Un asfixiante aparato de gesti¨®n
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, las instalaciones de la empresa Krupp pr¨¢cticamente hab¨ªan dejado de existir. La acer¨ªa Essen-Borbeck estaba desmantelada, la planta Grusonwerk hab¨ªa sido expropiada por los Aliados, los astilleros Germaniawerft estaban destruidos, y as¨ª sucesivamente.
En aquellos a?os no exist¨ªa en esta gran empresa ninguna actividad productiva, pero su administraci¨®n, su aparato burocr¨¢tico, estaba desbordado de trabajo, haciendo horas extraordinarias a un ritmo enloquecido, para elaborar balances, inventarios y dise?os de estrategia empresarial, que se concretaban en millares de fichas, listados e informes, en varias copias en papel carb¨®n, ordenadamente circuladas y rigurosamente archivadas.
Esta kafkiana situaci¨®n de una empresa sin actividad productiva alguna, pero desbordada de trabajo administrativo, dur¨® poco: aunque Alfred Krupp hab¨ªa sido condenado en Nuremberg a 12 a?os de c¨¢rcel, los aires de la Guerra Fr¨ªa lo devolvieron a la calle ya en 1953 y lo que se le hab¨ªa expropiado, le fue devuelto. Pelillos a la mar.
No se conoce en la historia el caso de ninguna empresa que persiga como modelo de gesti¨®n el que Krupp se vio obligada a adoptar a finales de los cuarenta del siglo pasado. Todas las empresas e instituciones, p¨²blicas y privadas, cuidan sus partes m¨¢s productivas y supeditan a ellas sus aparatos de gesti¨®n. Al fin y al cabo, ya desde el Evangelio se sabe que no se ha hecho el hombre para el s¨¢bado, sino el s¨¢bado para el hombre.
No parece ser ¨¦ste el comportamiento, en cambio, del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa cuyas actuaciones, desde su esperanzadora creaci¨®n en 2000, parecen indicar que persigue la debilitaci¨®n de sus unidades m¨¢s productivas, en favor de una apoteosis de su aparato de gesti¨®n.
As¨ª, se suprimi¨® la Secretar¨ªa General del Plan Nacional de I+D que, con todas sus imperfecciones, dispon¨ªa de una autonom¨ªa y una agilidad que le permit¨ªan realizar convocatorias anuales a fecha bastante fija, evaluaciones en plazo y libramientos de fondos de predecible regularidad. En su lugar existe hoy una m¨¢s que modesta Subdirecci¨®n General que inicia unos expedientes de pago, que discurren por una largu¨ªsima cadena cuyo ¨²ltimo eslab¨®n es el Tesoro P¨²blico, el de los hermosos anuncios de la televisi¨®n. Resultado: el presupuesto no se ejecuta, los investigadores tardan tanto en cobrar (en el mejor de los casos) que reciben las peticiones de justificaci¨®n de gastos una semana despu¨¦s de recibir los fondos.
Otros¨ª, se cre¨® una injustificada, por superestructural, Secretar¨ªa General de Pol¨ªtica Cient¨ªfica para la 'direcci¨®n, coordinaci¨®n, impulso y supervisi¨®n de las actividades desarrolladas por los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n' que dirige poco, coordina menos, no impulsa nada y supervisa en exceso. Tanto supervisa que, no contenta con 'crear' un cuerpo nacional de investigadores titulares, que est¨¢ produciendo justificadas insatisfacciones en los agraciados y tensiones laborales en los centros, anda ahora tratando de alumbrar un modelo global que burocratizar¨¢ a¨²n m¨¢s el subsistema de los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n (OPI).
Esta Secretar¨ªa General, a pesar de la competencia y buena voluntad de su titular, es un in¨²til artefacto que no ha sustituido a ninguna unidad anterior, porque no exist¨ªa nada parecido anteriormente. Pero a¨²n es peor cuando se crea algo en lugar de, o en paralelo a algo que ven¨ªa funcionando. Es el caso de la Fundaci¨®n para la Ciencia y la Tecnolog¨ªa (FECYT) frente a la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva (ANEP). ?sta ¨²ltima est¨¢ siendo sometida a cerco por hambre porque si no, ?para qu¨¦ hemos creado la FECYT? Adem¨¢s el aparato burocr¨¢tico ministerial modelo Krupp, que parece ser quien decide en el MCyT, no entiende que un proyecto de investigaci¨®n deba enviarse a un profesor de Valladolid y a otro de Sevilla para su evaluaci¨®n. ?No tenemos nosotros funcionarios? Pues que eval¨²en ellos y se dejen de esas moderneces del peer review (evaluaci¨®n por pares).
Hay un texto err¨®neamente atribuido al escritor latino Petronio, que figura como aut¨¦ntico en muchos documentos de pol¨ªtica cient¨ªfica, especialmente brit¨¢nicos, quiz¨¢ porque sus autores no se han tomado la molestia de leer detenidamente el Satiric¨®n. En todo caso, y aunque sea ap¨®crifo, es muy agudo. Dice as¨ª: 'Nos ejercitamos duramente, pero parec¨ªa que cada vez que est¨¢bamos empezando a formar equipos, ¨ªbamos a ser reorganizados. M¨¢s tarde, a lo largo de la vida, hube de aprender que tendemos a afrontar cualquier situaci¨®n nueva mediante una reorganizaci¨®n y ello puede ser un m¨¦todo maravilloso para crear la ilusi¨®n de progreso, pero produce confusi¨®n, ineficiencia y desmoralizaci¨®n'.
El reciente cambio de titular en el MCyT puede hacernos concebir la esperanza de que se va a abandonar el modelo Krupp a?os cuarenta en el sistema espa?ol de I+D y que se van a potenciar las acer¨ªas, astilleros y plantas productivas que, en este caso, son los grupos, equipos y centros de investigaci¨®n de universidades y OPI. Quiz¨¢ la esperanza sea vana, porque este Gobierno parece creer, por ejemplo, que se puede incrementar la calidad de la ense?anza universitaria a coste cero y que, asimismo, se puede producir m¨¢s y mejor investigaci¨®n sin nuevos recursos. Claro que dif¨ªcilmente se pueden conseguir incrementos presupuestarios si no se ejecuta plenamente el presupuesto disponible. En estas circunstancias corremos el riesgo de que se nos siga aplicando la pol¨ªtica que denuncia el pseudo Petronio. El tiempo lo dir¨¢.
Javier L¨®pez Facal es investigador del CSIC.
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