Viva la anestesia
'Soy el hombre superficial m¨¢s culto del mundo', dijo un d¨ªa a Jung uno de sus pacientes, orgulloso de haber logrado conciliar dos cosas en apariencia incompatibles. Pero tambi¨¦n a los cuerdos nos vuelven locos las contradicciones. En los circos antiguos sol¨ªan exhibir a un se?or de estatura normal (la de Bush, pongamos por caso), del que el jefe de pista aseguraba que se trataba de un enano gigante tra¨ªdo de las ant¨ªpodas. Recuerdo que los ni?os nos mir¨¢bamos confundidos por aquel disparate l¨®gico que no era m¨¢s que un anticipo de la vida. A?os m¨¢s tarde, cuando le¨ªmos la afirmaci¨®n de Monterroso seg¨²n la cual los enanos tienen un sexto sentido para reconocerse en p¨²blico, me pregunt¨¦ si Bush ser¨ªa capaz de distinguir a simple vista a la gente de su estatura, aunque, a juzgar por los compa?eros de foto que elige en las cumbres, quiz¨¢ s¨ª. Tenemos, en fin, una pasi¨®n inexplicable por el contrasentido, de ah¨ª la invenci¨®n del muerto viviente, del pollo sin colesterol, de las aceitunas sin hueso, de los peces sin espina o de los melocotones sin piel.
Si Dios juega a los dados con los ¨¢tomos, el hombre juega a la ruleta rusa con las palabras. Las arroja sobre el tapete y, si salen juntas gusano y vertebrado, ya no para hasta conseguir una lombriz con espina dorsal.
En EE UU acaban de fabricar un rat¨®n transg¨¦nico que, aunque castrado, tiene la espalda llena de test¨ªculos productores de semen de cabra. Pero las barbaridades que hacemos ahora con la biolog¨ªa llevamos siglos haci¨¦ndolas con la gram¨¢tica. En realidad, somos el resultado de nuestros aciertos y desaciertos verbales. Si Dios juega a los dados con los ¨¢tomos, el hombre juega a la ruleta rusa con las palabras. Las arroja sobre el tapete y, si salen juntas gusano y vertebrado, ya no para hasta conseguir una lombriz con espina dorsal; si salen trabajo y basura, inventa las empresas de trabajo temporal. Monstruosidades, que no falten. Ah¨ª tienen ustedes la democracia cristiana, la m¨²sica militar, el mercado libre, la luz negra, la fusi¨®n fr¨ªa, el pensamiento ¨²nico, la aldea global, la cirug¨ªa indolora, la ardiente oscuridad, la lluvia ¨¢cida, la contabilidad creativa, la econom¨ªa real y el capitalismo popular.
Pero, entre los productos transg¨¦nicos m¨¢s sorprendentes de ahora mismo, hay que destacar el del dato sin informaci¨®n. Se trata, en efecto, de un dato con el sabor, el olor y la textura de un verdadero dato, aunque manipulado de tal modo que no lleva dentro referencia alguna. De ah¨ª que sea un dato inh¨¢bil: no engorda, pero tampoco alimenta. Si alimentara, usted y yo ser¨ªamos m¨¢s sabios que Salom¨®n, pues no hacemos otra cosa que administrarnos datos a mansalva (qu¨¦ rayos querr¨¢ decir mansalva). Nos despierta la radio con datos, leemos peri¨®dicos cuyas p¨¢ginas est¨¢n llenas de datos, y completamos la dieta con los datos de colores de la tele. Si los datos fueran tan saludables para la cabeza como el yogur desnatado para el cuerpo, ser¨ªamos arist¨®cratas del pensamiento. Pero no somos nada porque la particularidad del dato transg¨¦nico es la de pasar por la conciencia sin romperla ni mancharla; es decir, que no nos enteramos.
Degusten, por cortes¨ªa de la casa, algunos datos tomados al azar: s¨®lo en Madrid, y con las dos viejitas que acaban de aparecer, han fallecido en lo que va de a?o 68 ancianos abandonados a su suerte. Cuando la polic¨ªa, alertada por el mal olor, llega a las viviendas, ya llevan dos semanas, o dos a?os, descomponi¨¦ndose en el pasillo, o en el dormitorio. O sea, que han muerto como perros, por emplear una expresi¨®n antigua que en el verano recobra todo su vigor. No sabemos cu¨¢ntos pisos hay ahora mismo habitados por cad¨¢veres de ancianos solitarios en ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona, pero seguro que la cantidad se podr¨ªa expresar ya en porcentajes. El porcentaje es el dato transg¨¦nico por excelencia, pues no se te atraganta aunque el muerto sea tu padre. Otro dato: en el ¨²ltimo puente se han dejado la vida en las carreteras 65 personas. Los accidentes de tr¨¢fico contienen ya tan poca informaci¨®n que los peri¨®dicos no saben si darlos en Sociedad, Cultura o Espect¨¢culos. A veces, ni los dan.
M¨¢s a¨²n: acaban de morir dos mujeres, una quemada y la otra estrangulada, a manos de sus maridos, aunque Amina Lawal contin¨²a viva gracias a la lactancia, porque cuando el beb¨¦ comience con los potitos ser¨¢ enterrada hasta la cintura y apedreada hasta la muerte si no lo remedian los abajo firmantes.
?Nota usted malestar, dolor? ?Tiene n¨¢useas, v¨®mitos, mareos o sensaci¨®n de v¨¦rtigo? Desde luego que no. ?Por qu¨¦? Porque somos, como el paciente de Jung, las personas superficiales m¨¢s informadas del mundo. Viva la anestesia y arriba el rat¨®n-cabra.
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