Ancianos en soledad
El a?o pasado murieron en Madrid, solas en sus domicilios, 76 personas mayores de 65 a?os. En lo que va de a?o han muerto 53 y es posible que la cifra total en 2002 supere el centenar. Los n¨²meros pueden ser extrapolables a otras grandes ciudades espa?olas, donde cada vez hay m¨¢s ancianos que viven solos, por decisi¨®n propia o por circunstancias inevitables.
Lo m¨¢s doloroso de estos datos es la certeza de que muchas de estas personas pudieron haber sido ayudadas a tiempo para salvar sus vidas o que sufrieron largas agon¨ªas sin apoyo m¨¦dico o sin el consuelo de una compa?¨ªa amiga. Provoca verdadera irritaci¨®n saber que estos casos podr¨ªan ser evitados en su inmensa mayor¨ªa mediante unos simples sistemas de teleasistencia, extendidos en muchas ciudades del mundo. Se trata de dotar a las personas mayores que viven solas de una pulsera o colgante y de un dispositivo telef¨®nico especial que les permite ponerse en contacto inmediato desde cualquier punto de su casa con un sistema de ayuda. Una ca¨ªda o un desmayo pierden as¨ª su potencial asesino para convertirse en problemas m¨¦dicos tratables. El dispositivo, barato, sencillo y eficaz, permite tambi¨¦n, si se desea, el control telef¨®nico diario de esos ancianos.
Las cifras de teleasistencia siguen siendo en Espa?a rid¨ªculas. En Madrid, por ejemplo, de los 132.000 ancianos que viven solos, ¨²nicamente unos 16.000 disponen de ese dispositivo (de ellos, unos 10.000 financiados por el Ayuntamiento). Cada a?o, por estas fechas, nos escandalizamos de estas noticias, culpando a familiares de falta de humanidad, pero es un problema que tambi¨¦n compete a los servicios sociales municipales y que, adem¨¢s, tiene una r¨¢pida soluci¨®n. No se trata s¨®lo de ofrecer el servicio de manera te¨®rica en centros de la tercera edad o en las propias oficinas municipales, como se hace en la actualidad, sino de ir puerta a puerta por las casas de los ancianos que viven solos explic¨¢ndoles las ventajas del sistema y su gratuidad. Continuar como estamos, lament¨¢ndonos y culpando a los estragos de la sociedad moderna en la familia tradicional, es negligencia culpable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.