Lluvioso infierno de ruinas
En 1946, con tan s¨®lo 23 a?os, Stig Dagerman, escritor y anarquista sueco, atraviesa las ruinas de la Alemania desolada como corresponsal del peri¨®dico Expressen. Luego escribe Oto?o alem¨¢n, un magn¨ªfico reportaje, editado por primera vez en 1947, que busca descifrar la suerte del pa¨ªs en los rostros de las figuras an¨®nimas que habitan entre las grietas morales y materiales de la destrucci¨®n generalizada.
Est¨¢ esa gente que pasa el d¨ªa ocupada en buscar patatas o le?a en los suburbios menos golpeados por los bombardeos y luego vuelve a las habitaciones donde vive con m¨¢s de un palmo de agua en el suelo, amargados hasta el fondo de los huesos y a sus horas nost¨¢lgicos del nazismo. Est¨¢n los j¨®venes 'que hab¨ªan conquistado el mundo a los 18 a?os y a los 22 lo hab¨ªan perdido todo': en 1946 no militaban precisamente en organizaciones 'por la democracia', sino en 'bandas de atracadores y c¨¢rteles de mercado negro'. Est¨¢n esos resistentes antinazis radicalmente ap¨¢tridas, con la derrota 'grabada en su frente y alrededor de la boca y los ojos', decepcionados con la estrategia de los aliados ('la guerra y el hambre son flacos pedagogos'), sus absurdos tribunales de desnazificaci¨®n, la indulgencia mostrada hacia antiguos nazis... Est¨¢n los refugiados que viven en vagones de trenes aparcados que no 'sirven para transportar mercanc¨ªas: s¨®lo gente' y de los que nadie sabe cu¨¢ndo continuar¨¢n su viaje hacia otro de los montones de ruinas que tachonan el pa¨ªs. Est¨¢n los 'pobres' y los 'menos pobres', un contraste brutal que Dagerman hace muy visible a la luz de la estaci¨®n de metro de Hamburgo. Y tambi¨¦n hay gente como esa maestra polaca y ese soldado que viven del comercio clandestino y conservan intacto el humor, la lucidez y el sentido de la hospitalidad: son 'las ruinas m¨¢s bellas de Alemania', 'puntos de luz en una gran noche, porque tienen el coraje suficiente para hundirse con los ojos abiertos'.
OTO?O ALEM?N
Stig Dagerman. Traducci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Caba Octaedro. Barcelona, 2002 126 p¨¢ginas. 9 euros
Nadie puede poner en duda la actualidad del reportaje de Dagerman. Desde el 11 de septiembre, la guerra se inscribe muy expl¨ªcitamente en la constituci¨®n material de la civilizaci¨®n capitalista. Todos tendremos ocasi¨®n de comprobar que 'no hay nada en el mundo tan solitario y tan abandonado como una inmensa calle vac¨ªa, en una ciudad bombardeada, una ma?ana de fr¨ªo'. Contra todos los bushes y sharones de su tiempo que fabricaban los terrenos de cinismo y desesperaci¨®n sobre los que se levantan luego siempre las ruinas, Dagerman opon¨ªa 'el socialismo, la democracia y el internacionalismo'. En el fondo, como se hace ¨²ltimamente en Seattle, en G¨¦nova, en Argentina, en Palestina...
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