Casta y Susana
Casta y susana son hermanas, j¨®venes y guapas. Son tambi¨¦n hu¨¦rfanas, por lo que viven con su t¨ªa Antonia en una calle modesta de los barrios bajos. Trabajan en el corte de botinas, que les sufraga lo imprescindible. De ah¨ª que hayan empe?ado lo superfluo, a veces tan principal. por ejemplo, los mantones de manila en la noche del 14 de agosto. Es un descr¨¦dito no lucirlos en la verbena de la Paloma, ?qu¨¦ dir¨¢n los vecinos? pero el ingenio suple la falta de recursos: Casta y Susana arreglan unos trajes antiguos, los planchan y quedan aceptables. 'Visten de chulas, pero con decencia', matiza don Ricardo de la Vega al introducirlas en su sainete.
Extra?an las galas veraniegas de Casta y Susana en el mes de febrero, pero la empresa del teatro apolo no ofrece otras fechas para representar el sainete de don Ricardo de la Vega. Son fechas improvisadas, explican, lo que hace promover el estreno 'deprisa y corriendo' Ruperto Chap¨ª no ha querido poner m¨²sica al sainete y Tom¨¢s Bret¨®n ha aceptado el encargo. En menos de un mes, ha inventado 12 n¨²meros musicales y un preludio. Tom¨¢s Bret¨®n es hombre de prestigio en la ¨®pera, no en la zarzuela. El fundador de la zarzuela moderna, Francisco Asenjo Barbieri, que se est¨¢ muriendo en su casa de la plaza del rey, muy cerca de donde se va a estrenar la obra de Bret¨®n, no lo estima como compositor. dice de ¨¦l, musicalmente hablando, 'que no ti¨¦ ropa'.
Pero quienes han asistido a los ensayos de la verbena de la Paloma tararean alg¨²n n¨²mero -'china-n¨¢'- o recitan alguna frase -'?d¨®nde vas con mant¨®n de manila?'-. Tan contagioso es su entusiasmo que el d¨ªa del estreno un espectador paga 50 pesetas por la butaca que cuesta 75 c¨¦ntimos. Esa expectaci¨®n deslumbra a los actores: Casta, que es m¨¢s caprichosa que su hermana, piensa que, de tener ¨¦xito con la obra, se procurar¨¢ lo que m¨¢s le gusta, esos brillantes que ella llama anillos de pedrusco. ?No habr¨¢ un hombre en madrid que se los consiga por su cara bonita y por su cuerpo serrano?
Cerca de donde viven las hermanas, posee una botica un setent¨®n pegajoso. El anciano las frecuenta y agasaja: desempe?a sus mantones de manila, las invita a copitas y churros y a paseos en sim¨®n. El anciano no dice cu¨¢l de las dos hermanas prefiere, y Casta anda contrariada, sin una triste alianza con la que presumir. Peor lo lleva Susana, porque est¨¢ saliendo con un chico que la tiene 'pudrida y achicharr¨¢', y s¨®lo por hacerle pagar tanta pelea de novios le ha dicho que ir¨¢ a la verbena de la Paloma con el viejo boticario, y no con ¨¦l.
Susana vive de fiado, pero Casta no, porque el boticario la mantiene. Cuando ¨¦ste enferma, Casta se retira de los escenarios para cuidarlo, a cambio de una promesa de matrimonio que no se cumple. Con un anillo en cada dedo, Casta presta dinero a toda la vecindad, pero a su hermana se lo regala. Alguien va con el chisme al boticario, y cuando Susana visita a Casta para pedirle ayuda, Casta le expone la verdad de la vida. Desde entonces Susana no se abre la blusa ante el carnicero porque el boticario paga mejor. En el cuadro de Susana y los viejos, dos ancianos cortejan a una muchacha. En el sainete de La verbena de la Paloma, dos mozas seducen a un setent¨®n. Al p¨²blico le repugna que los viejos obtengan el amor de las j¨®venes. Pero, s¨®lo a fuerza de caricias, Casta y Susana acaban con el boticario y le heredan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.