Hechos consumados

En ocasiones, al personal no nos queda otro remedio que el derecho al pataleo: la ¨²ltima actitud de protesta que adopta el que se siente defraudado en su derecho. Esto sucede cuando quienes saben c¨®mo burlar las leyes hacen caso omiso a cualquier recomendaci¨®n legal que les suponga quebranto a sus pretensiones de hacer de su capa un sayo. Viene a cuento la met¨¢fora porque los terratenientes de la finca La Navilla, en Valdemorillo, han desconfigurado un extens¨ªsimo encinar con talas indiscriminadas.

Nos consta que los responsables de licencias de obras del Ayuntamiento, al amparo de las normas vigentes, han informado al gobierno municipal de la inviabilidad de unas obras carentes de los permisos que corresponden y de la ilegalidad que supone vallar una finca considerada como paraje natural y paisaj¨ªstico y hacer carreteras en su interior.

Muchos vecinos de la urbanizaci¨®n La Pizarrera nos vemos privados as¨ª del principal motivo por el que adquirimos nuestra vivienda, gracias al capricho doloso de quien, a sabiendas de su car¨¢cter delictivo, pretende aprisionar el campo con muros carcelarios y privar de libertad a todo cuanto existe en su interior. Ante la m¨ªnima reclamaci¨®n de informaci¨®n leg¨ªtima que tenemos los vecinos, fieles pagadores de impuestos, en nuestro Ayuntamiento la contestaci¨®n es que el expediente est¨¢ tramit¨¢ndose con una recomendaci¨®n de paralizaci¨®n de las obras. Sin embargo, no ha tenido ¨¦xito, al d¨ªa de hoy, ante quien est¨¢ dispuesto a desobedecer hasta el hecho ilegalmente consumado, que es, ni m¨¢s ni menos, que el terrateniente de turno. Con el rico hemos topado, pero nos cabe, c¨®mo no, la esperanza de que la Consejer¨ªa de Medio Ambiente sabr¨¢ atajar semejante atropello.