, son el doble que en Serbia. '?Cree que alg¨²n d¨ªa podr¨¢ haber un Kosovo multi¨¦tnico?'. Sladjsna responde: 'No creo que eso sea posible'.
Racak, la matanza que desencaden¨® una guerra.
Ma?ana: Racak, la matanza que desencaden¨® una guerra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Unmik
- Michael Steiner
- KFOR
- Declaraciones prensa
- ELK
- Yugoslavia
- Fuerzas internacionales
- OTAN
- Guerra Kosovo
- Misiones internacionales
- Mediaci¨®n internacional
- Kosovo
- Reconstrucci¨®n
- Mafia
- Cese hostilidades
- Proceso paz
- ONU
- Delincuencia
- Guerra
- Defensa
- Gente
- Grupos terroristas
- Terrorismo
- Conflictos
- Organizaciones internacionales