Paseos entre l¨¦mures
Adentrarse por una vereda rodeada de ¨¢rboles tropicales y encontrarse con varios l¨¦mures -peque?os monos de ojos saltones y orejas espigadas -saltando de rama a rama a escasos metros puede ser una experiencia propia de las rec¨®nditas selvas de Magadascar o... del zoo de Fuengirola. Este recinto, que abri¨® sus puertas en junio de 2001 despu¨¦s de tres a?os de intensas reformas, es una selva tropical a escala reducida donde habitan 62 especies diferentes de ?frica y del sureste asi¨¢tico, 25 de ellas en peligro de extinci¨®n.
'Queremos borrar la imagen del animal encerrado en una jaula y cambiarla por la del animal que vive en un h¨¢bitat lo m¨¢s parecido posible al de su lugar de origen', comenta Antonio Mata, uno de los trabajadores del zoo. El recinto se divide en tres espacios que atienden a la procedencia de los animales: ?frica Ecuatorial, Sureste Asi¨¢tico y Magadascar. En la zona africana se pueden observar desde leopardos hasta cocodrilos del Nilo. Incluso se ha creado un espacio denominado valle de los chimpanc¨¦s donde vive esta especie bajo el mando de Napole¨®n, el patriarca del grupo. Los bamb¨²s son la referencia de entrada en Asia. All¨ª conviven especies como las babirusas y los axis, aunque las estrellas son los tigres de Sumatra que deambulan entre las ruinas de una r¨¦plica del templo de Angkor.
La ¨²ltima zona del parque, la isla de Magadascar, es la m¨¢s espectacular. Una copia a tama?o real de un baobab, un gigantesco ¨¢rbol milenario de 10 metros de di¨¢metro y 20 metros de alto originario de este pa¨ªs, es la antesala del recinto donde viven los 22 l¨¦mures del zoo. 'El ¨¢rbol es de hormig¨®n, pero da tanta sensaci¨®n de realismo que muchos visitantes creen que es aut¨¦ntico', se?ala Estrella Blanco, gu¨ªa del zoo.
Tras el baobab aparece la isla de los l¨¦mures, donde los visitantes entran en contacto directo con estos primates. Hay tres clases de l¨¦mures dependiendo de su pelaje: los blanco y negro, los negros y los de cola anillada. 'Los blanco y negro son los que m¨¢s se acercan a la gente. A los negros, que son nocturnos, y a los de cola anillada les cuesta m¨¢s bajar de los ¨¢rboles', afirma Blanco.
Cada media hora entra un grupo de visitantes al recinto. Mar¨ªa, una cordobesa que ha acudido al zoo con su esposo y su hija, explica que lo mejor es el 'contacto con los animales'. La gu¨ªa del grupo se?ala que los l¨¦mures no son peligrosos, aunque confiesa que a veces dan sustos a los visitantes. 'Los blanco y negro emiten a veces un grito muy fuerte para comunicarse entre ellos, y varios turistas han salido huyendo despavoridos al o¨ªr los chillidos', relata.
Los l¨¦mures son una de las 25 especies declaradas en peligro de extinci¨®n que hay en el zoo. 'Participamos en varios programas internacionales de conservaci¨®n de especies en peligro de extinci¨®n como las tortugas radiatas, los tigres de Sumatra o los hipop¨®tamos pigmeos', afirma Mata. Un zoo que tambi¨¦n presume de ser uno de los dos ¨²nicos, junto con el de Singapur, que abre por las noches. Los visitantes pueden entrar hasta las doce de la noche en julio y agosto, 'lo que permite ver animales nocturnos, como el zorro volador, que no se pueden ver en ning¨²n otro espacio cerrado', comenta.
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