El abogado del Estado dice que no se puede reconocer 'a un muerto el derecho a morir'
La respuesta del abogado del Estado, Javier Borrego, a la demanda de Manuela Sanl¨¦s, heredera de Ram¨®n Sampedro, tetrapl¨¦jico fallecido en 1998, ante el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU, considera carente de sentido reclamar el 'derecho a morir dignamente' de Sampedro, una vez que 'Sampedro muri¨® como ¨¦l deseaba y nadie fue condenado por ello'. Borrego estima que debe rechazarse la queja, porque 'no es posible humana, cient¨ªfica y jur¨ªdicamente hablando, que a un muerto pueda serle reconocido el derecho a morir'.
El abogado del Estado, en las alegaciones al Comit¨¦ de la ONU sobre el fondo del asunto, a?ade: 'Resulta sorprendente, y debe hacerse constar, que, a excepci¨®n del fallecido se?or Sampedro, no hayan encontrado los defensores de la por ellos llamada muerte digna una persona en Espa?a, siquiera una, dispuesta a reclamar ese llamado derecho a morir dignamente. Y en lugar de alguien que reclame ese personal¨ªsimo derecho, es la heredera del se?or Sampedro, fallecido conforme a los deseos que en vida manifest¨®, la que presenta esta comunicaci¨®n [equivalente a demanda o reclamaci¨®n], distorsionando, dicho sea con todo el respeto, los derechos reconocidos en el Pacto [el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos]'.
Caso penal archivado
La petici¨®n de Sampedro a los jueces de que el m¨¦dico u otra persona que le prestara ayuda a morir no fuera perseguido penalmente, fue denegada por la justicia. Cuando Sampedro, harto de su larga e infructuosa lucha jur¨ªdica, recab¨® una ayuda an¨®nima para, en la madrugada del 12 de enero de 1998, poner fin al sufrimiento continuado y extremo de su existencia, se inici¨® una investigaci¨®n penal, que termin¨® archiv¨¢ndose al no averiguar los jueces qui¨¦n ayud¨® a Sampedro a morir.
Antes de morir, Sampedro mostr¨® un gran des¨¢nimo por la actitud de los jueces ante su caso. Cuando el Tribunal Constitucional, que el 27 de marzo de 1997 admiti¨® a tr¨¢mite su recurso de amparo, demor¨® durante meses la resoluci¨®n, a pesar de la gravedad de la situaci¨®n del recurrente, Sampedro, unas semanas antes de morir, pregunt¨® a los jueces: '?Qu¨¦ significa para ustedes la dignidad? ?Debe ser castigada la persona que ayude en mi eutanasia?'.
El propio Sampedro contest¨® a la ¨²ltima pregunta: 'Seg¨²n la Constituci¨®n espa?ola -y sin ser un experto en temas jur¨ªdicos-, categ¨®ricamente NO. Pero el tribunal competente -es decir, el Constitucional- se niega a responder'. Cuando, una vez fallecido, su heredera asumi¨® el recurso, ¨¦ste fue rechazado.
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