NEUROBIOLOG?A DE LA SIESTA
Dormimos para descansar, ?no es cierto? Pues la verdad es que no est¨¢ nada claro. Para descansar bastar¨ªa tumbarse en cualquier parte. ?Por qu¨¦ tenemos adem¨¢s que perder la consciencia, con los peligros y molestias que ello comporta? ?Es que la evoluci¨®n biol¨®gica es una completa est¨²pida?
El gran cient¨ªfico alem¨¢n del siglo XIX Friedrich August Kekul¨¦ estuvo a punto de perder la salud por una desconcertante paradoja de la qu¨ªmica de su tiempo. Kekul¨¦ estaba seguro de que las mol¨¦culas org¨¢nicas se basaban en largas cadenas de ¨¢tomos de carbono. Cada carbono puede formar cuatro enlaces, y emplea algunos en asociarse a sus carbonos vecinos en la cadena, y el resto en asociarse a otros ¨¢tomos, como el hidr¨®geno. Pero hab¨ªa una mol¨¦cula org¨¢nica, el benceno, cuya f¨®rmula (C6H6) no cuadraba ni a tiros con esa teor¨ªa. Faltaban dos hidr¨®genos. ?Qu¨¦ hab¨ªa sido de ellos? El rompecabezas no parec¨ªa tener soluci¨®n.
De pronto, una noche de 1865, Kekul¨¦ so?¨® con una serpiente (la cadena del benceno) que se agitaba sin parar... hasta que se mordi¨® la cola. ?Ah¨ª estaba la soluci¨®n! La mol¨¦cula de benceno no era una cadena lineal, sino circular. Por eso le faltaban dos ¨¢tomos de hidr¨®geno: los dos carbonos terminales se hab¨ªan deshecho de ellos para poder unirse entre s¨ª y formar un anillo. Todos los datos aislados y contradictorios de la qu¨ªmica org¨¢nica encajaron de repente en un esquema coherente gracias al sue?o de Kekul¨¦. ?Se puede llamar a eso 'descansar'?
Steven Laureys y Pierre Maquet, de la Universidad de Lieja, han presentado en el ¨²ltimo congreso anual de la Organizaci¨®n para la Cartograf¨ªa del Cerebro Humano, celebrado en Jap¨®n en la segunda semana de junio, un experimento que muy bien pudiera esclarecer el misterio de Kekul¨¦. Los investigadores belgas entrenaron a unos voluntarios -?nunca habr¨¢ escasez de voluntarios para este tipo de cosas?- para que pulsaran un bot¨®n a toda velocidad cada vez que una luz apareciera en una posici¨®n determinada de una pantalla. Y les sometieron a un esc¨¢ner cerebral no s¨®lo mientras hac¨ªan la prueba, sino tambi¨¦n mientras dorm¨ªan al acabar la jornada. El sorprendente resultado fue que las mismas redes neuronales activadas durante la prueba se reactivaban despu¨¦s durante el sue?o.
M¨¢s a¨²n: en una prueba similar, pero apa?ada para que las luces no aparecieran al azar en la pantalla, sino siguiendo una pauta temporal compleja y desconocida para los voluntarios, los cerebros de ¨¦stos activaron durante el sue?o -adem¨¢s de las mismas redes de antes- una zona de la que se sabe que est¨¢ implicada en el aprendizaje de la gram¨¢tica y de las sucesiones de s¨ªmbolos (su nombre es n¨²cleo caudado). Y lo m¨¢s interesante: al d¨ªa siguiente, los voluntarios hab¨ªan mejorado en la prueba (tardaban menos en pulsar el bot¨®n), como si su cerebro hubiera descifrado durante el sue?o la pauta compleja que segu¨ªa la luz en sus aparentemente ca¨®ticas apariciones en la pantalla. ?Lo ven? La serpiente de Kekul¨¦. As¨ª es exactamente como el investigador Laureys interpreta sus propios resultados: el cerebro intenta resolver durante el sue?o los problemas que le han obsesionado durante el d¨ªa.
Los experimentos anteriores se refer¨ªan al sue?o nocturno, pero la neurobiolog¨ªa m¨¢s reciente tambi¨¦n ha roto una lanza por aquella modesta y olvidada costumbre de nuestros abuelos: la siesta. Los investigadores de Harvard Sara Mednick y Matthew Walker acaban de demostrar (Nature Neuroscience y Neuron, n¨²meros de julio) que una simple siesta de media hora es capaz de mejorar la ejecuci¨®n de una tarea mental, previamente deteriorada por la fatiga de haberla practicado durante toda la ma?ana. Y lo que es mejor a¨²n: si la siesta dura una hora en vez de media, la recuperaci¨®n es todav¨ªa mayor. ?Demasiado bueno para ser cierto? Pues esperen, que todav¨ªa queda la guinda.
En un experimento, Mednick y Walker han podido concluir que la mejora en la ejecuci¨®n de la tarea es responsabilidad de una fase del sue?o denominada 'sue?o no REM del segundo estadio'. El nombre de la fase no importa. Lo que importa es lo que Walker ha dicho de ella: '?sta es justo la parte del sue?o nocturno que resulta suprimida cuando uno madruga' (declaraciones a www.sciam.com, 3 de julio).
Entra dentro de lo posible que alg¨²n jefe, directivo o gestor est¨¦ leyendo esto, as¨ª que recopilemos los resultados: dormir mejora el rendimiento intelectual; una siesta de media hora es buena; si es de una hora, mejor; y madrugar no es una buena idea. Viva Lieja. Viva Harvard.
ENRIQUE FLORES
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.