Cumbre medioambiental de un planeta agobiado
Los l¨ªderes mundiales hablar¨¢n mucho de medio ambiente en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, que empieza ma?ana. La cuesti¨®n es si, tras su clausura, las buenas intenciones se plasmar¨¢n en pol¨ªticas eficaces o, como pas¨® con la de hace diez a?os en R¨ªo, apenas tendr¨¢n consecuencias para la salud del planeta.
Con todo, R¨ªo supuso que preocupaciones antes exclusivas de grupos sociales sin poder se integraran en las agendas y discursos de los l¨ªderes de los pa¨ªses desarrollados y en desarrollo. Y, m¨¢s importante, que muchos ciudadanos incorporasen el medio ambiente como algo que importa en sus vidas. La contaminaci¨®n, la explotaci¨®n desmedida de los recursos marinos, la desertificaci¨®n, el calentamiento global, la p¨¦rdida de especies, pero tambi¨¦n los incendios forestales, la calidad del aire, el vertedero vecino o incluso la recogida de pilas o la diferenciaci¨®n de residuos en la basura de casa son novedades impensables hace poco.
Ahora, la segunda cumbre de la Tierra, llamada R¨ªo+10 porque se quiere recuperar algo de la euforia de hace una d¨¦cada, se abre con tantas buenas intenciones como escepticismo de fondo. No es f¨¢cil pasar de un modelo de desarrollo que se sustenta en la desigualdad y la explotaci¨®n ilimitada de los recursos a otro m¨¢s solidario y respetuoso con la naturaleza. Pero tampoco lo fue convencer hace algunas d¨¦cadas a empresarios y administraciones de la necesidad de filtrar residuos o no verterlos a los r¨ªos o playas, y hoy parece algo obvio.
Los optimistas creen que, a la larga, el coste medioambiental y social de la actividad econ¨®mica estar¨¢ incorporado en las contabilidades de las empresas, y que los Gobiernos tendr¨¢n que tomar medidas efectivas de protecci¨®n del medio ambiente y de solidaridad internacional si no quieren recibir el castigo de sus electores. De momento, en Johanesburgo habr¨¢ una fuerte pugna entre quienes aspiran a obtener resultados concretos, con medidas espec¨ªficas, calendarios y compromisos para controlar que se cumple lo pactado, y quienes har¨¢n todo lo posible para que no haya compromisos concretos. A la cabeza de esa posici¨®n est¨¢ Estados Unidos, cuyo presidente, que no asistir¨¢ a la cumbre, acaba de proponer, como remedio para los incendios, talar bosques: algo as¨ª como recurrir al verdugo para acabar con el analfabetismo.
Once jefes de Estado y de Gobierno europeos han anunciado su asistencia, como se?al de la importancia que conceden al problema. No es el caso de Espa?a, cuyo presidente tampoco estar¨¢ en Johanesburgo -por 'problemas de agenda privada'- y cuya delegaci¨®n, encabezada por el ministro de Medio Ambiente, poco tendr¨¢ que decir en la arena internacional cuando en casa no ha sido capaz de elaborar y poner en marcha la Estrategia Espa?ola de Desarrollo Sostenible o el Plan Nacional del Clima. M¨¢s protagonismo tendr¨¢n las ONG, aut¨¦ntico Pepito Grillo de la conciencia medioambiental que pugna hoy por abrirse paso tambi¨¦n en la agenda de los pol¨ªticos.
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