Tiempos que se avecinan
Mentir¨ªamos si dij¨¦ramos que el mundo se est¨¢ quieto mientras nosotros andamos de fiesta. El mundo se muestra especialmente activo este verano y amenaza con traernos muchas sorpresas, muchos inesperados revolcones, para el pr¨®ximo mes de septiembre. La prensa cansa, si uno sale de los suplementos dedicados a la Aste Nagusia.
Una inundaci¨®n recorre Europa, arrasando ciudades enteras, anegando un pa¨ªs tras otro, con met¨®dica constancia. Dos ni?as inglesas son asesinadas por desalmados imprecisos, en un crimen in¨²til que s¨®lo puede explicarse desde la depravaci¨®n mental. Garz¨®n y el Gobierno nacional corren que se las pelan, para ver qui¨¦n llega antes a la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Todo demasiado inquietante, no s¨¦, incluso ese intento de cient¨ªficos japoneses por clonar un mamut para alojarlo en un parque tem¨¢tico, una invenci¨®n que prefigura un futuro de pesadilla para la especie humana, convertida en marca de f¨¢brica y raza de dise?o.
Todo esto iba pensando ayer, mientras me dirig¨ªa, por la ma?ana, a comprar la prensa y tomar un caf¨¦ temprano. La ciudad iba despertando de su ¨²ltima locura, y por delante de m¨ª caminaba una chica alta y delgada ('como tu madre', seg¨²n dijo la canci¨®n) que no se resist¨ªa a mirarse en cada cristalera. Me asombra el narcisismo corporal, quiz¨¢s porque yo no dispongo de ninguna buena raz¨®n para su pr¨¢ctica, aunque bien me habr¨ªa gustado, sobre todo en la juventud. Acab¨¦ convencido de que la chica, a¨²n teni¨¦ndolos a pu?ados, no necesitar¨ªa admiradores: se bastaba y se sobraba para admirarse a s¨ª misma.
En el bar, los camareros ya han hecho parte de su uniforme el pa?uelo de fiestas bilba¨ªno, aunque para ellos el trapito signifique ¨²nicamente m¨¢s y m¨¢s duro trabajo. De pronto caigo en la cuenta de la m¨²sica ambiente y no puedo creerlo: se trata, en cruel sucesi¨®n, de todas las canciones ganadoras del festival de Eurovisi¨®n, un pupurr¨ª que recog¨ªa t¨ªtulos y grupos heroicos: Abba, Dana Internacional, Mocedades, incluso los ganadores de aquellas legendarias ediciones de nuestra infancia, cuando la tele era en blanco y negro y las ahora democr¨¢ticas multitudes jaleaban al Caudillo sin descanso, en muestra de su adhesi¨®n inquebrantable, que luego quebr¨® como si nada.
En efecto, duro el septiembre que se avecina, porque los chicos de Operaci¨®n Triunfo seguramente cosechar¨¢n m¨¢s ¨¦xitos y porque la ilegalizaci¨®n de Batasuna ya es un hecho cantado. Pero todav¨ªa puede haber m¨¢s cosas, m¨¢s sorpresas. Hay que recordar que nuestro presidente de Gobierno anunci¨® a bombo y platillo que iba a dedicar estas vacaciones en Menorca a leer las memorias de Winston Churchill. ?Qu¨¦ conclusiones pol¨ªticas habr¨¢ sacado nuestro ¨ªntimo cataloparlante de la lectura del viejo le¨®n ingl¨¦s? ?Anunciar¨¢ a primeros de mes que s¨®lo puede prometernos sangre, sudor y l¨¢grimas? Los problemas del Norte ?se ventilar¨¢n en una especie de nueva batalla de Inglaterra? ?Se negociar¨¢ nuestra suerte final en una nueva conferencia de Yalta? ?Qui¨¦n oficiar¨¢ de Stalin? ?Habr¨¢ un Roosevelt que nos venda como a infelices checos y polacos del 45?
Demasiadas preguntas para un d¨ªa de fiesta. Que Mari Jaia nos pille confesados y que el a?o pr¨®ximo, si regresa, nos coja a¨²n con ganas de farra. Aunque quiz¨¢s sea pedir demasiado, en este pa¨ªs de afanes imposibles.
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