A la mayor gloria de Ferrari
Barrichello (1?) y Schumacher (2?) dan a la escuder¨ªa italiana el t¨ªtulo mundial por equipos
Dadivoso ¨¦l, Michael Schumacher mostr¨® su cara m¨¢s amable y alegr¨® el corazoncito de su compa?ero de Ferrari, Rubens Barrichello, tan abnegado, tan obediente, tan al servicio del jefe, como una forma de agradecerle los muchos servicios prestados. Gan¨® Barrichello en Hungr¨ªa, escoltado por el cinco veces campe¨®n del mundo, quien en los m¨¢s de 100 minutos que dur¨® la carrera no amenaz¨® ni una sola vez con adelantar al brasile?o, cuya victoria, junto al segundo puesto del alem¨¢n, dieron a Ferrari el Campeonato del Mundo de marcas, t¨ªtulo que consigue por duod¨¦cima vez.
Le van a la escuder¨ªa italiana estos golpes de efecto, estos paseos, estas demostraciones de poder. Le va eso de gritarle al mundo que es la perfecci¨®n hecha equipo de F¨®rmula 1 y que, detr¨¢s de Schumacher, est¨¢ Barrichello, capaz tambi¨¦n de ganar a lo grande. Todo est¨¢ controlado por el ojo inmenso de Ferrari, que elige qui¨¦n gana, c¨®mo, d¨®nde y a qu¨¦ hora.
Campe¨®n Schumacher hace ya tiempo, Ferrari se ha planteado otros retos. Uno, conseguido ayer, el citado Mundial de constructores. Otro, que Barrichello alcance el subcampeonato, que haya doblete, que mire el aficionado la clasificaci¨®n final y le deslumbre su color rojo.
Para el resto quedan las migajas, que habitualmente le caen al equipo Williams, otrora tan amenazante: 'Si gana Schumacher, detr¨¢s estaremos nosotros', dec¨ªan hace unos meses. Pues no. Detr¨¢s de Schumacher est¨¢ Barrichello. Y detr¨¢s de Ferrari, Ferrari. Al menos, a d¨ªa de hoy. Sin duda, a ello ayuda el papel de Juan Pablo Montoya, un piloto fant¨¢stico que, sin embargo, est¨¢ viviendo un a?o tormentoso.
Montoya protagoniz¨® ayer la imagen de la jornada. Porque fue ponerse el sem¨¢foro en verde y ver el hombre, que arrancaba desde el cuarto puesto de la parrila de salida, c¨®mo su coche no le respond¨ªa y por su izquierda le adelantaban tres corredores sin despeinarse. El Jordan de Giancarlo Fisichella, el Sauber de Felipe Massa y el Renault de Jenson Button se colaron por el agujero que dej¨® el colombiano. Un seiscientos parec¨ªa el Williams de Montoya, que, cuando respondi¨®, era el s¨¦ptimo en liza.
Ya entrado en desgracias, Montoya tuvo que aguantar durante muchos minutos el acoso de Kimi Raikkonen (McLaren), que le plante¨® un duelo espectacular saldado a favor del finland¨¦s. Ocurri¨® en la vuelta 24?, cuando Montoya era el s¨¦ptimo y su monoplaza se sali¨® del asfalto. Raikkonen intent¨® rebasarle, durante unos metros ambos circularon en paralelo y, al final, se produjo el adelantamiento y Montoya volvi¨® al c¨¦sped, lo que le oblig¨® a acudir a los boxes a adecentar su veh¨ªculo.
Mientras tanto, lejos de all¨ª, Barrichello y Schumacher segu¨ªan a lo suyo. Vuelta r¨¢pida para uno, vuelta r¨¢pida para otro; Schumacher que se acerca un poco, que viene, que viene..., que no viene. Schumacher que levanta el pie del acelerador porque no hay que correr riesgos en un circuito en el que adelantar es una heroicidad, convertido en una r¨¦plica en feo y sin calles del de Montecarlo y, sobre todo, porque las ¨®rdenes son que le toca ganar a Barrichello, tan golosa como es para Ferrari la segunda plaza de la clasificaci¨®n general.
Gan¨® Barrichello, como estaba mandado; segundo fue Schumi y tercero su hermano Ralf. En la 13? posici¨®n lleg¨® Pedro de la Rosa (Jaguar), que intent¨® lo imposible: rebasar a alguien. Dijo despu¨¦s que hab¨ªa sido una de sus carreras m¨¢s aburridas. Tiene raz¨®n. En Hungr¨ªa, como en tantos sitios, los ¨²nicos que se divirtieron vest¨ªan de rojo Ferrari.
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