Sue?o cumplido
Hac¨ªa algunos a?os que ning¨²n novillero catal¨¢n tomaba la alternativa. Por ello ha sido un acontecimiento que ahora lo haya hecho Seraf¨ªn Mar¨ªn, hasta ahora el elemento m¨¢s destacado surgido de la Escuela Taurina de Catalu?a y que la temporada pasada fue uno de los que encabez¨® el escalaf¨®n novilleril. Al ejemplar de la ceremonia -en la que ofici¨® de padrino el valenciano Jos¨¦ Pacheco, El Califa, y de testigo, el murciano Alfonso Romero-, lo salud¨® a la ver¨®nica con enjundia y mulete¨® relajado y con buen corte a una res noble, pero que acus¨® la falta de fuerza y a la que liquid¨® de un contundente estoconazo, que puso en sus manos la primera oreja de la tarde.
Al que cerraba plaza lo lance¨® Mar¨ªn con torer¨ªa, siendo empitonado sin consecuencias. Con un aplomo impropio de un d¨ªa de tanto compromiso para ¨¦l, estuvo muy firme con la muleta toreando con mucha verdad por ambos pitones. De nuevo entr¨® a matar con gran decisi¨®n y consigui¨® otro espadazo. Y al final, sue?o cumplido: salida a hombros por la puerta grande de una plaza importante el d¨ªa de la alternativa.
Villamarta / Califa, Romero, Mar¨ªn
Toros de Villamarta, bien armados, escasos de fuerza y de regular juego. El Califa: silencio y silencio. Alfonso Romero: vuelta al ruedo y ovaci¨®n. Seraf¨ªn Mar¨ªn, que tomaba la alternativa: oreja y oreja. Plaza Monumental, 4 de agosto. Un tercio de entrada.
Al segundo de la tarde le falt¨® fijeza y le sobr¨® gazapeo, pese a lo cual, aunque sin conseguir redondear el muleteo, El Califa se justific¨® y arriesg¨® con valor, encontrando dificultades a la hora de matar, ya que el animal echaba la cara arriba. El cuarto fue devuelto a los corrales por cojear y en su lugar se lidi¨® un sobrero de la misma ganader¨ªa, que lleg¨® al ¨²ltimo tercio reserv¨®n y sin humillar, por lo que El Califa, con poca fortuna en el lote, tuvo que arriesgar para extraer alg¨²n muletazo de m¨¦rito.
Magn¨ªficas las ver¨®nicas de Alfonso Romero a su primero, muy escaso de fuerzas y al que no se pod¨ªa bajar la mano. Romero lo mulete¨® suave y templado a media altura, perjudicado porque la m¨²sica se puso a tocar a destiempo. Despu¨¦s de pinchazo y estocada, dio una vuelta al ruedo con protestas. Volvi¨® a lancear con muy buen estilo al quinto, al que, a pesar de llegar algo aplomado al ¨²ltimo tercio, lo mulete¨® con temple y mucha torer¨ªa y despaciosidad, como para hacer buenas las expectativas que en torno a ¨¦l se hab¨ªan forjado a principios de temporada. Su poco acierto con los aceros le priv¨® de un trofeo bien ganado con capote y muleta.
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