LA INTELIGENCIA Y LA PASI?N LLENAN LOS DIARIOS DE CARMEN MART?N GAITE
Fuerte y vulnerable, apasionada por su trabajo, lectora voraz y penetrante, exigente consigo misma y con sus amigos... As¨ª se muestra la escritora salmantina en las 600 p¨¢ginas de sus diarios, 'Cuadernos de todo', que se publicar¨¢n en octubre
El d¨ªa que Carmen Mart¨ªn Gaite cumpli¨® 36 a?os, el 8 de diciembre de 1961, su hija Marta, a la que llamaba La Torci, le regal¨® un cuaderno. En la primera hoja, Marta escribi¨® Calila Mart¨ªn Gaite, como la ni?a llamaba a su madre, y debajo, 'Cuaderno de todo'. Fue el primero de los m¨¢s de 100 que Carmen Mart¨ªn Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) escribi¨® a lo largo de su vida.
'Para ella, en un cuaderno se puede meter, como en un caj¨®n, todo lo que quepa. Basta con empezar. En este cuaderno, pues, no debo tener miedo de meter lo que sea, hasta llenarlo. La Torci me ha dado permiso', anot¨® la escritora. Y se lo tom¨® en serio. Siempre llevaba una de esas libretas y escrib¨ªa en cualquier parte, en un tren, mientras esperaba a alguien... Debate y C¨ªrculo de Lectores publicar¨¢n en octubre Cuadernos de todo, una selecci¨®n de esas libretas m¨¢s otros textos, como piezas de teatro, y buena parte de los collages y dibujos que hizo Carmi?a. Son m¨¢s de 600 p¨¢ginas abrumadoras y emocionantes, que muestran a la escritora apasionada por su trabajo, por la lectura, y la mujer fuerte y vulnerable a la vez, hasta un punto en que es dif¨ªcil distinguir a la una de la otra.
'Anotar en mogoll¨®n, los diarios no valen. Cuando yo me muera ?entender¨¢ mi hija lo que dice aqu¨ª?, ?lo sabr¨¢ poner en orden? No. Lo tengo que poner en orden yo', escribe Mart¨ªn Gaite. La Torci, prematuramente muerta, mucho antes que su madre, no pudo y a ella no le alcanz¨® el tiempo. Ese trabajo que Carmi?a ten¨ªa pendiente ha corrido a cargo de Ana Mart¨ªn Gaite, su hermana, y de la catedr¨¢tica de Literatura de la Universidad de Mil¨¢n Victoria Calvi. Y no ha sido f¨¢cil. Que Carmi?a sab¨ªa que se publicar¨ªan un d¨ªa est¨¢ claro, ella misma lo ten¨ªa previsto, pero la selecci¨®n ha sido complicada. Ana admite que ha estado a punto de volverse loca. 'Lo que m¨¢s me ha obsesionado es decidir lo que a ella le hubiera gustado que se publicase'.
Se han omitido, por ejemplo, materiales hist¨®ricos que manej¨® para sus libros, como El conde de Guadalhorce, su ¨¦poca y su labor, o Macanaz, otro paciente de la Inquisici¨®n.
S¨ª hay constancia del intenso trabajo previo que realiz¨®, desde primeras ideas a primeros cap¨ªtulos de, por ejemplo, El cuento de nunca acabar, El cuarto de atr¨¢s, Nubosidad variable, La Reina de la Nieves o Usos amorosos de la posguerra espa?ola. O c¨®mo surgi¨®, por ejemplo, Caperucita en Manhattan. Es impresionante el relato de su llegada a Nueva York, su bronca con los maleteros del aeropuerto, su encuentro con Juan Carlos Eguillor y c¨®mo ¨¦ste hizo unos dibujos sobre una ni?a grande perdida en la ciudad de los rascacielos. Est¨¢ fechado en 1985.
'Fueron terribles las condiciones en que se fue a Nueva York, a ra¨ªz de la muerte de su hija', recuerda Ana Mart¨ªn Gaite. 'La acompa?¨¦ a Barajas, estaba destrozada y me dijo que para ella se hab¨ªa acabado la narrativa'. Caperucita en Manhattan se public¨® en 1991 y luego llegaron otras novelas como Nubosidad variable, La Reina de las Nieves o Lo raro es vivir.
No aparece en Cuadernos de todo ning¨²n texto sobre la muerte de Marta, pero s¨ª de la intensa relaci¨®n que hubo entre la madre y la hija: 'Anoche, La Torci, despu¨¦s de irse Mill¨¢s, estuvo hablando conmigo de sus sospechas detectivescas y del signo G¨¦minis hasta las siete de la ma?ana. Fue una noche en blanco, totalmente aprovechada y feliz...'.
No hay demasiadas referencias a Rafael S¨¢nchez Ferlosio, con el que Carmen Mart¨ªn Gaite se cas¨® en 1953 y del que luego se separ¨®, pero s¨ª algunas. 'Tengo que volver a tratar a R. lo mejor que pueda y sepa. Hay muchas cosas que todav¨ªa puedo hacer por R., a¨²n podemos ir en el mismo tren a veces. Esta casa ha sido de los dos durante diecisiete a?os, y La Torci est¨¢ ah¨ª como prueba irrefutable, como vig¨ªa'.
Pero en el conjunto de los diarios 'lo personal no cuenta casi nada', como dice Ana. 'De lo que pasa en el interior de uno sabemos poco'. Aunque s¨ª queda reflejada Carmi?a: sus intentos de dejar de fumar, sus amigos, la relaci¨®n con su hermana, sus buenos prop¨®sitos, el saberse tan querida por tanta gente y, a la vez, su deseo de soledad y sus lecturas voraces e inteligentes.
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