Dal¨ª en la monta?a rusa

Tres visiones -el Dal¨ª de las formas blandas y las materias crudas y putrefactas, el pintor con ojo compositivo de arquitecto y el intelectual analista- le sirven a Juan Antonio Ram¨ªrez para revisar la herencia daliniana. El libro, siempre fluido, ofrece a la vez una visi¨®n panor¨¢mica sobre la obra (tan ligada a la vida) del pintor de Figueras y un an¨¢lisis minucioso de algunas de sus caracter¨ªsticas para culminar en una comparaci¨®n de metodolog¨ªas de estudio en la que Ram¨ªrez destaca el triunfo intelectual de Dal¨ª. 'Estudiar a Dal¨ª es como entrar en un parque de atracciones', escribe el historiador, y, efectivamente, el an¨¢lisis de los lienzos del pintor corrobora lo que ¨¦ste dejara escrito en las p¨¢ginas de su Vida secreta: en Dal¨ª los ant¨®nimos m¨¢s que oponerse se solapan. El encantamiento de lo horrible, la dependencia que lo elevado tiene de lo subterr¨¢neo funden y conectan los temas como hace el propio Dal¨ª con las im¨¢genes en lo que termina pareciendo un juego de espejos entre la obra daliniana y su verbalizaci¨®n en boca de Ram¨ªrez. Con todo, es en el ¨²ltimo ensayo, de los tres que contiene el libro, donde reside su mayor aportaci¨®n. Ram¨ªrez asegura que el pintor corrigi¨® el m¨¦todo iconol¨®gico de Panofsky (el an¨¢lisis de una obra a partir del conocimiento minucioso de un contexto) con su m¨¦todo iconol¨®gico-paranoico en el que la estrechez de la raz¨®n habitual es superada por la intuici¨®n po¨¦tica. 'La mente, como la vida de las im¨¢genes, opera por contig¨¹idad y no por oposici¨®n'. La representaci¨®n de un objeto puede ser al mismo tiempo la de otro objeto absolutamente diferente.

En lo crudo, se?ala Ram¨ªrez, anida lo podrido. La vida contiene la muerte. Esa clave la revela Dal¨ª en el ep¨ªlogo de sus memorias cuando asegura que era el cielo lo que busc¨® a lo largo de y a trav¨¦s de la espesura de confusa y demoniaca carne de su vida. Este volumen es tambi¨¦n una b¨²squeda. El ensayo se sumerge en un mundo de oposiciones y contrarios para desenmascarar la extravagancia y descubrir el rigor y la coherencia del pensamiento daliniano.