Modelo de ciudad
Despu¨¦s de que el PP rompiera en Estepona el pacto anti Gil, el PSOE ha venido insistiendo en la hip¨®tesis de un pacto PP-GIL. Esta conjetura part¨ªa de una premisa improbable: que a¨²n quede alguien dispuesto a pactar con quien ha demostrado que jam¨¢s cumple sus compromisos. Pero la realidad era a¨²n m¨¢s dura y con efectos m¨¢s graves y permanentes: el PP se convirti¨® en Estepona en socio de los intereses urban¨ªsticos de los gilistas y, simult¨¢neamente -y eso es lo peligroso-, asumi¨® su filosof¨ªa urban¨ªstica y sus herramientas. Al margen de cuestiones de estilo, el urbanismo de Gil consiste en su completa privatizaci¨®n y el arrinconamiento de la planificaci¨®n. Esto se puede hacer con chuler¨ªa -como hac¨ªa Gil- o con m¨¢s tacto. En los dos casos, el efecto es el mismo.
Las herramientas son conocidas: la modificaci¨®n de elementos de los planes urban¨ªsticos y la firma de convenios. Ambas serv¨ªan, en principio, para flexibilizar los planes, pero su abuso ha terminado por suplantarlos. Es evidente que cada elemento de un conjunto planificado se relaciona con el resto, por lo que es casi imposible alterar uno sin descomponer todo el plan: si, por ejemplo, se aumenta la edificabilidad de un barrio, crecer¨¢ el n¨²mero de sus habitantes o usuarios y tendr¨¢n de aumentarse tambi¨¦n accesos y servicios. Si no, la ciudadan¨ªa sufrir¨ªa una merma en su calidad de vida. Para modificar los elementos -y a?adir edificabilidad- se usa la otra herramienta: los convenios, que permiten que los ayuntamientos reciban financiaci¨®n adicional. La experiencia da a entender que, muchas veces, de este modo no s¨®lo se financian ayuntamientos, sino tambi¨¦n otras cosas.
Ya durante la huelga de las basuras, el alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre, dio muestras de lo mal que lidia las crisis. Tampoco parece que est¨¦ dispuesto a controlar el urbanismo, que mantiene en manos de Manuel Ramos, el m¨¢s correoso partidario de su rival Celia Villalobos, un hombre sin formaci¨®n y un inquietante pasado como moroso.
Antes de irse de vacaciones, De la Torre ten¨ªa previsto recalificar casi medio mill¨®n de metros cuadrados. Se qued¨® en la mitad: faltaba documentaci¨®n y, adem¨¢s, la Junta de Andaluc¨ªa ha ense?ado los dientes. La consejera de Obras P¨²blicas, Concepci¨®n Guti¨¦rrez, ha pedido al Ayuntamiento de M¨¢laga que elabore un nuevo plan, ya que el vigente ha desaparecido bajo la avalancha de convenios y modificaciones de elementos. Ramos opone el derecho del Ayuntamiento a elegir su modelo de ciudad, un modelo de geometr¨ªa variable -a golpe de tal¨®n bancario- cuyos efectos ya se advierten: la privatizaci¨®n del urbanismo malague?o ha llevado a recalificar buena parte del suelo reservado a viviendas protegidas (VPO). Mientras en el conjunto de Andaluc¨ªa, en el ¨²ltimo trimestre de 2001, el 11,24% de los nuevos proyectos eran VPO -estaban en torno al 40% en 1996-, en M¨¢laga, en el primer trimestre de este a?o s¨®lo son VPO el 1,26%, porcentaje que descendi¨® en marzo hasta el 0,17%. ?Qui¨¦n dice que ya no hay ideolog¨ªas?
Es evidente que en el modelo de ciudad de De la Torre y Ramos no tienen cabida aquellos j¨®venes que a¨²n tratan de formar familia con los salarios de miseria que estos tiempos les tienen destinados.
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