Jugadores de ventaja
Jugar con las cartas marcadas no suele estar bien visto por los dem¨¢s componentes de la partida, a pesar de lo cual se han hecho grandes fortunas por este sistema, que presenta como ¨²nica desventaja la posibilidad de que se descubra al tramposo.
Parece ser que en el orbe taurino no existe tal temor, a juzgar por la profusi¨®n de se?ales que se a?aden a la baraja. Tenemos el caso de El Juli, terminal torero conectado a una caja registradora, que, en los ¨²ltimos tiempos, ha puesto en marcha una nueva t¨¦cnica para matar, consistente en iniciar un incipiente cuarteo hacia la izquierda para, una vez salvado el pint¨®n derecho, volcarse sobre el morrillo limpiamente, pero sin pasar por el fielato. La estocada queda algo trasera, un poco atravesada o ligeramente desprendida, y el toro sumamente afectado. El respetable ni se lame.
Zalduendo / Ponce, Juli, Barrera
Toros de Zalduendo, al 4? se le dio la vuelta al ruedo. Enrique Ponce: dos pinchazos, media trasera, -aviso perdonado-, descabello (ovaci¨®n); -aviso- tres pinchazos, media tendida, cinco descabellos (vuelta). El Juli: pinchazo, estocada atravesada, descabello (oreja); estocada desprendida (oreja), sali¨® a hombros. Antonio Barrera: dos pinchazos, dos descabellos (vuelta); dos pinchazos, incontables descabellos -aviso- (ovaci¨®n).Plaza de Almer¨ªa, 27 de agosto, 3? de abono. Lleno.
Los de torear hacia afuera es ya trampa aceptada. Ponce y Juli, figuras, no hicieron otra cosa y Barrera, que no es figura pero se comporta como si lo fuese, dio un concierto con tanto pico como sus compa?eros, a la misma distancia y, si acaso, un poco m¨¢s lejos.
Tampoco vale hablar de afeitados, por ejemplo, el primero de Ponce que yo no digo que estuviera afeitado, pero que le faltaba medio pit¨®n por cada lado. Se comprende que se lo habr¨ªa dejado en alg¨²n sitio, tan despistadillo el pobre.
Consciente Ponce de que los fuegos artificiales de la primera mitad no pod¨ªan repetirse, aprovech¨® la bondad y el ritmo del cuarto para dominar de principio a fin en una faena que no s¨®lo lleg¨®, sino que trep¨® por los tendidos. Siendo exigente, habr¨ªa que censurarle el torear a distancia con el pico, sin ce?irse jam¨¢s y apenas manteni¨¦ndose en el sitio. Lo de inventarse un indulto inmerecido fue otra trampa tosca, ladina, simplemente para evitar los pinchazos que despu¨¦s se sucedieron. Cant¨® la gallina.
El Juli, en el quinto, no nos record¨® la casta, ni las ganas de lucha que exhibi¨® en mejores momentos.
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