Justicia elemental
Durante estos ¨²ltimos meses, distintos juzgados est¨¢n corroborando con unanimidad inusual lo que la SGAE ya hab¨ªa expuesto en muchas ocasiones, la necesidad de que los discos compactos v¨ªrgenes incluyan el llamado canon de copia privada. La rotundidad de las sentencias deja poco espacio para la duda: esta medida constituye un acto de justicia elemental para con los autores de este pa¨ªs.
El canon de copia privada es la compensaci¨®n que la Ley de Propiedad Intelectual establece para los autores por la utilizaci¨®n de su repertorio en el ¨¢mbito dom¨¦stico. Se aplica con toda normalidad en los formatos anal¨®gicos de audio y v¨ªdeo desde 1993, con tarifas, por cierto, tan m¨®dicas como invariables desde entonces: 18 c¨¦ntimos de euro por hora de grabaci¨®n en las cintas de audio y 30 c¨¦ntimos en el caso de los VHS.
Los jueces han comprendido lo que el m¨¢s b¨¢sico sentido de la l¨®gica ya apuntaba: si nuestra vieja casete est¨¢ sujeta al canon, tambi¨¦n lo debe estar el moderno CD-R, que a estas alturas es el formato m¨¢s utilizado para la grabaci¨®n casera. Y no hablamos de una percepci¨®n m¨¢s o menos subjetiva. La venta de casetes v¨ªrgenes ha ca¨ªdo en Espa?a un 49% durante los dos ¨²ltimos a?os, el mismo periodo en el que la distribuci¨®n de discos v¨ªrgenes crec¨ªa de 23,5 millones de unidades (a?o 2000) a 79,8 millones (2001).
Los fabricantes y distribuidores han repetido hasta la n¨¢usea que estos discos se utilizan en su casi totalidad para copiar programas y archivos inform¨¢ticos, fotograf¨ªas, etc¨¦tera. ?sa es una de sus utilidades, claro, igual que en una casete podemos grabar una conferencia y en un v¨ªdeo, la fiesta de cumplea?os de nuestro sobrino. Pero los informes independientes (el ¨²ltimo, de Millward Brown/Alef) cifran la utilizaci¨®n de los CD-R para fines musicales entre el 74% y el 77%.
Por ¨²ltimo, quiero recordar que el canon de copia privada se reparte entre la SGAE (50%), los productores discogr¨¢ficos (25%) y los int¨¦rpretes (25%), y por ley una parte se invierte en programas de asistencia, formaci¨®n y promoci¨®n de la cultura espa?ola; a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Autor, en nuestro caso. ?sa es la grandeza de un sistema compensatorio que algunos se afanan en torpedear.
Francisco Galindo es secretario general de la Fundaci¨®n Autor (SGAE)
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