BERTOLUCCI VUELVE AL PAR?S DE MAYO DEL 68
El director de 'El ¨²ltimo tango' regresa a la capital francesa para rodar 'The dreamers', una pel¨ªcula sobre el idealismo juvenil que pretende recuperar la suma de tres utop¨ªas: la pol¨ªtica, la sexual y la cinematogr¨¢fica
Bernardo Bertolucci ha rodado dos grandes pel¨ªculas en Par¨ªs: El conformista (1971) y El ¨²ltimo tango en Par¨ªs (1972). Ahora vuelve a la capital francesa con The dreamers (Los so?adores), un rodaje que le permite ocupar la Facultad de Medicina de la Sorbona y llenarla de nuevo de banderas rojas y pintadas reclamando que la imaginaci¨®n tome el poder y poniendo a los j¨®venes bajo la advocaci¨®n conjunta de Mao, Marx y Trotski. La historia la produce Jeremy Thomas y est¨¢ basada en una novela de Gilbert Adair. Sus protagonistas son Eva Green, Louis Garrel y el estadounidense Michael Pitt.
'Quer¨ªa rodar una tercera parte de Novecento, la historia de Italia de 1945 hasta nuestros d¨ªas, pero me pareci¨® que es una ¨¦poca a la que le faltan las columnas en que se sosten¨ªa Novecento, que no son otras que la pasi¨®n pol¨ªtica y la fe en las utop¨ªas'. Y esas columnas las encontr¨® en Mayo del 68. 'Los j¨®venes de hoy no saben lo que fue aquello porque sus padres no se lo han explicado. El potencial de esperanza del periodo se ha desvanecido y los padres se callan porque viven Mayo del 68 como un fracaso, cuando no lo fue'.
'Quiero recordarles a los j¨®venes que la historia del cine empez¨® hace m¨¢s de cien a?os'
Bertolucci rueda un plano complicado, que une la descripci¨®n del decorado al drama individual y al debate colectivo. Todo en un solo movimiento de gr¨²a. 'Se trata de una coreograf¨ªa, de jugar con el movimiento de la c¨¢mara, del grupo y de los protagonistas, de pasar de lo alto de la gr¨²a a un seguimiento con steadycam sin necesidad de corte alguno'. La m¨²sica que sirve de fondo a ese peculiar ballet es una canci¨®n republicana de la guerra civil espa?ola. 'Era algo que entonces escuch¨¢bamos con emoci¨®n', recuerda. Medio en broma, cuenta que uno de sus deseos no satisfechos ser¨ªa 'rodar un musical, adaptar todo el movimiento de c¨¢mara y montaje a una m¨²sica y luego, una vez acabado el montaje, quitarle la m¨²sica. Estoy convencido de que el espectador no la echar¨ªa en falta, que el ritmo y la emoci¨®n estar¨ªan ah¨ª'.
Para el escritor Gilbert Adair, 'la historia tiene un ruido de fondo que va creciendo, que va tomando importancia. Primero son algunos gritos, luego la presencia en la calle de los coches de polic¨ªa, m¨¢s tarde ser¨¢n las pintadas, hasta que la peripecia de los tres protagonistas estalla en la calle'. El novelista permanece junto a Bertolucci para adaptar los di¨¢logos a las exigencias del decorado o a la manera de hablar del actor. 'Bernardo ve la pel¨ªcula como un organismo vivo, que no cesa de transformarse hasta el d¨ªa de la proyecci¨®n'. El cineasta asiente: 'Necesito guiones muy precisos para poderme tomar libertades con ellos, para dejarme llevar por el viento de la inspiraci¨®n. Soy un servidor de la pel¨ªcula, alguien que ayuda a que el relato tome forma. Hay que estar abierto al azar, a la realidad, que siempre acaba ganando. Nada hay que m¨¢s me agrade que esos momentos en que el sol sale de improviso e ilumina decorado y actores'.
Para Adair, Mayo del 68 'es la suma de tres utop¨ªas: la pol¨ªtica, la sexual y la cinematogr¨¢fica'. El productor Jeremy Thomas quiere matizar el alcance pol¨ªtico del proyecto y dice que 'The dreamers no es una pel¨ªcula sobre Mayo del 68, sino sobre el idealismo juvenil que lo inspir¨®'.
A Bertolucci le gusta reescribir la historia, y por eso asegura que 'todo comenz¨® el d¨ªa en que Andr¨¦ Malraux, ministro de Cultura, quiso destituir a Henri Langlois como director de la Filmoteca. Los cineastas salieron a la calle, la polic¨ªa arremeti¨® contra Truffaut y Godard y dos semanas m¨¢s tarde los estudiantes tomaban la calle. Los cineastas fueron los precursores del movimiento'. Pero niega cualquier nostalgia en su planteamiento. 'Es verdad que en el gui¨®n est¨¢ previsto que haya una voz en off que recuerda la ocurrido, pero ese hablar del pasado no implica nostalgia. Adem¨¢s, el presente, el a?o 2002, no se ve nunca, y tampoco estoy tan seguro de que al final, ante la moviola, conserve la voz en off'.
La pasi¨®n cin¨¦fila de Bertolucci queda satisfecha cuando en el plat¨® recibe la visita inesperada de Anna Karina. De inmediato imagina c¨®mo adaptar el plano para que ella pueda aparecer en la pel¨ªcula, y que sea como un gui?o de complicidad. 'Ella era la musa de Godard y uno de los iconos de Mayo del 68. Los tres protagonistas de The dreamers visitan el Louvre s¨®lo para batir el r¨¦cord de visita r¨¢pida que ten¨ªan Anna Karina, Claude Brasseur y Sami Frey en Bande a part, que era de 9 minutos y 45 segundos. Lo mejoran en 20 segundos'. El director italiano recuerda divertido que cuando comenz¨® a hacer cine hablaba a todo el mundo, incluidos los periodistas italianos, en franc¨¦s, porque, 'para m¨ª, era el idioma del cine'. Su amor por el cine es 'omn¨ªvoro, goloso de todo tipo de pel¨ªculas'. Y quiere que en The dreamers aparezcan insertados planos de obras que respeta. 'Da igual que sean de Hawks o de Ford, de Bu?uel o de Mizoguchi. Depender¨¢ del precio de los derechos. No pretendo hacer una relaci¨®n exhaustiva de mis amores, sino recordarles a los j¨®venes que la historia del cine empez¨® hace m¨¢s de cien a?os y ha dado muchas obras maestras en maravilloso blanco y negro'. Adair asiente: 'Hay quienes creen que todo arranca con Pulp fiction'. Y a?ade que 'la historia entre los tres protagonistas tambi¨¦n arranca en la filmoteca, es all¨ª donde se conocen'.
Uno de los actores, Louis Garrel, es hijo de Philippe Garrel, cineasta situacionista que comenz¨® su carrera de ni?o prodigio de la revoluci¨®n precisamente gracias al director de la Filmoteca, Langlois. 'Los hemos elegido por su edad y porque necesit¨¢bamos que los dos franceses hablasen tambi¨¦n correctamente en ingl¨¦s', dice Bertolucci. 'En el fondo, la peripecia que viven es la de los personajes de Henry James, la del cl¨¢sico estadounidense ingenuo, fascinado por Europa, por la complejidad de su cultura e historia, que se quema las alas al entrar en contacto con su civilizaci¨®n'. Adair precisa que 'eso vale tambi¨¦n para la relaci¨®n entre los tres, que es un juego de poder, celos y seducci¨®n en que los v¨¦rtices del tri¨¢ngulo no paran de moverse'.
La rebeli¨®n estudiantil del mayo parisino tuvo eco en medio mundo. 'La manifestaci¨®n antimundialista de G¨¦nova prueba que el esp¨ªritu puede resucitar, que el viento de la utop¨ªa puede soplar de nuevo', pero, de momento, los chisporroteos no provocan ning¨²n incendio. 'Mayo del 68, en Gran Breta?a, se tradujo en un movimiento de transformaci¨®n de las costumbres y la moda; en Estados Unidos acentu¨® las protestas contra la guerra en Vietnam; en Italia dio paso a la izquierda proletaria... En toda Europa los j¨®venes protestaron reclamando otro mundo'. Adair constata que 'el cine franc¨¦s apenas ha tratado Mayo del 68 de manera directa. Louis Malle se refiere a los hechos en Milou en mayo, pero lo hace situando la acci¨®n en el campo, entre una familia que no encuentra sepultureros porque todo el pa¨ªs est¨¢ en huelga'. Bertolucci sigue so?ando, aunque a veces los sue?os se transforman en pesadillas: 'A veces me parece ver un futuro en el que Berlusconi es recibido en toda Europa como una persona decente'.
No acepta que la utop¨ªa libertaria de Mayo del 68 se haya transformado en realidad publicitaria, que los lemas situacionistas sirvan ahora para anunciar zapatillas deportivas. 'El desenga?o actual, con un centro-derecha intercambiable con el centro-izquierda, es fruto del hundimiento del socialismo real, de que fuese imposible mantener el espejismo atractivo de una sociedad alternativa en funcionamiento. Ninguna utop¨ªa resiste ese choque'.
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