GRITOS Y LAMENTOS TRIUNFAN EN EL FESTIVAL DE BENIC?SSIM
Segunda jornada y dos formas muy distintas de citarse con el ¨¦xito. Radiohead se lamenta mel¨®dicamente y Primal Scream grita su rock airado a una multitud que disfrut¨® con ambos. El p¨²blico est¨¢ a punto de dejar peque?o el recinto del festival
Los llamados al ¨¦xito acudieron a la cita con el mismo. Quedaron en Benic¨¤ssim, en la segunda de las tres jornadas del festival, y ante unas 35.000 personas certificaron su popularidad. Fueron dos bandas con tradici¨®n e historia, y Radiohead y Primal Scream impusieron su sonido y estilo en el escenario principal de un festival que el s¨¢bado vivi¨® otra jornada multitudinaria que de nuevo concluy¨® con el concurso del sol.
Los triunfadores de la noche escribieron su historia con guiones bien distintos. Radiohead, los esperados, amados y admirados m¨²sicos comandados por Thom Yorke, edificaron una catedral de lamentos en base a melod¨ªas sinuosas que parec¨ªan cantar al alma misma de los espectadores. ?stos, at¨®nitos, quedaron prendidos en la mara?a doliente de un Thom Yorke que parece nacido para escarbar en los rincones oscuros del alma humana. Los tiempos m¨¢s calmos dictaron la pauta y la magia qued¨® reservada a la voz de Thom, una espiral quejumbrosa y reiterativa que a modo de salmodia sobrecogi¨® el ¨¢nimo del personal. Acudiendo a las dos caras de su m¨²sica, la digamos m¨¢s mel¨®dica y la m¨¢s experimental, Radiohead dejaron tan satisfechos a sus seguidores como indispuestos a quienes consideran a la banda un grupo de atormentados que disfrutan revolc¨¢ndose en su dolor. En suma, cada uno de los presentes vio a los Radiohead que ven¨ªa dispuesto a ver.
El otro gui¨®n de la segunda jornada se escribi¨® con trazo m¨¢s grueso, sudoroso y f¨ªsico. Primal Scream salieron a escena dispuestos a sacudir al p¨²blico con un show directo y apabullante escrito en clave de rock y de punk. Nada de lindezas, sugerencias o dobles mensajes; nada de mezclas, poco de electr¨®nica y m¨¢s guitarras que nunca. Si Radiohead hab¨ªan hablado a la mente, Primal Scream quisieron apelar al cuerpo con la intenci¨®n de agitarlo. La actuaci¨®n de la banda de Gillespie, que comenz¨® con problemas de sonido que tambi¨¦n afectaron a otras bandas durante la jornada, puso la directa y concluy¨® sin altibajos arrancando por medio la complicidad de la muchedumbre apostada frente al escenario principal. Sin hacer una actuaci¨®n memorable, es m¨¢s, seg¨²n como pareci¨® incluso rutinaria, y fi¨¢ndolo todo al m¨²sculo, el matiz pereci¨® arrollado por los guitarrazos y Primal Scream parecieron menos m¨¢gicos que en otras ocasiones. Aun con todo, su concurso fue adecuado para contrapesar a Radiohead y construir as¨ª una noche con dos caras bien distintas. Ambas cupieron en los deseos del p¨²blico.
A todo esto, la sensaci¨®n de gent¨ªo fue mucho m¨¢s acentuada que en la primera jornada. El tr¨¢nsito entre escenario y escenario era una aventura de bolsillo, una gincana en la que hab¨ªan de sortearse personas tumbadas, derrumbadas y sentadas, personas en trayectoria de colisi¨®n con uno mismo, personas que se negaban a ceder el paso al transe¨²nte, personas que ya no se ve¨ªan ni a s¨ª mismas, personas, personas y m¨¢s personas. Y tambi¨¦n alg¨²n perro, animales con biodiversidad en el pelaje olisque¨¢ndolo todo a su paso. Un para¨ªso para su olfato. Estos animales, propiedad mayormente de hippies, son la prueba de que el FIB ya es un festival con todas las de la ley. Sin hippies que tocan el tambor por la noche y sin perros no se puede hablar de festival, y en el FIB ya los tenemos incorporados al paisaje humano. Eso s¨ª, como se trata de hippies de ciudad, algunos han venido en furgonetas de las que descargan un equipo de m¨²sica y montan una discoteca en cualquier lugar, como un grupo de alemanes d¨¢ndole al hardcore-techno.
A este tipo de p¨²blico se hace dif¨ªcil imaginarlo viendo a Belle & Sebastian. El grupo escoc¨¦s actuaba en el escenario principal luego de su apabullante ¨¦xito en el peque?o el a?o pasado. Y dio la sensaci¨®n de que no acabaron de estar c¨®modos. Problemas de sonido en el escenario fue la piedra que les entr¨® en el zapato. Y, pese a tirar de temas como Like Dylan in the movies, The state i am o Wrong girl, la cosa no fue fina. Pusieron todo el candor del mundo, subieron al escenario a admiradores y amigos e intentaron imponerse a la adversidad, pero la cosa se qued¨® a medias tintas. Mucho m¨¢s definido fue el concierto del veterano Paul Weller, un hombre que hizo sonar ecos de m¨²sica negra en su actuaci¨®n. Estupendo al piano, sensible en la voz, ¨¢spero en el rock, delicado en el pop y siempre con un ojo en el soul, Weller hizo valer su veteran¨ªa, talento y sentido musical. Tampoco hizo el concierto de su vida, pero Weller no lo precisa para aprobar con nota sus actuaciones. La noche la cerraron los franceses Rin?c¨¦r?se, grupo original sobre todos por sus acentos. Hacen house con instrumentos. Seguro que a¨²n ahora se est¨¢n pellizcando para creerse que toda aquella multitud les miraba a ellos. Encantados de la vida se aplicaron a hacerla bailar para finalizar una jornada en la que brillaron, entre otros, Departure Lounge, The Beta Band, Thalia Zedek, Low y Little Louie Vega. Mucha m¨²sica para las muchas horas que dura un festival que ya es tan popular que hasta los mendigos se acercan a los accesos para pedir un poco de la alegr¨ªa con la que entra el p¨²blico a este parque tem¨¢tico que se llama FIB.
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