Mar gruesa en Venezuela
Desde el frustrado intento de golpe del pasado abril, Venezuela vive inmersa en una confrontaci¨®n cada vez m¨¢s enconada entre partidarios y detractores de Hugo Ch¨¢vez. La polarizaci¨®n del pa¨ªs caribe?o ha sobrepasado lo meramente testimonial y menudean los pretextos que acaban en enfrentamientos, a veces tan aparatosos como los recientes de Caracas, con siete heridos de bala. Los anuncios por Ch¨¢vez de una real o supuesta reactivaci¨®n del llamado proceso de di¨¢logo nacional caen en saco roto. La oposici¨®n los considera una artima?a m¨¢s, y en su lugar tiene la vista puesta en la convocatoria de un refer¨¦ndum sobre el presidente que podr¨ªa celebrarse el a?o pr¨®ximo.
La par¨¢lisis institucional no ayuda a mejorar el marasmo. Cuatro meses despu¨¦s de la intentona del 11 de abril, el Parlamento no consigue ponerse de acuerdo para constituir una prometida comisi¨®n de la verdad que aclare lo sucedido aquel d¨ªa, en el que 18 manifestantes perdieron la vida en el centro de Caracas, algunos de ellos a manos de francotiradores sin identificar. En este clima, cualquier exceso verbal es posible. En unas recientes declaraciones publicadas en este peri¨®dico, el ex presidente socialdem¨®crata Carlos Andr¨¦s P¨¦rez distingue dos grupos de venezolanos: la 'chusma', que apoya a Ch¨¢vez, y el resto.
El ¨²ltimo elemento de tensi¨®n lo constituye la decisi¨®n por entregas del Tribunal Supremo sobre si deben ser juzgados o no por la rebeli¨®n de abril cuatro mandos castrenses. En dos ocasiones anteriores, el alto tribunal ha considerado que no procede el procesamiento. Pero el pronunciamiento definitivo se espera esta semana y las ansias de unos y otros crecen por momentos. Los partidarios del jefe del Estado han protestado recientemente por el retraso de la decisi¨®n judicial, que temen exculpatoria para los militares. Desde la oposici¨®n se acusa a Ch¨¢vez de coaccionar abiertamente al Supremo para que d¨¦ luz verde al enjuiciamiento de los presuntos golpistas.
El clima de turbulencia, unido al estado calamitoso de la econom¨ªa, amenaza con romper definitivamente el m¨¢s que precario equilibrio del pa¨ªs. Las propias fuerzas armadas, progresivamente politizadas en el sentido m¨¢s latinoamericano y peligroso del t¨¦rmino, no son ajenas al escenario de divisi¨®n. La brecha entre los chavistas, b¨¢sicamente los m¨¢s pobres, y los contrarios al l¨ªder populista, que giran en torno a una deslavazada oposici¨®n cuyo ¨²nico punto en com¨²n es el deseo de librarse del presidente, hace siderales las elecciones previstas para 2006. En este contexto, los venezolanos deber¨ªan hacer un alto en su v¨¦rtigo para reflexionar de buena fe sobre lo que est¨¢ en juego.
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