El Ballet de Mosc¨² abarrota el Conde Duque
Anteayer se registr¨® un lleno total en el Cuartel del Conde Duque para ver el segundo programa del Ballet de Mosc¨², compuesto por El p¨¢jaro de fuego y una suite de La bella durmiente. El director, Timour Faiziev, ha reelaborado la coreograf¨ªa de Fokin sobre la partitura de Stravinski, con un vestuario y decorados muy a la rusa, eficaces en la medida que las condiciones del aire libre permite apreciarlos; el problema es el n¨²mero de bailarines. Faiziev ha reducido la plantilla al m¨ªnimo, y es as¨ª que ¨¦ste ha sido un P¨¢jaro de fuego sin el ¨¢rbol de las manzanas de oro, sin guerreros encantados ni otros elementos que son los que dan sabor a la pieza. Irina Trotsik hizo una potente recreaci¨®n del ave m¨ªtica y Denis Muruek fue el mejor con sus potentes saltos.
En la segunda parte, La bella durmiente dej¨® su mejor impresi¨®n en el pas de deux de El p¨¢jaro azul, con Tatiana Vesuchenko y Roman Shuparski; el Hada de las Lilas volvi¨® a ser Trotsik y los protagonistas (Princesa Aurora y Pr¨ªncipe Desir¨¦e) mantuvieron cierta correcci¨®n dentro de un montaje discreto. La coreograf¨ªa de Petipa exige en sus figuras y en su rigor solista de bailarines un perfil espec¨ªfico que el Ballet de Mosc¨² no cubre. La funci¨®n qued¨® deslucida por un accidente el¨¦ctrico en el minuto final que dej¨® la escena a oscuras. La apoteosis de La bella se bail¨® con la luz de sala.
?sta es la tercera (o cuarta, creo) agrupaci¨®n moscovita que vemos bajo estas siglas. Recordemos el Ballet Cl¨¢sico de Mosc¨², el Ballet del Kremlin, el Ballet Stanislavski, que tienen un repertorio consolidado; se nota que ¨¦ste es un conjunto de batalla y eso resiente la presentaci¨®n de grandes cl¨¢sicos.
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