'SIN UTOP?A, LA VIDA NO TIENE ATRACTIVO'
Un hombre tan aficionado a los n¨²meros no pod¨ªa dejar de marcarse un reto as¨ª: lleva 478 partidos como entrenador en la Primera Divisi¨®n y dice que su gran meta es llegar a los 500 con el Deportivo. 'As¨ª me situar¨ªa el tercero de la historia, detr¨¢s de dos grandes maestros como Luis Aragon¨¦s y Miguel Mu?oz', afirma Javier Irureta, quien, a sus 54 a?os, inicia su quinta temporada como t¨¦cnico del Deportivo, la etapa m¨¢s exitosa de su carrera y de la historia del club gallego.
Irureta defiende que el f¨²tbol ha cambiado tanto que se necesitan nuevas reglas y nuevas mentalidades. Est¨¢ empe?ado en cumplir una especie de utop¨ªa colectivista: lograr un grupo amplio y fuerte que se imponga al brillo individual de los grandes astros.
'Valer¨®n es un pasador fant¨¢stico, aunque en corto. Si lo retrasas diez metros, le falta el pase largo'
Pregunta. Hay quien dice que su equipo est¨¢ incluso demasiado bien para la pretemporada.
Respuesta. No es para tanto. Hombre, nos conocemos bien y eso nos ayuda. Pero f¨ªsicamente a¨²n nos falta bastante.
P. Aparte del f¨ªsico, ?en qu¨¦ deben mejorar todav¨ªa?
R. En la estrategia. Un equipo como el nuestro tiene que sacar m¨¢s de ese tipo de jugadas. Tambi¨¦n debemos mejorar la definici¨®n y, por supuesto, no recibir tantos goles como el a?o pasado. Con menos goles en contra, probablemente habr¨ªamos sido campeones.
P. Lo que no van a cambiar nada son las rotaciones entre casi toda la plantilla.
R. Tengo muy claro que no hay ning¨²n futbolista que sea superior a otro en todas las facetas del juego y en todos los momentos de los partidos. A veces estamos con la mentalidad de hace 30 a?os, cuando en el f¨²tbol a¨²n no estaban permitidos los cambios. Ahora lo fundamental es manejar un grupo de jugadores seg¨²n un momento determinado; no s¨®lo con los tres cambios en cada partido, sino con la plantilla de la que dispones a lo largo de una temporada muy larga. Las exigencias son cada vez mayores y ¨¦sta es la ¨²nica forma de hacerles frente. Me han invitado a Ginebra a una reuni¨®n de entrenadores y voy a sugerir que, por lo menos, se estudie la posibilidad de autorizar cuatro cambios siempre y cuando uno de ellos sea el del portero.
P. O sea, que si a usted le permitiesen hacer cinco o seis cambios por partido los har¨ªa.
R. Con alg¨²n condicionante, pero s¨ª. Por ejemplo, habr¨ªa que evitar que los cambios provocasen muchas interrupciones en el juego. Pero eso se podr¨ªa arreglar dejando un par de sustituciones para el descanso. Es la ¨²nica manera de mantener la intensidad durante todo el encuentro.
P. Eso tira por tierra el viejo dogma de que la alineaci¨®n de los grandes equipos se recita de memoria.
R. Pero eso es de hace muchos a?os, de cuando no se pod¨ªan hacer cambios [recita las alineaciones del Athletic de Bilbao de finales de los 50 y del Inter de los primeros 60]. Ahora los jugadores pueden afrontar casi 60 partidos por temporada.
P. Con tantas variaciones es dif¨ªcil que el funcionamiento del grupo no se resienta.
R. ?sa es la clave, que haya una din¨¢mica de grupo y que no se rompa por que falte uno u otro. Este equipo, antes de que llegaran Valer¨®n y Trist¨¢n, gan¨® la Liga; sin Donato, gan¨® la Copa; sin Djalminha, gan¨® partidos muy importantes...
P. ?Y los jugadores lo han asumido?
R. En un porcentaje elevado, s¨ª. Yo tambi¨¦n he sido jugador y s¨¦ que lo que buscas primero es tu beneficio personal. Pero hay que luchar un poco contra ese ego. Prefiero tener cinco jugadores que me marquen seis goles por temporada y no depender de uno que hace 25. Necesitamos introducir poco a poco una nueva cultura. La gente no es permeable a las modificaciones y, si le dices estas cosas, te responden: 'Esto no es baloncesto'. Ya, pero el f¨²tbol tiene que adaptarse a los tiempos.
P. Que jueguen todos los de la plantilla es un arma de doble filo: puede que est¨¦n todos contentos o todos cabreados.
R. No van a jugar todos. En una plantilla de 25, el grueso deben formarlo unos 18 o 19. Y luego hay otros que tendr¨¢n sus oportunidades. Pero yo no lo hago por tenerlos contentos, sino porque lo requiere la intensidad de la competici¨®n.
P. ?No es un poco ut¨®pico creer que el futbolista sacrificar¨¢ su ego sin provocar conflictos?
R. Sin utop¨ªa, la vida no tiene atractivo. S¨¦ que es dif¨ªcil, pero a nosotros nos ha ido bien as¨ª y los jugadores han de tenerlo claro: nadie es tan importante como para anteponerse al grupo.
P. Y usted tiene que tragarse algunos sapos.
R. S¨ª, s¨¦ que, cuando nos vaya mal, vendr¨¢n los ventajistas, que antes estaban callados, a decir que las rotaciones son un fracaso.
P. Me refiero tambi¨¦n a lo ocurrido con Djalminha, que, despu¨¦s de que intentara pegarle, sigue en el equipo.
R. Fue una situaci¨®n desagradable, pero est¨¢ superada. No puedes estar pasando factura permanentemente: o lo limpias o lo aceptas. ?l reconoci¨® ante la plantilla que hab¨ªa actuado mal y yo le perdon¨¦. Y el equipo, que estaba en un momento delicado, gan¨® los dos ¨²ltimos partidos de la Liga y cumpli¨® el objetivo de ser segundo. S¨¦ que su genio conflictivo puede saltar en cualquier momento, pero es un riesgo m¨¢s.
P. Con Valer¨®n en estado de gracia, lo va a tener complicado para jugar.
R. El que se beneficia es el equipo. Con Valer¨®n he tenido varias charlas para decirle que un hombre que juega por detr¨¢s del delantero ha de tener m¨¢s gol. Si sale Djalminha y hace un gol y otro y otro... Valer¨®n deber¨¢ sentarse. Yo quiero mucho a Valer¨®n, es un chico excelente, pero no puedo tener preferencias.
P. Que jueguen los dos no es f¨¢cil.
R. Conmigo lo han hecho alguna vez, pero tengo que atrasar a uno de ellos. Valer¨®n es un pasador fant¨¢stico, aunque en corto. Si lo retrasas unos diez metros, le empieza a faltar el pase largo. Djalma s¨ª lo tiene, pero, si lo pones m¨¢s abajo, a la hora de recuperar la pelota y todo eso, pierdes cosas. No digo que no puedan jugar juntos, pero depende del momento.
P. ?Por qu¨¦ Valer¨®n juega peor en la selecci¨®n?
R. Quiz¨¢ aqu¨ª tenga un h¨¢bitat m¨¢s natural. Se siente querido por los compa?eros y tiene buenos amigos, como Manuel Pablo, al que conoce desde chico. Necesita estar rodeado de gente que lo entienda dentro y fuera del terreno de juego.
P. Se nota en el equipo cierta obsesi¨®n por la Liga de Campeones. ?No puede resultar peligrosa?
R. Se siente eso, s¨ª, incluso entre la gente de la calle. Y quiz¨¢s a¨²n nos falte algo para meternos en esa competici¨®n. Me refiero a que se nos considere aspirantes a ganarla, a que te respeten los ¨¢rbitros, a que vaya el p¨²blico contigo a los desplazamientos como los equipos de las grandes ciudades... Lo tenemos que ir haciendo poco a poco, porque la historia pesa mucho y los rivales son fort¨ªsimos. Para ganar, por ejemplo, al Bayern en el estadio Ol¨ªmpico de M¨²nich hay que ser muy buen equipo. Tenemos que pensar que lo importante es la Liga. Es el sustento diario, el pan y la mantequilla, como dec¨ªa John Toshack. Y luego, si nos podemos dar un gran postre, pues... mejor.
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