Un jesuita en la China imperial
A finales del siglo XVI, cuando los primeros jesuitas liderados por Matteo Ricci entraron en China, optaron por adaptarse a las formas de vida del imperio central. Se raparon al cero, se rasuraron las largas barbas y se enfundaron en vestimentas de color rojizo, a la manera de monjes budistas. Llegaron incluso a identificar a la Virgen Mar¨ªa con Guanyin, la bodhissatva de la compasi¨®n. Sin embargo, Matteo Ricci no tard¨® en darse cuenta de que s¨®lo en guisa de letrado confuciano pod¨ªa aspirar a convertir al cristianismo a gentes influyentes, y acaso al propio emperador Wanli. Efectivamente, el conocimiento del chino cl¨¢sico y de su tradici¨®n literaria y filos¨®fica le abri¨® las puertas de la capital y de los c¨ªrculos selectos de funcionarios imperiales y letrados de alto rango. Matteo Ricci es hoy todav¨ªa respetado y conocido en China como Li Matou.
EL PALACIO DE LA MEMORIA DE MATTEO RICCI
Jonathan D. Spence Traducci¨®n de Mar¨ªa Isabel Lus Tusquets. Barcelona, 2002 268 p¨¢ginas. 20 euros
Entre los escritos en chino de
Matteo Ricci se encuentra un tratado sobre los palacios de la memoria, redactado a partir de la tradici¨®n mnemot¨¦cnica que arranca con el poeta griego Sim¨®nides. El sin¨®logo norteamericano Jonathan D. Spence se sirve de este libro como hilo conductor de un ensayo biogr¨¢fico apasionante y revelador. Alrededor de la figura de este italiano proteico y singular, reconstruye un momento del pasado en el que vale la pena reflejarse: un raro momento de encuentro cultural y de verdadero esfuerzo por conocer y dialogar con una civilizaci¨®n lejana. El libro nos habla tanto de la Europa de la contrarreforma como de la China de la dinast¨ªa Ming.
Una vez m¨¢s, Jonathan D. Spence ha conseguido dejar atr¨¢s las estancias polvorientas de la academia y llegar al lector con una escritura evocadora, precisa y sobre todo alimentada con una insaciable curiosidad. Aportando todo tipo de detalles que iluminan por s¨ª solos muchas m¨¢s cosas que grandes teor¨ªas vacuas, Spence nos conduce por un itinerario lleno de sorpresas y sabiamente tejido. Se nos permite atisbar el paisaje mental de una civilizaci¨®n lejana a contraluz de nuestras ra¨ªces culturales, se restituye la complejidad de un pasado que en lo concreto se vuelve visible. Los ensayos de Spence no se basan en el alarde erudito, sino en la pasi¨®n de quien transita archivos y bibliotecas estirando hilos y atando cabos. El libro no reh¨²ye los virajes ni las digresiones, ni los saltos en el tiempo o el espacio. As¨ª, por ejemplo, hablar de la estrategia jesuita de adaptaci¨®n al confucianismo le lleva a hablar de un libro de Ramon Llull en el que debaten jud¨ªos, musulmanes y cristianos sin que ninguno de ellos llegue a imponerse.
El palacio de la memoria de Matteo Ricci es un ensayo hist¨®rico y al tiempo una reflexi¨®n sobre la diseminaci¨®n del conocimiento que subyugar¨¢ a cualquier lector interesado en aproximarse al pasado sin apriorismos, sin pasar el peaje de la frivolidad de tanta novela hist¨®rica, ni de la rigidez est¨¦ril de tanto mamotreto sabio. Ahora s¨®lo falta que alg¨²n editor se decida a traducir la m¨¢s ambiciosa e influyente de las obras de Jonathan D. Spence: The Search for Modern China.
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