"SE VA A UN EMPOBRECIMIENTO DE LA OFERTA DE LIBROS"
Pablo Bordonaba est¨¢ jubilado. Es un librero m¨ªtico de la ¨¦poca de la resistencia antifascista en Catalu?a. Se fue de San Sebasti¨¢n, su tierra, a Barcelona, atra¨ªdo por la aventura de poner en marcha Cinc d'Oros, una librer¨ªa hist¨®rica que ¨¦l contribuy¨® a fundar. Luego tuvo otras ocupaciones, incluso como editor, pero la ilusi¨®n de su vida fue la librer¨ªa, y ahora ya ha visto c¨®mo se cierra tambi¨¦n Cinc d'Oros, que dej¨® de existir este a?o, en marzo. No tiene nostalgia, pero tiene argumentos para lamentar esa p¨¦rdida.
Pregunta. ?Por qu¨¦ cerr¨® Cinc d'Oros?
Respuesta. Por una parte, el mercado se ha ido modificando, se han creado y potenciado grandes superficies y librer¨ªas importantes, como la Casa del Libro, Fnac, El Corte Ingl¨¦s, todas ellas con gran capacidad comercial, de oferta, modernizadas, diversificadas, etc¨¦tera. Y Cinc d'Oros era incapaz de situarse en competencia con ellas, no s¨®lo en el sentido econ¨®mico, financiero, de espacio, sino tambi¨¦n en su propia visi¨®n del negocio. Desde que aparece Cinc d'Oros en el 69 hasta la muerte de Franco y los primeros a?os de la transici¨®n, se vive una ¨¦poca politizada, en la que se superpone a la condici¨®n de comercio la necesidad de luchar por satisfacer la demanda real de la sociedad catalana, limitada por la censura del franquismo; la librer¨ªa es un centro abierto a todas las posibilidades de la oposici¨®n ciudadana. Esta etapa, con los condicionamientos propios de la vida de una librer¨ªa sujeta al comercio, a las necesidades de beneficio, etc¨¦tera, respond¨ªa a unas necesidades pol¨ªticas. Eso ya pas¨®.
'El mercado se ha ido modificando, se han creado y potenciado grandes superficies y librer¨ªas importantes'
'Logr¨¢bamos quebrar la censura con los libros en castellano que se publicaban en el extranjero'
P. ?Qu¨¦ papel jugaban los libros en el cumplimiento de esa misi¨®n pol¨ªtica?
R. En esos a?os exist¨ªa una gran dificultad para que en el mercado espa?ol se presentaran determinados libros, porque estaban prohibidos por la censura. Ocurri¨®, por ejemplo, con la magn¨ªfica novela Si te dicen que ca¨ª, de Juan Mars¨¦, que recibi¨® un premio extraordinario en M¨¦xico y no fue publicada aqu¨ª. Es un ejemplo entre otros much¨ªsimos. No s¨®lo eso, sino que hab¨ªa autores extranjeros cuya edici¨®n traducida tampoco se permit¨ªa publicar en Espa?a, y estaba dificultado el acceso a publicaciones en castellano, como las del Ruedo Ib¨¦rico. Esto nos lleva a la necesidad de hacer un esfuerzo no s¨®lo comercial, sino administrativo, para buscar trampas que permitieran que muchas de estas publicaciones pudieran llegar, en la medida de lo posible, a la ciudadan¨ªa catalana.
P. ?Con qu¨¦ libros quebraron ustedes la censura?
R. Fundamentalmente, con los libros publicados en castellano en el extranjero. El caso m¨¢s palmario es el de Ruedo Ib¨¦rico, por la proximidad geogr¨¢fica. Articulamos un mecanismo con el proveedor, el exportador en Francia, que facilitaba una doble lista: por una parte, la factura comercial real, y una factura ficticia, en la que figuraba un libro prohibido en cuyo lugar ven¨ªa otro t¨ªtulo. Porque un requisito fundamental para retirar de la aduana los libros del extranjero era que, adem¨¢s de la documentaci¨®n comercial, hab¨ªa que presentar una relaci¨®n, firmada, sellada y autorizada, de la Oficina de Informaci¨®n y Turismo. Este tr¨¢mite no era necesario para las obras en otros idiomas, ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, aun cuando fuese de un autor o pensador notoriamente marxista, lo que era m¨¢s aceptable porque la censura sab¨ªa que iban a un p¨²blico mucho m¨¢s minoritario. Adem¨¢s, otro requisito de la censura es que ten¨ªas que justificar el destino de estos libros, y gracias a las relaciones personales que establec¨ªamos a trav¨¦s de la librer¨ªa, simul¨¢bamos distribuirlos entre m¨²ltiples profesores universitarios; nunca hac¨ªan las comprobaciones.
P. ?Qu¨¦ libros recuerda que alcanzaron mayor notoriedad p¨²blica aun estando prohibidos por la censura?
R. Por encima de todos, la Historia de Espa?a de Pierre Vilar, en su edici¨®n castellana. Entre las publicaciones del Ruedo Ib¨¦rico suscit¨® mucho inter¨¦s el libro sobre el Opus Dei, de Jes¨²s Infante, del que ahora ha salido una edici¨®n ampliada en Cr¨ªtica.
P. Hubo otro aspecto en la vida de Cinc d'Oros, al que usted hac¨ªa referencia antes, que era el de agitaci¨®n cultural. ?Podr¨ªa rememorar el contexto en que esto se produc¨ªa, la gente con la que ustedes contaban?
R. Hab¨ªa dos tipos de actos. El m¨¢s habitual era la presentaci¨®n de libro, en relaci¨®n con la editorial, con el autor y con un presentador determinado. Por definici¨®n, al tratarse de un libro editado en Espa?a, la censura lo hab¨ªa aceptado. Hasta ah¨ª, no hab¨ªa nada an¨®malo. La cuesti¨®n es que entonces la situaci¨®n imped¨ªa el mantenimiento de una vida c¨ªvica normal. Entonces, la presentaci¨®n de un libro, como acto cultural, permit¨ªa que asistiese y participase un n¨²mero mayor de personas que el permitido por la ley para una reuni¨®n, y en el di¨¢logo posterior pod¨ªan surgir, evidentemente de un modo colateral o m¨¢s o menos directo, aspectos cr¨ªticos respecto de la situaci¨®n pol¨ªtica. Ello mismo era la tapadera para que las personas se encontrasen en Cinc d'Oros y utilizasen ese encuentro como intercambio no s¨®lo de conversaci¨®n, sino de documentos, citas, etc¨¦tera. T¨¦cnicamente, estos encuentros permit¨ªan la continuidad de la vida clandestina.
P. ?Estaban ligados a alg¨²n grupo pol¨ªtico?
R. No como empresa, evidentemente, pero los v¨ªnculos personales exist¨ªan. A estas alturas, no tengo ning¨²n reparo en decir que, cuando yo vengo a Barcelona en el a?o 68 para colaborar con Jaime Farr¨¢s, mi cu?ado, que fue promotor, inversor y copropietario de la librer¨ªa, en su puesta en marcha, con mi cu?ada Carmen Aispitarte y con Teresa Mu?oz, que falleci¨®, yo proced¨ªa del Frente de Liberaci¨®n Popular, el FLP, hab¨ªa sido uno de los fundadores y militantes del grupo vasco.
P. ?Cree que la de Cinc d'Oros fue una muerte natural?
R. S¨ª en la medida en que viene provocada por causas que llamaremos naturales porque surgen del mercado, de su evoluci¨®n, de las nuevas tecnolog¨ªas. Quiz¨¢ junto a carencias propias, de imaginaci¨®n o de adaptaci¨®n. Aunque, m¨¢s que esto, fue una carencia de medios en una estructura cada vez m¨¢s laminada por el propio mercado, m¨¢s condenada por la gran superficie.
P. ?Qu¨¦ consecuencias puede tener esta aparente inevitabilidad de la crisis de la peque?a librer¨ªa, de la librer¨ªa tradicional?
R. Yo dir¨ªa que un empobrecimiento del mercado y de la capacidad de oferta. Esta intensificaci¨®n de la concentraci¨®n se da tambi¨¦n en otros campos comerciales, como por ejemplo el de la alimentaci¨®n. Trasladado esto al mundo del libro, la desaparici¨®n de muchas peque?as y medianas librer¨ªas, que ya se ha producido y en los pr¨®ximos a?os se va a producir a¨²n m¨¢s, es una p¨¦rdida de oferta, de relaci¨®n, una disminuci¨®n de la riqueza del mercado, porque va a suponer que muchas zonas urban¨ªsticas van a quedar desprovistas y porque hay una buena parte de la clientela de la sociedad civil que sigue prefiriendo la peque?a librer¨ªa, m¨¢s personalizada, donde es atendido, conocido, donde establece otro tipo de relaci¨®n.
![Pablo Bordonaba.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/H5VS7VLEZZP5JUZSROL2HAJAF4.jpg?auth=13a1d2c7b68b665c1e261b429a5932e6fd1247e82766932719a25fa143c78041&width=414)
HETEROG?NEO
Bordonaba siempre ha sido un resistente. Ahora siente rabia hablando de lo que pasa en su pa¨ªs, Euskadi, donde los que, como ¨¦l, fueron antifranquistas sufren persecuci¨®n en lo m¨¢s ¨ªntimo, en el ejercicio de la libertad. Est¨¢ rodeado de libros, los busca ¨¢vidamente. Siente nostalgia de su ¨¦poca de librero ('cuando conversaba con Emilio Lled¨®, o con historiadores como Fontana o Termes; ahora ya no hay ese coloquio, probablemente vivimos en el deterioro'), pero siente que jam¨¢s se deja de ser librero: 'Somos libreros in aeternum'. Cuando le pregunto por los libros de su vida habla del impacto que le produjo leer, en catal¨¢n, La plaza del diamante, de Merc¨¦ Rodoreda. Cien a?os de soledad, Mars¨¦, V¨¢zquez Montalb¨¢n... 'He sido un lector heterog¨¦neo, y no tengo recato en decir que he le¨ªdo mucha literatura de evasi¨®n. Con el paso del tiempo, soy m¨¢s lector de ensayo, sobre todo de historia, y hay un tema recurrente, quiz¨¢ obsesivo: todo lo que tenga conexi¨®n con el Pa¨ªs Vasco'. Y cuando empieza a hablar de Euskadi, se levanta de la silla, cierra los ojos, se mesa la barba, a¨²n negra, y habla ensimismado, como los que tienen rabia. 'No somos sensibles ni conscientes de que la mitad de la poblaci¨®n del Pa¨ªs Vasco est¨¢ sojuzgada, atemorizada, perseguida, en una situaci¨®n peor que la que viv¨ªamos en el franquismo'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.