Un cl¨¢sico moderno

Se acaba el tiempo de las pruebas, los cambios masivos, los rivales ex¨®ticos, las tandas de penaltis y todo eso que caracteriza a las pachangas estivales. A¨²n faltan dos semanas para que comience la Liga pero la primera competici¨®n oficial, la Supercopa, arranca esta misma noche en Riazor (21,45, TVE1). Por segunda vez desde que en 1982 se instaur¨® este enfrentamiento entre los campeones de Liga y Copa, ninguno de los dos gigantes de siempre, Madrid y Barcelona, est¨¢ convocado a la cita. El honor de alzar el tel¨®n le corresponde esta vez a Valencia y Deportivo, todo un s¨ªmbolo de que el viejo r¨¦gimen bipolar del f¨²tbol espa?ol ha pasado a la historia. Dos reci¨¦n llegados a la cumbre dirimen a doble partido un t¨ªtulo menor, pero con cierta carga moral, que se acrecienta en esta ocasi¨®n por la enconada rivalidad que enfrenta a Depor y Valencia desde hace casi una d¨¦cada.

El continuismo marca el duelo: no habr¨¢ ni una novedad en las alineaciones

Hasta 1994, Deportivo y Valencia eran dos rivales m¨¢s, dos equipos que se encontraban un par de veces por temporada y el resto del a?o se ignoraban ol¨ªmpicamente: ninguna afinidad ni ninguna animadversi¨®n especial los un¨ªa. Pero en 1994 ocurri¨® un suceso extraordinario, aquel penalti fallado por Djukic y la Liga perdida por el Depor en el ¨²ltimo partido ante un Valencia al que Riazor no perdon¨® que se emplease a fondo cuando nada le iba en el choque. Desde entonces, enemigos para siempre.

El destino calent¨® la pugna y, al a?o siguiente, volvi¨® a juntar a los dos equipos en un partido memorable, la final de Copa suspendida por una estruendosa tormenta de junio en Madrid. En las temporadas posteriores, ambos conjuntos se consolidaron como alternativas al r¨¦gimen establecido en la Liga. Los agravios no se olvidaron y los duelos entre Deportivo y Valencia se convirtieron poco a poco en un cl¨¢sico moderno del f¨²tbol espa?ol. Su ¨²ltimo choque est¨¢ muy vivo en el recuerdo: a cuatro jornadas del final de la ¨²ltima Liga, el Valencia gan¨® por la m¨ªnima en Mestalla y enfil¨® la recta final hacia el t¨ªtulo desembaraz¨¢ndose de su adversario m¨¢s inmediato.

Otros detalles del partido de esta noche ilustran el momento singular que vive el f¨²tbol. Ambos equipos comienzan la temporada abonados al m¨¢s puro continuismo: no habr¨¢ ni una sola novedad en las dos alineaciones iniciales. El Deportivo ha hecho un par de fichajes importantes, el paraguayo Acu?a y el portugu¨¦s Andrade, pero el primero tiene pendiente una sanci¨®n de la campa?a anterior y el segundo a¨²n debe reunir m¨¦ritos para abrirse paso en el equipo. En el Valencia nada se ha movido desde la conquista de la Liga. Con el negocio futbol¨ªstico en crisis, el club no ha hecho un s¨®lo fichaje, pese a las peticiones del entrenador, Rafael Ben¨ªtez, y las protestas de la afici¨®n, que azuza a sus dirigentes para que se rasquen el bolsillo. La pol¨¦mica ha enturbiado un tanto la pretemporada del Valencia, que el mi¨¦rcoles gole¨® al Nacional de Montevideo (5-2) en el trofeo Naranja. El Deportivo tambi¨¦n viene de ganar el torneo veraniego de su ciudad, el Teresa Herrera, y est¨¢ viviendo un agosto pl¨¢cido, sin perder ning¨²n encuentro y con claras muestras de que el equipo tiene un librillo que maneja a la perfecci¨®n.

La animosidad de los rivales parece garantizar un estreno de la competici¨®n oficial m¨¢s candente que de costumbre, entre dos equipos incapaces de cogerse por sorpresa y muy parejos: en la ¨²ltima Liga ambos ganaron en sus estadios por 1-0. Javier Irureta, el entrenador deportivista, cree que las cosas seguir¨¢n igual y prev¨¦ 'resultados cortos', tanto en el choque de hoy como en el de vuelta en Mestalla, el pr¨®ximo domingo. Es el sino de un verano escaso de novedades y con los poderes tradicionales ausentes del momento inaugural de la competici¨®n.

Deportivo: Molina; Scaloni, C¨¦sar, Naybet, Romero; Sergio, Mauro Silva; V¨ªctor, Valer¨®n, Fran; y Makaay.

Valencia: Ca?izares; Torres, Ayala, Pellegrino, Carboni; Rufete, Marchena, De los Santos, Vicente; Aimar y Angulo.