Una viuda en la pira
Una mujer muere quemada en la India durante el funeral de su marido siguiendo el rito prohibido del 'sati'
Una mujer de 65 a?os muri¨® quemada el pasado martes en la pira funeraria de su marido, en la aldea de Tamoli Patna (en Madhya Pradesh, a 415 kil¨®metros de Bhopal, en el centro de la India). El suceso corresponde a un sati (suicidio ritual de las viudas, prohibido desde 1829).
La mujer, Kuttu Bai, se sent¨® en la pira que consum¨ªa el cad¨¢ver del marido, y dos polic¨ªas que trataron de sacarla de all¨ª fueron disuadidos a pedradas por unas 1.000 personas. Uno de los agentes, Nari Shankar Gosh, relat¨® el intento de rescate y la actitud hostil de la muchedumbre. 'No est¨¢ claro si la mujer lo hizo voluntariamente o fue obligada', dijo Gosh, quien a?adi¨® que los dos hijos de Kuttu no hicieron nada por impedir los hechos.
Cuarenta polic¨ªas han sido enviados al pueblo y ya han detenido a los dos hijos de la fallecida y a 13 personas m¨¢s. Los hijos, Ashok y Rajkumar, ser¨¢n acusados de asesinato. De Ashok se sabe que, como primog¨¦nito, fue el encargado de encender la pira del padre. 'Sospechamos que los hijos empujaron a su madre simplemente porque quer¨ªan heredar', dijo ayer la oficial de polic¨ªa Savita Shoney. 'Hemos arrestado a otros lugare?os por atacar a los agentes. Otros han huido, pero afrontar¨¢n acusaciones de obstrucci¨®n a la justicia'. Shoney asegur¨®: 'El sati est¨¢ prohibido y todo intento de glorificar lo ocurrido se reprimir¨¢ firmemente'.
El ¨²ltimo caso de sati sucedi¨® en 1987, cuando una joven viuda de 18 a?os, Rup Kanwar, vestida de novia, se inmol¨® ante 5.000 personas en el Rajast¨¢n, al oeste de la India. Sus familiares fueron arrestados por complicidad, pero Rup pas¨® a ser venerada en la zona como una deidad. En 1996, el Tribunal Supremo fall¨® que se hab¨ªa tratado de un suicidio y puso en libertad a los parientes. Sin embargo, el esc¨¢ndalo social suscitado por el caso en todo el pa¨ªs desemboc¨® en la instauraci¨®n de la pena de muerte para quien colabore en un sati.
En 1999, una mujer salt¨® a la pira de su esposo y muri¨® abrasada en Uttar Pradesh. Los jueces decretaron que hab¨ªa habido suicidio y que nadie la presion¨® a cometer sati. Sin embargo, durante varios d¨ªas miles de personas acudieron al lugar para homenajear a la fallecida.
Los or¨ªgenes del sati se pierden en los albores de la historia e incluso hay teor¨ªas que lo remontan a la ¨¦poca de los libros sagrados Vedas (unos 3.000 a?os antes de Cristo). Egipcios, griegos o godos enterraban a viudas o siervos al morir sus monarcas, pero seg¨²n expertos en el sistema de castas, fueron los guerreros escitas que llegaron a la India quienes trajeron consigo la costumbre del sati en el siglo I. La primera referencia escrita al sati data del 900 antes de Cristo. S¨®lo el reformista indio Rajaram Mohan Roy consigui¨® que las autoridades brit¨¢nicas prohibieran en 1829 la pr¨¢ctica. Gandhi reafirm¨® la condena del sati.
El ceremonial variaba. Si el marido s¨®lo ten¨ªa una esposa, ¨¦sta se met¨ªa en la pira funeraria. No todas las viudas se suicidaban. Las que lo hac¨ªan eran veneradas hasta por siete generaciones y se erig¨ªan monumentos en su honor. All¨ª donde el hombre ten¨ªa varias mujeres, s¨®lo se consent¨ªa que obtuviese el honor una, generalmente la favorita del fallecido.
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