Brasil mira a octubre
La aprobaci¨®n por los aspirantes a la presidencia de Brasil del reciente compromiso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es un logro importante para la primera econom¨ªa de Latinoam¨¦rica y un tanto para el presidente Fernando Henrique Cardoso. Con su iniciativa de explicar a los candidatos lo que de verdad hay en los cajones de la mesa, ha cancelado la anomal¨ªa que supuso pactar un pr¨¦stamo de una magnitud formidable, 30.000 millones de d¨®lares, sin el aval expl¨ªcito de quien vaya a ser su sucesor en la jefatura del Estado.
El visto bueno al acuerdo -vale decir el acatamiento de la disciplina econ¨®mica, gane el que gane- deber¨ªa asegurar una transici¨®n tranquila tras las elecciones de octubre, las m¨¢s disputadas en tiempos recientes. Una quiniela que por el momento s¨®lo tiene dos aspirantes cualificados, centroizquierdistas ambos: Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el hist¨®rico fundador del Partido de los Trabajadores, que, despojado de sus antiguas veleidades marxistas, intenta por cuarta vez el asalto al poder, y Ciro Gomes, ex gobernador y ex ministro, segundo en los sondeos, que cultiva ahora un tono populista. El candidato gubernamental, Jos¨¦ Serra, aparece muy lejano en las intenciones de voto, salvo que el bombardeo televisivo con imposibles promesas, que acaba de comenzar, cambie su suerte.
El masivo apoyo del FMI ha estabilizado el real y llevado aire fresco a la agobiada econom¨ªa brasile?a. Supone un claro reconocimiento a la disciplina de los ¨²ltimos a?os, pese a que, al contrario que otros Gobiernos de la regi¨®n, el de Cardoso ha hecho una pol¨ªtica socialdem¨®crata, con inversiones altas en sanidad o educaci¨®n. No parece probable que su sucesor, pese a los equilibrios imprescindibles, se aleje mucho de ese camino. Pero el rescate organizado por el Fondo Monetario trata tambi¨¦n de proteger los intereses de los grandes bancos internacionales, que ya han anunciado su intenci¨®n de recortar su exposici¨®n en los mercados de deuda brasile?os.
La prueba de fuego de sus efectos reales se ver¨¢ tras los comicios. Los inversores no se f¨ªan ni de Lula ni de Gomes, pese a que ambos han dejado de lado ret¨®ricas radicales. La cuesti¨®n clave es si Brasil puede volver a despegar en serio despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de serias dificultades. El servicio de su abultada deuda -gran parte de esos 30.000 millones servir¨¢n para hacer frente a los pr¨®ximos vencimientos que los bancos no est¨¦n dispuestos a renovar- s¨®lo es posible con un crecimiento en¨¦rgico. Y para eso es imprescindible la confianza de los inversores en el nuevo Gobierno.
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